La ideología conspira contra la agricultura cubana

Una mujer vende vegetales en un mercado agropecuario de La Habana.

El nudo gordiano que el gobierno de Raúl Castro no se atreve a desatar es la libre distribución de las cosechas, controlada por el Estado, a pesar de su medio siglo de probada ineficiencia.
La producción agrícola cubana continúa siendo un problema a resolver, a pesar de las reformas introducidas en el sector, que hace cuatro años dio la bienvenida a miles de campesinos como usufructuarios de tierras ociosas.

El nudo gordiano que el gobierno de Raúl Castro no se atreve a desatar es la libre distribución de las cosechas, controlada por el Estado, a pesar de su medio siglo de probada ineficiencia.

El corresponsal de la BBC en La Habana, Fernando Ravsberg, abordó el jueves tangencialmente el asunto en su blog Cartas desde Cuba, a propósito de una conferencia de prensa ofrecida por funcionarios del Ministerio de Agricultura (Minagri) en La Habana.

“Los directivos no quisieron hablar del asunto, porque "no es el tema de esta conferencia de prensa", dijeron una y otra vez. Sorprendente negativa cuando gran parte de los campesinos consideran que ese es el principal escollo de la agricultura cubana”, dijo Ravsberg.

Al corresponsal de la BBC, quien reside en Cuba desde hace muchos años, le sorprende que el tema de la distribución y comercialización de los productos agrícolas, se mantenga aún "en estudio", al decir de los funcionarios del MInagri.

La existencia del monopolio estatal de Acopio que colecta, compra y distribuye las cosechas, permanece inalterable, a pesar de que el debate llegó al seno del VI Congreso del Partido Comunista de Cuba, en favor del intermediario privado, más eficiente y funcional.

Ravsberg no lo dijo, pero lo cierto es que la razón de fondo es ideológica: Para los ideólogos del marxismo, el intermediario se beneficia de la compra, venta y distribución de productos que no cosecha. Para ellos esa “plusvalía” es inaceptable, aunque actúe como camisa de fuerza para lograr una producción y mercado eficientes.

Con toda seguridad eso lo sabe Ravsberg, pero prefiere ser más sutil, al señalar que, a causa de los bajos precios que les paga el Estado, los campesinos eluden los controles y colocan sus productos en el mercado negro, encareciendo sus precios.

Ravsberg afirma que “los directivos de la cartera de agricultura nos aseguraron que la reforma va bien; sin embargo, se negaron a dar cifras sobre cuánto están produciendo los nuevos campesinos, los 150 mil que acaban de recibir tierras en usufructo”.

Un informe divulgado el lunes por la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE) de Cuba, quizás tiene esa respuesta: Los campesinos privados producen más leche, viandas y hortalizas, que el sector estatal y cooperativo juntos.

Las estadísticas oficiales muestran que de enero a septiembre de este año el sector privado produjo 250 millones de litros de leche de un total nacional de 374 millones.

Según la ONE, se produjeron 16,900 toneladas menos de papa y yuca que en igual período del año anterior. La producción de hortalizas fue de 7,800 miles de toneladas menos, y los decrecimientos se localizan en tomate, cebolla, ajo, melón y col.

Con los cítricos ocurrió otro tanto: 34,900 toneladas menos. La ganadería acumula al cierre de septiembre, un decrecimiento de un 2,8% y la carne de cerdo se redujo en 7,400 toneladas.

“Dicen estos especialistas que el desarrollo agrícola hay que medirlo de forma cualitativa, no cuantitativa, y hablan de "impactos", afirma Ravsberg refiriéndose a la conferencia de prensa ofrecida en el Minagri.

“El problema radica en que la gente no come "impactos", sino viandas, verduras y carne. El único "impacto" que reciben es el de los precios de los agromercados, cada día más altos, tanto que el kilo de papas cuesta ya US$2 en algunos lugares”, concluyó.

La agricultura de Cuba hoy