Acuerdo de Petro con Cuba para la Educación busca sembrar el totalitarismo en Colombia, dicen opositores

Miguel Díaz-Canel y el presidente colombiano Gustavo Petro se saludan durante la cumbre del G77+China, en La Habana, el 15 de septiembre de 2023. (AP/Ramon Espinosa)

Cuba y Colombia firmaron un memorando para “intercambiar buenas prácticas en políticas públicas, programas, experiencias y conocimientos” en el campo de la Educación.

La colaboración cubano colombiana en la esfera educativa abarca como “principales ejes de intercambio”, entre otros, el diseño curricular y planes de seguimiento pedagógico, los programas para la formación académica de posgrado para docentes, el fortalecimiento de capacidades familiares para la crianza y el enfoque de los Derechos Humanos en la educación pública.

“Lo que me llama más la atención es, precisamente, el punto de Derechos Humanos. Es por ahí donde está la brecha, porque ese enfoque de Derechos Humanos allí se utiliza para ensalzar los llamados logros de la revolución y se utiliza ese espacio para entonces demostrar que el sistema capitalista es un sistema que desde su diseño mismo está hecho para violar los derechos humanos de las personas”, indicó a Martí Noticias, el presidente de la independiente Corriente Martiana, Moisés Leonardo Rodríguez con una experiencia de más de 40 años en el magisterio.

Lee también La izquierda, "el hechicero de América"

“Es ahí donde está la llave de entrada para tratar de convertir el sistema de educación en Colombia, un sistema donde también el gran mal, la injerencia de lo ideológico y lo político, empiece a preparar las condiciones para lo que el Foro de Sao Paulo se propone, con la cabeza desde Cuba, que es ir preparando las nuevas generaciones que acepten dócilmente la implementación de un sistema totalitario al estilo cubano en Colombia”, afirmó el entrevistado.

Políticos latinoamericanos, entre ellos el ex presidente Alvaro Uribe, han acusado al Foro de Sao Paulo como "un instrumento para desestabilizar a la región".

De acuerdo a sus fundadores, el Foro de Sao Paulo, “busca generar un conjunto de acciones concretas para profundizar en los derechos y reivindicaciones de los pueblos del mundo, además de hacerle frente al imperialismo”.

Pero en lo concerniente a la educación en Cuba, patrón que intentan copiar las autoridades colombianas, el profesor Rodríguez considera que la enseñanza cubana siempre tuvo una elevada calidad.

“Independientemente del proceso este lamentable de 60 años que llevamos en Cuba, la pedagogía cubana siempre ha tenido un alto nivel, incluso antes de 1959, pero la injerencia de lo ideológico y político durante todos estos años para cumplir el objetivo supremo de la educación cubana, que es el preparar a los individuos para ser “el hombre nuevo”, sumisos, dóciles, obedientes, admiradores de los líderes; ese cuerpo extraño en un sistema de educación es el que hace que se vea el desastre que hay en la educación”, aseguró el antiguo maestro.

“El tiro de gracia a la alta calidad de la educación, la educación estaba perdida por la injerencia de lo ideológico y político partidista, pero a la enseñanza, el tiro de gracia se lo da Fidel cuando la cogió con aquello del ciento por ciento de promoción, de la emulación entre las escuelas, repartiéndole carritos a los directores que tenían mejores resultados. A partir de ahí empieza la decadencia, después viene el éxodo de maestros, los maestros emergentes y ya, de ahí para acá, la enseñanza se acabó de deteriorar”, apuntó.

Aunque en Cuba, el acceso a la educación es gratuito en todos los niveles, y obligatorio hasta el último año de secundaria, y el sistema educativo ha formado excelentes profesionales, en la base de esa armazón está el maestro.

La educación cubana no ha conservado su calidad por varios factores, uno de los principales es los bajos salarios de los maestros que han emigrado en masa a otros sectores mejor remunerados o hacia otros países, especialmente Estados Unidos, pero antes, en las primeras décadas de la llamada revolución, muchos maestros abandonaron las aulas para no ser cómplices de la ideologización de la enseñanza, recordó Rodríguez.

El Ministerio de Educación de Cuba ha tenido que enfrentar el déficit de más de 17 mil maestros para cubrir, adecuadamente, la impartición de la docencia a la población escolar y ha tenido que acudir a los llamados “maestros emergentes”.

Las secuelas están a flor de piel: la competencia de muchos de ellos es dudosa y se desarrollan generaciones con una pobrísima instrucción.

Lee también “Arde Latinoamérica”, debate sobre la crisis política de la región

El coordinador general del opositor Movimiento Cubano Reflexión, Librado Linares duda de las buenas intenciones de la colaboración de La Habana con el país suramericano: “En los últimos años, el régimen ha hecho un esfuerzo por ejercer influencias blandas para seguir exportando su arsenal de ideas, la retórica castrista, los presupuestos en los cuales se sustenta el régimen totalitario cubano y entonces pudiera pasar que este presidente [colombiano Gustavo Petro] quisiera servirse de un socio mucho más adiestrado, con experiencia en cómo colonizar mentalmente al educando ya que la educación es un arma poderosísima”.

“En Cuba se presta un servicio de educación, pero como una herramienta de dominación para adoctrinar, para colonizar y para movilizar al estudiantado en favor del régimen y al mismo tiempo evitar que se puedan producir protestas y otras formas de demanda del estudiantado en cualquiera de los niveles de educación”, señaló el activista.

Linares hizo hincapié en uno de los puntos del memorando, el que se refiere al “enfoque de los derechos humanos en la educación pública”:

“No dudaría que todo esto “sea una pantalla para que los docentes cubanos puedan influir y modelar política, jurídica y culturalmente a los docentes colombianos de cara a un proyecto probable de un “hombre nuevo” o algo parecido que pudiera estar pretendiendo Petro en Colombia”.