Los tonos van del triunfalismo poético a la honradez descarnada, pero los medios coinciden en que la pelota en Cuba tiene que salir de su concha.
En diversidad de tonos, las páginas deportivas de la prensa oficial cubana reconocen este martes que la debacle de la novena de Villa Clara en el regreso de Cuba a las Series del Caribe de béisbol, con tres abrumadoras derrotas en tres juegos, representa, más que el desempeño decepcionante de un equipo, la progresiva declinación de la pelota cubana.
GRANMA: ¿DE ORUGA A MARIPOSA O VICEVERSA?
Granma, el órgano del Partido Comunista, caracterizado por su triunfalismo, aún espera que el vapuleado plantel anaranjado llegue a las semifinales del evento regional celebrado en Isla Margarita, Venezuela, una expectativa que basa en una virtual alineación de los planetas: “Si los Naranjas le ganan hoy a Puerto Rico, este cae mañana ante Venezuela y la República Dominicana alcanza un triunfo más; el jueves el primer lugar de la fase clasificatoria jugaría frente al monarca de la 52 Serie Nacional”.
Tras curarse en salud con una cita de Fidel Castro --por cualquier medida el principal obstáculo al desarrollo de los atletas cubanos en ligas profesionales extranjeras-- el enviado especial del “órgano”, Oscar Sánchez Serra, asegura que los esfuerzos (del gobierno) en el béisbol no se han traducido en resultados, y concede que en los tres partidos disputados, “afloró el lamentable déficit competitivo de la pelota cubana”.
El autor considera “oportuno señalar que no es Villa Clara el del problema o que el equipo y sus refuerzos nos hayan representado mal. Este conjunto y sus refuerzos o cualquier otro que hubiera venido, es la consecuencia de insuficientes métodos, podemos llamarlos esfuerzos sin resultados, como por ejemplo un calendario nacional con 16 equipos que exige poco al pelotero y a los directores, pues la calidad se dispersa”.
Serra cree que ubicar jugadores en ligas extranjeras, sería bueno, pero concede más importancia a organizar una serie nacional competitiva, concentrando el talento, para que cada juego haga expresar maestría a los jugadores.
El autor comenta que Cuba tiene la materia prima, y “ la prueba es que quienes juegan en esas ligas foráneas, muchos de ellos ahora oponentes, o en otra de nivel superior, son estrellas, solo cambiaron el escenario, pues el pedigrí, las herramientas, ya las tenían”.
Para cerrar, pese a declararse herido por los comentarios de colegas y de aficionados venezolanos (“parecen juveniles sin experiencia”; “ le había dicho a mis hijos que iban a ver lo que es jugar béisbol cuando vieran a los cubanos”; “ni siquiera los veo disfrutar el juego”), Serra asegura que no hay que avergonzarse de estos ratos amargos, porque (y cita un Saint-Exupery que suena más bien a Indio Naborí) la oruga se arrastrará "hasta volar como una bella mariposa".
JUVENTUD REBELDE: LA ISLA DE LAS PESADILLAS
Bajo este ambivalente título Raiko Martín, el enviado del segundo diario de más tirada en Cuba, dice que el retorno a la Serie del Caribe, a pesar del fiasco deportivo, ha generado ganancias.
"Sin dudas, una de las más cuantiosas es la oportunidad de abrir definitivamente los ojos y convencernos de que el mundo ha evolucionado tanto como el béisbol; que nos hizo mucho daño ignorar que todos los resultados conseguidos en torneos de primer nivel después de aquel subtítulo en el primer Clásico Mundial, eran señales de alerta para los siguientes naufragios.
“Compartir con varios colegas de naciones vecinas me ha permitido tener un concepto muy diferente de las ligas caribeñas (...).Me atrevo a decir que desde ahora nadie en la mayor isla antillana duda que son notablemente superiores a las actuales series nacionales”, dice Martín.
Y concluye que “la participación cubana en esta competencia y su desarrollo son las pruebas más irrefutables de las marcadas diferencias ‘filosóficas’ que existen entre el béisbol moderno y el que jugamos en nuestra amada tierra”.
OUT POR REGLA
Mucho más directo al grano es el comentario de Mayli Estévez Pérez en Vanguardia, el diario provincial de Villa Clara.
En Cuba, out por regla en la Serie del Caribe la autora señala que “lo primero es reflexionar acerca de que el Villa Clara es solo el reflejo de la pelota cubana. Béisbol estancado hace años en su misma salsa, buscando remiendos aquí y poniendo curitas acá, cuando la solución es simple: que los peloteros salgan a medirse, a madurar en otras ligas. Sin miedos a las palabras como profesionalismo, que es lo mismo que adquirir la máxima categoría en tu desempeño”.
Tras referirse al pobre rendimiento de los lanzadores e incluso de los refuerzos (“nada digno de justificar su inclusión en ese equipo”), Estévez considera que “la pelota cubana está sobrevalorada, y la Serie del Caribe, fue subestimada. Cuba hacía 54 años que no participaba, pero eso no era pretexto para asumir que no existía para los medios nacionales. Nunca más se transmitió un torneo de este tipo, ni en reposición”.
En su conclusión, la reportera de Vanguardia advierte que “esto apenas es un comienzo, duro reencuentro de Cuba con la realidad y con el lugar que ocupa su pelota en la región".
