Jadija Ismailova: ejemplo de una periodista tras las rejas

Jadija Ismailova: un año tras las rejas por denunciar la corrupción

Tras 368 días tras las rejas, la periodista del servicio azerbaiyana de RFE/RL, Jadija Ismailova sigue denunciando la corrupción en el seno de la familia presidencial, y las violaciones a los derechos humanos en ese país del Cáucaso.

El 5 de diciembre se cumplió un año del arresto de la periodista azerbaiyana Jadija Ismailova, quien labora con el servicio azerí de Radio Europa Libre/Radio Libertad (RFE/RL).

Ismailova no ha parado de denunciar la corrupción de la familia presidencial, las violaciones a los derechos humanos en su país. Inclusive durante el juicio en su contra, enseñaba a la sala, en hoja escrita a mano, los nombres de los detenidos (entre ellos adolescentes) agredidos por las autoridades carcelarias. Y nuevos datos sobre empresas en el extranjero que posee la familia presidencial en Azerbaiyán, en especial Panamá, Dubái y el Reino Unido.

Su trabajo investigativo sobre la corrupción en la familia del presidente Iliam Aliev, hijo de Gueidar Aliev, ex secretario del partido comunista azerbaiyano durante la Unión Soviética, y ex jefe del KGB en esa república del Cáucaso ha sido uno de los dossiers del Proyecto de Reportajes sobre Corrupción y Crimen Organizado. Al fallecer Gueidar en el 2003, su hijo Iliam quien era el primer ministro hacía dos meses, fue electo presidente.

La periodista comenzó a publicar en el 2012 una serie de artículos denunciando el papel de la familia gobernante en proyectos lucrativos de construcción. De manera anónima se le chantajeó con la publicación de un video donde ella aparecíamanteniendo relaciones sexuales con su novio. El chantaje no surtió efecto y ella siguió publicando las evidencias del manejo empresarial desde la casa presidencial, que iban desde billones de dólares timados en negocios turbios hasta las mansiones de la familia Aliev en el extranjero.

La detuvieron el 5 de diciembre del 2014 y la acusaron de evasión tributaria, malversación de fondos, actividades comerciales ilegales y abuso de poder. La sentencia del tribunal fue de siete años de prisión.

Tras las rejas, la periodista se ha dedicado a denunciar las condiciones carcelarias en el país, en especial en la cárcel de Kyudajan, en las afueras de Bakú, donde estuvo recluida. Allí evidenció la mala alimentación a que son sometidos los presos y ayudaba a presentar apelaciones y quejas de los detenidos ante las autoridades.

La defensa se ha quejado de las requisas a que es sometida la periodista. Le han arrebatado hojas y material del proceso judicial, así como la correspondencia entre la detenida y sus abogados.

A su favor se han manifestado tantos sus colegas, como personalidades políticas y artistas. En junio pasado en Montreal, durante un concierto de la banda de rock irlandesa U2, Bono, el líder del grupo antes de interpretar la canción Orgullo (En nombre del Amor) hizo un llamado a la libertad de 6 presos de conciencia, y entre ellos menciono a Jadija Ismailova. Una enorme pantalla sobre la audiencia ensenaba los rostros de Emin Huseynov, Jadija Ismayilova, Anar Mammadli, Leyla Yunus, Rasul Jafarov, y Intigam Aliyev.

Organizaciones como el Comité para la protección de los periodistas (CPJ), Reporteros Sin Fronteras, Amnistía Internacional y Human Rights Watch han denunciado el carácter político del arresto y proceso judicial contra la informadora. El Departamento de Estado de Estados Unidos emitió el pasado mes de septiembre, cuando se conoció la sentencia de 7 años de cárcel, una nota de protestas por lo injusto del veredicto. La Junta de Gobernadores de Radiodifusión (BBG, por sus siglas en inglés) expresó indignación por la condena.

El numeral #FreeKhadija refleja a diario en Twitter las manifestaciones y reclamos de apoyo y libertad por Ismailova.

Conocía ella del riesgo de presentar pruebas de la corrupción en la élite gobernante, "la única manera de demostrar lo injusto de los regímenes represivos denunciando la corrupción, continuar defendiendo a los que son reprimidos. Si, el precio es alto, pero vale la pena", dijo Ismailova.

Ahora está en la cárcel de mujeres N. 4 de Bakú, y no tiene esperanzas en que el Tribunal Supremo escuche su apelación. Entonces acudirá ante la Corte de Derechos Humanos en Estrasburgo.