Altos funcionarios de América Latina contraen COVID-19

  • Agencias

Jair Bolsonaro. REUTERS/Adriano Machado/File Photo

La pandemia de coronavirus recorre los pasillos del poder de América Latina, donde dos presidentes y otros altos funcionarios dieron positivo esta semana a COVID-19, lo cual agrega un nuevo elemento desestabilizador a las crisis económicas y de salud pública en la región.

En Brasil, el presidente Jair Bolsonaro, de 65 años, anunció el martes que había contraído la enfermedad y lo aprovecha para ensalzar públicamente a la hidroxicloroquina, un medicamento contra la malaria que ha estado promoviendo como tratamiento contra el COVID-19, y que ahora él mismo toma.

La presidenta interina de Bolivia, Jeanine Áñez, de 53 años, anunció el jueves que había dado positivo al coronavirus, aumentando las dudas sobre sus ya complicadas perspectivas políticas.

Y en Venezuela, el capo del partido socialista Diosdado Cabello, de 57 años, dijo el jueves en Twitter que él también había dado positivo. Otro capo de Venezuela, el ministro del petróleo Tarek El Aissami, anunció el viernes que tiene la infección.

Tras una revisión a declaraciones oficiales de funcionarios públicos de América Latina, The Associated Press encontró 42 casos confirmados de coronavirus en mandatarios, desde presidentes hasta alcaldes de grandes ciudades, así como docenas, si no es que cientos, de funcionarios de ciudades y localidades menores. En la mayoría de los casos, los altos funcionarios se han recuperado y regresado a sus labores. Pero varios continúan enfermos.

Al ministro del Interior de El Salvador, Mario Durán, le diagnosticaron la infección el 5 de julio, convirtiéndose en el segundo miembro del gabinete en caer enfermo.

“Les pido, hoy más que nunca, que se queden en casa y tomen todas las medidas de prevención”, afirmó Durán. “Protejan a su familia”.

El presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, anunció el 16 de junio que él y su esposa habían dado positivo, junto con dos personas más que trabajan estrechamente con la pareja.

Al día siguiente, Hernández, de 51 años, fue hospitalizado porque los médicos le diagnosticaron neumonía. El mandatario enfermó luego de que la pandemia pasó de un epicentro inicial en la ciudad de San Pedro Sula, a la capital, Tegucigalpa, donde los casos se han incrementado.

Hernández dijo que le dieron lo que describió como el “tratamiento MAIZ”, una combinación experimental y no probada de microdacyn, azitromicina, ivermectina y zinc, que su gobierno está promoviendo como un método de bajo costo para enfrentar la enfermedad. El presidente salió del hospital el 2 de julio.

En el Caribe, Luis Abinader, presidente electo de República Dominicana, enfermó de COVID-19 y se recuperó durante su campaña. Al igual que Bolsonaro, muchos gobernantes latinoamericanos mantienen sus programas de presentaciones públicas aun cuando la región se ha convertido en una de las más afectadas por la pandemia.

Esto representa un creciente peligro para la gobernanza en la región, dijo Felicia Knaul, profesora de medicina que dirige el Instituto para Estudios Avanzados de las Américas en la Universidad de Miami.

El presidente guatemalteco Alejandro Giammattei puso el jueves a todo su gabinete y colaboradores en cuarentena después de que uno de sus ministros dio positivo.

En Bolivia, las autoridades dijeron que Áñez no había acusado síntomas y que el viernes se encontraba de buen ánimo en su residencia oficial. Al menos otros seis ministros y viceministros bolivianos estaban infectados, así como al menos ocho miembros de su personal.

El COVID-19 se está propagando con rapidez en Bolivia, abrumando a su débil sistema de salud y a los servicios funerarios, a tal grado que las familias en la ciudad céntrica de Cochabamba están efectuando funerales en las calles.