"Ojalá y, otra vez, quienes tienen que salvar a la pelota cubana, no cierren los ojos ante las verdades. La culpa no es de Villa Clara: apenas fue el chivo expiatorio de esta ocasión", termina diciendo.
GRANMA: ¿DE ORUGA A MARIPOSA O VICEVERSA?
Granma, el órgano del Partido Comunista, caracterizado por su triunfalismo, aún espera que el vapuleado plantel anaranjado llegue a las semifinales del evento regional celebrado en Isla Margarita, Venezuela, una expectativa que basa en una virtual alineación de los planetas: “Si los Naranjas le ganan hoy a Puerto Rico, este cae mañana ante Venezuela y la República Dominicana alcanza un triunfo más; el jueves el primer lugar de la fase clasificatoria jugaría frente al monarca de la 52 Serie Nacional”.
Tras curarse en salud con una cita de Fidel Castro --por cualquier medida el principal obstáculo al desarrollo de los atletas cubanos en ligas profesionales extranjeras-- el enviado especial del “órgano”, Oscar Sánchez Serra, asegura que los esfuerzos (del gobierno) en el béisbol no se han traducido en resultados, y concede que en los tres partidos disputados, “afloró el lamentable déficit competitivo de la pelota cubana”.
El autor considera “oportuno señalar que no es Villa Clara el del problema o que el equipo y sus refuerzos nos hayan representado mal. Este conjunto y sus refuerzos o cualquier otro que hubiera venido, es la consecuencia de insuficientes métodos, podemos llamarlos esfuerzos sin resultados, como por ejemplo un calendario nacional con 16 equipos que exige poco al pelotero y a los directores, pues la calidad se dispersa”.
Serra cree que ubicar jugadores en ligas extranjeras, sería bueno, pero concede más importancia a organizar una serie nacional competitiva, concentrando el talento, para que cada juego haga expresar maestría a los jugadores.
El autor comenta que Cuba tiene la materia prima, y “ la prueba es que quienes juegan en esas ligas foráneas, muchos de ellos ahora oponentes, o en otra de nivel superior, son estrellas, solo cambiaron el escenario, pues el pedigrí, las herramientas, ya las tenían”.
Para cerrar, pese a declararse herido por los comentarios de colegas y de aficionados venezolanos (“parecen juveniles sin experiencia”; “ le había dicho a mis hijos que iban a ver lo que es jugar béisbol cuando vieran a los cubanos”; “ni siquiera los veo disfrutar el juego”), Serra asegura que no hay que avergonzarse de estos ratos amargos, porque (y cita un Saint-Exupery que suena más bien a Indio Naborí) la oruga se arrastrará "hasta volar como una bella mariposa".
JUVENTUD REBELDE: LA ISLA DE LAS PESADILLAS
Bajo este ambivalente título Raiko Martín, el enviado del segundo diario de más tirada en Cuba, dice que el retorno a la Serie del Caribe, a pesar del fiasco deportivo, ha generado ganancias.
"Sin dudas, una de las más cuantiosas es la oportunidad de abrir definitivamente los ojos y convencernos de que el mundo ha evolucionado tanto como el béisbol; que nos hizo mucho daño ignorar que todos los resultados conseguidos en torneos de primer nivel después de aquel subtítulo en el primer Clásico Mundial, eran señales de alerta para los siguientes naufragios.
“Compartir con varios colegas de naciones vecinas me ha permitido tener un concepto muy diferente de las ligas caribeñas (...).Me atrevo a decir que desde ahora nadie en la mayor isla antillana duda que son notablemente superiores a las actuales series nacionales”, dice Martín.
Y concluye que “la participación cubana en esta competencia y su desarrollo son las pruebas más irrefutables de las marcadas diferencias ‘filosóficas’ que existen entre el béisbol moderno y el que jugamos en nuestra amada tierra”.
OUT POR REGLA
Mucho más directo al grano es el comentario de Mayli Estévez Pérez en Vanguardia, el diario provincial de Villa Clara.
En Cuba, out por regla en la Serie del Caribe la autora señala que “lo primero es reflexionar acerca de que el Villa Clara es solo el reflejo de la pelota cubana. Béisbol estancado hace años en su misma salsa, buscando remiendos aquí y poniendo curitas acá, cuando la solución es simple: que los peloteros salgan a medirse, a madurar en otras ligas. Sin miedos a las palabras como profesionalismo, que es lo mismo que adquirir la máxima categoría en tu desempeño”.
Tras referirse al pobre rendimiento de los lanzadores e incluso de los refuerzos (“nada digno de justificar su inclusión en ese equipo”), Estévez considera que “la pelota cubana está sobrevalorada, y la Serie del Caribe, fue subestimada. Cuba hacía 54 años que no participaba, pero eso no era pretexto para asumir que no existía para los medios nacionales. Nunca más se transmitió un torneo de este tipo, ni en reposición”.
En su conclusión, la reportera de Vanguardia advierte que “esto apenas es un comienzo, duro reencuentro de Cuba con la realidad y con el lugar que ocupa su pelota en la región".
"Ojalá y, otra vez, quienes tienen que salvar a la pelota cubana, no cierren los ojos ante las verdades. La culpa no es de Villa Clara: apenas fue el chivo expiatorio de esta ocasión", termina diciendo.