Futuro canciller de Chile, un gran conocedor de Cuba y los cubanos

El escritor chileno Roberto Ampuero.

Martí Noticias rescata fragmentos de una entrevista realizada a Roberto Ampuero en 2009 a propósito de su nombramiento ayer como futuro canciller de Chile.

Con motivo del nombramiento esta semana del reconocido escritor Roberto Ampuero como ministro de Relaciones Exteriores del Gobierno del presidente electo de Chile, Sebastián Piñera, Martí Noticias retoma aspectos de una entrevista que realizara Armando de Armas al autor durante su presencia hace unos años en la Feria Internacional del Libro de Miami para presentar su novela El caso Neruda, con el fin de que nuestros lectores en la isla puedan tener un más amplio espectro de la personalidad de quien pronto será el nuevo canciller del país austral.

Ampuero además de escritor, ha sido columnista, profesor universitario y ministro de Cultura en el primer mandato presidencial de Piñera.

El escritor es un gran conocedor de la realidad cubana al punto que ha declarado que la publicación de su novela Nuestros años verde olivo, 1999, “irritó de tal manera al régimen que desde entonces tengo prohibido el ingreso a Cuba”.

Ampuero vivió exiliado cinco años en Cuba

La mencionada novela autobiográfica sobre sus años en Cuba es uno de los testimonios más contundentes sobre el desencanto político de una revolución que marcó el siglo XX y que mantuvo embelesados a la mayoría de los escritores e intelectuales europeos y latinoamericanos.

Ningún dictador entrega ni un milímetro de poder si no es por la presión del pueblo

En la entrevista realizada en 2009 Ampuero comentó la necesidad de que los exiliados cubanos estuvieran unidos: “ver que los cubanos del exilio se unan porque creo que, por una razón biológica, ya queda muy poco al sistema castrista, que no podrá ser continuado una vez desaparecido los Castro”.

También habló de perder el miedo de enfrentar las dictaduras: “Pienso que los cubanos ya le perdieron el temor a la dictadura y crecen las acciones opositoras de la población. Ningún dictador entrega ni un milímetro de poder si no es por la presión del pueblo. Creo que esa presión va en aumento, así como la paralización del liderazgo comunista en la isla. Isaiah Berlin decía que en un momento muy preciso, en dictaduras, la gente deja de obedecer. Ese es el momento al cual nos acercamos, el mismo momento que de pronto tuvo lugar… en los países comunistas del Este, la gente dejó de obedecer y todo se derrumbó sin que nadie lo hubiese podido prever”.

Sus novelas han sido premiadas y publicadas en América Latina y España, y han sido por otro lado traducidas al alemán, francés, inglés, italiano, chino, sueco, portugués, griego y croata. Ampuero residió un tiempo en Iowa, EE.UU, donde ejerció de profesor en el Departamento de Español y Portugués de la Universidad de Iowa. Ha sido columnista de La Tercera de Chile, El Mercurio y The New York Times.

Su primera novela, bajo el inquietante título de ¿Quién mató a Cristián Kustermann?, se publicó en 1993 y en ella da a conocer al personaje de un detective privado que aparece luego en obras posteriores, obteniendo con la misma el premio de la Revista libros de El Mercurio.

Sobre su personaje Cayetano Brulé, Ampuero dijo que “es un detective cubano-chileno. Nació en La Habana y vive en el puerto de Valparaíso, investigando casos que lo llevan a recorrer el mundo. Tiene nostalgia por su isla, por la que sufre, pero también ha aprendido a amar a Chile, lejano lugar en el que se encuentra. Extraña el clima y las comidas de su tierra natal, aunque sabe cuál es la realidad allá, y confía en que un día la isla será libre”.

Boleros en La Habana, 1994, otra de sus novelas también está relacionada con la isla.

