¿Qué puede hacer Cuba por sus ancianos, los más vulnerables ante la pandemia?

Los ancianos llevan la parte más difícil en medio de la crisis por el coronavirus en Cuba. (Yamil Lage/AFP)

El gobierno cubano anunció esta semana, entre una serie de medidas para tratar de contener el avance del coronavirus, la protección a los adultos mayores en la isla, quienes -como han alertado los científicos y autoridades de salud- corren más riesgo de contraer la enfermedad.

Pero “en Cuba existen condiciones deficitarias y desiguales para enfrentar esta crisis de salud, debido a que buena parte de los servicios de atención y cuidados para las personas mayores son escasos, con problemas de infraestructura, de calidad e insuficiencia de recursos”, dijo la socióloga Elaine Acosta a Radio Televisión Martí.

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Las disposiciones específicas para los individuos de la tercera edad, grupo al que pertenecen más de dos millones de cubanos, de los cuales el 15% residen solos según cifras oficiales, incluyen una indagación más atenta en los domicilios, el aumento de la comunicación entre los médicos de la familia y los hogares y círculos de abuelos, entre otras.

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Sociedad civil cubana se moviliza para ayudar ancianos

Al respecto, Acosta indicó que “cabe preguntarse si esta pesquisa podrá ser efectiva, no sólo para detectar la enfermedad, sino si este especial grupo puede estar ciertamente apoyado en las necesidades que requieren durante una situación de aislamiento. O sea, como van a poder ser atendidas estas personas en materia de alimentación, de necesidades básicas para la vida diaria”.

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“También sabemos que existe una escasez importante de agua y servicios básicos en la capital, fundamentalmente, pero también en otros lugares del país”, apuntó la también investigadora asociada al Instituto de Investigaciones Cubanas de la Universidad Internacional de la Florida.

Por todo esto, opinó la especialista, “hay que poner signos de interrogación y seguir muy de cerca como se va a poder estar apoyando desde el Estado a las poblaciones más frágiles”.

El rol de la sociedad civil

La prevención en los hogares de cuidado de ancianos y las casas de abuelos son en extremo necesarias, “pero está claro”, anotó Acosta, “que el Estado no puede solo frente a una situación como esta, en ninguna parte. Se requiere el concurso de otros actores de la sociedad civil y otros colectivos y organizaciones no gubernamentales y religiosas y de la empresa privada”.

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“Pero sabemos que este tipo de organizaciones no están en Cuba suficientemente desarrolladas, no porque no exista el ímpetu y las capacidades para poder impulsarlas, sino por las condiciones particulares que potencia el Estado como actor principal”, señaló.

No obstante, en la isla han surgido una serie de iniciativas que buscan rescatar a la población más vulnerable. Las iglesias de diferentes credos y organizaciones religiosas en toda la isla están brindando servicios de acompañamiento y apadrinamiento a personas mayores que viven solas y apoyándolas con alimentos y medicinas, indicó el pastor Mario Félix Lleonart, presidente del Instituto Patmos, residente en EEUU, quien mantiene una red de colaboradores en las provincias centrales.

Proyectos barriales culturales y comunitarios como el Akokan, de Los Pocitos, en La Habana que se ha movilizado para cooperar en la protección de ancianos, y el Afroatenas, en Matanzas, que está confeccionando módulos de productos de limpieza para repartir entre personas en situación de vulnerabilidad.

De forma independiente, algunas mujeres están cosiendo nasobucos en localidades de Camagüey, La Habana y Pinar del Río, y en Santiago de Cuba realiza esta labor el grupo de diversidad sexual “Las Isabelas”.

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Jóvenes de distintos lugares del país se están organizando a través de Instagram y WhatsApp para crear una red de acompañamiento y “apadrinamiento” de ancianos y ancianas que viven solos. La inscripción puede realizarse a través del correo electrónico coronavoluntarioscuba@gmail.com.

También se han conocido acciones de empresas privadas que han estado alimentando a ciudadanos sin costo alguno. El caso más conocido es el del restaurante Café Crystal, en el municipio Cotorro, en La Habana.

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De las organizaciones opositoras, la Unión Patriótica de Cuba tiene establecida desde hace varios años la estructura para atender a individuos vulnerables, y cuenta con un comedor para este fin en el reparto Altamira, de la capital santiaguera, que en estos momentos no está funcionando por falta de víveres.

El Partido por la Democracia Pedro Luis Boitel, en la provincia de Matanzas, ha continuado las entregas de almuerzos a personas mayores en Colón, y desayunos y meriendas gratis en Carlos Rojas, dijo Annia Zamora, miembro de la organización.

“Cabría decir que uno puede celebrar el conjunto de las medidas que han tomado las autoridades cubanas, pero ojalá se resalte la colaboración y la participación de otras instituciones de la sociedad que no sean solamente el Estado", reiteró Acosta.

"Habrá que ver cómo podemos monitorear y evaluar el alcance de las medidas que se han estado tomando, así como la participación de la sociedad civil. Esto es siempre difícil en el caso cubano, porque no existen instancias independientes de monitoreo y evaluación de las políticas públicas”, concluyó.