El autor considera que el género detectivesco es la novela picaresca de la actualidad pues “permite explorar el mundo actual y a la condición humana actual, permite explorar esas dimensiones de la mano de textos que tienen un Plot, atraen al lector y lo llevan a recorrer el mundo. No es fácil escribir novela policial, un género que hoy se estudia hasta en las universidades y que da cuenta como ninguno otro de la condición del hombre moderno".

Neruda nunca soportó a Fidel Castro

“El gran peligro que acecha a la novela es que se quede sin lectores. Una buena novela policial tiene que saber contar la historia, pero además debe cautivar a los lectores. El género policial le está prestando también muchas de sus técnicas y recursos a la novela a secas”.

A propósito de su novela El caso Neruda y sobre la condición de comunista del Premio Nobel, Ampuero declaró que este “fue un comunista a su manera, tal como Bertolt Brecht. Eran comunistas de partido, pero entre Moscú y París, se quedaban con París, entre Bucarest y Roma, se quedaba con Roma, entre Berlín Este y Frankfurt, prefería esta última ciudad. Neruda sabía la verdad, le gustaba vivir bien (cosa que es legítima), nunca soportó a Fidel Castro y desconfiaba de los caudillos. Él estaba convencido de que para triunfar necesitaba el respaldo de un gran partido. Es obvio que uno hubiese esperado una actitud de otro tipo de Neruda en términos políticos, al menos un reconocimiento claro de que las cosas no eran como la ideología comunista las pintaba”.

Pero, aclara que “Neruda hizo lo que se suponía debía hacer un comunista. En verdad, se hizo comunista por influencia de Delia del Carril, mujer que lo convirtió en comunista, lo vinculó con el movimiento intelectual comunista europeo y lo transformó en un poeta no hermético, como lo fue en un comienzo. Apoyó a Stalin porque los PC del mundo, lo hacían. Apoyó a Batista porque los PC del mundo apoyaban entonces los frentes amplios de la época, nunca se atrevió a pedirle a los líderes soviéticos la libertad de intelectuales soviéticos presos. Su tensión con Fidel Castro (a quien vio solo una vez y nunca más quiso ver) es lo más cercano en Neruda a lo que realmente pensaba del comunismo en América Latina, algo que también explora mi novela El caso Neruda".

Respecto a la relación el cubano Heberto Padilla y Neruda, Ampuero apuntó que en su novela “Cayetano Brulé, que tiene un encargo de Pablo Neruda (encontrar a la hija o hijo que al parecer tuvo 30 años antes con una amante mexicana), llega a La Habana en busca de la pista de esa mujer bellísima que Neruda conoció en México años antes, va a la casa de Heberto Padilla a pedirle cierta información. Brulé en esta novela pasa por La Habana y el Berlín Oriental de 1973.

Sobre el arte amatorio en Neruda, Ampuero dijo que el poeta “fue un amante apasionado. Además, creía (ignoro si sólo era un buen pretexto) que para escribir gran poesía, tenía que estar apasionadamente enamorado. Eso lo llevaba a buscar amores que lo enloquecieran, que lo hicieran sentirse joven, deseoso y productivo. En mi novela El caso Neruda intento retratar esa dimensión amorosa de Neruda, que al final, cuando ya estaba cerca de los setenta y enfermo de cáncer, seguía, según recuerdan amigos de él, teniendo una relación con la sobrina de Matilde, su esposa, sobrina que tendría 30 años menos que él”.

En relación al Gobierno de la Unidad Popular del socialista Salvador Allende, sobre el que ha escrito la novela El último tango de Salvador Allende, 2012, Ampuero consideró que “no se pueden hacer cambios radicales en ninguna sociedad con el 36% de los votos, que es lo que Allende obtuvo en la elección presidencial de 1970. Fue un gran error haber afectado la democracia chilena de esos años para crear una inspirada en los socialismos reales, que fueron barridos por sus pueblos en 1989".

[A partir de una entrevista realizada por Armando de Armas en 2009 para Martí Noticias]