Primera víctima de ataques sónicos: ¿un huésped del Hotel Capri en 2014?

El hotel Capri de La Habana, uno de los más exclusivos de la ciudad.

La agencia Associated Press relata el caso del norteamericano Chris Allen quien desconcertó con sus síntomas a media docena de neurólogos.

El pasado 6 de octubre la Embajada de Estados Unidos en Cuba publicó un mensaje de seguridad a los ciudadanos estadounidenses en el que advertía que su personal diplomático había sido atacado (con medios aún no identificados) en los exclusivos hoteles habaneros Capri y Nacional, y que Washington había emitido restricciones de alojamiento en ambas instalaciones.

En abril del 2014, cuando la embajada era aún la Sección de Intereses de Estados Unidos, más de dos años antes de que se reportaran los primeros ataques entre el personal de la sede, un residente de Carolina del Sur viajó a la isla través de México para un fin de semana de asueto, pero decidió marcharse antes de tiempo después de pasar dos noches en el Capri en las que sintió en su cuerpo un inexplicable entumecimiento y hormigueo.

Pero salir de Cuba no puso fin al malestar, que continuó por más de seis meses y desconcertó a media docena de neurólogos, según refirió Chris Allen, el norteamericano afectado, a la agencia Associated Press (AP) .

"Fue tan notable y sucedió tan rápido que solo pude concentrarme en eso, y realmente, me asustó", dijo al servicio noticioso desde su oficina en Charleston el hombre de 37 años.

La AP asegura haber revisado más de 30 páginas de registros médicos y resultados de laboratorio de Allen, comprobantes de agencias de viaje y correos electrónicos, algunos enviados desde La Habana. Los documentos cuentan la historia de un turista furtivo estadounidense que cayó enfermo en circunstancias desconcertantes en la capital cubana, se marchó intempestivamente y luego gastó miles de dólares en exámenes médicos mientras sus síntomas continuaban reapareciendo.

Allen es uno de más de tres docenas de viajeros estadounidenses que han contactado a la agencia alarmados por la posibilidad de haber sido víctimas de estos extraños y sigilosos ataques en Cuba. Lo singular de su caso es el momento en que ocurrió y la coincidencia con lo referido por víctimas recientes.

Según su relato, después de pasar su primer día caminando por La Habana, se registró en la habitación 1414 del entonces recién renovado Hotel Capri. A los pocos minutos de irse a la cama, comenzó a perder la sensibilidad.

Un hormigueo se originó en los dedos de sus pies, luego se extendió a sus tobillos y pantorrillas, y de ahí a los dedos de las manos. Se levantó de la cama, y la sensación desapareció. Volvió a acostarse y el hormigueo regresó, invadiendo sus manos, antebrazos, cuello, mejillas y orejas.

Los mismos síntomas regresaron a la noche siguiente, y Allen no esperó más: al otro día se fue al aeropuerto y abordó el primer vuelo disponible.

Pero los síntomas continuaron de manera recurrente durante seis meses. Los médicos le hicieron todo tipo de exámenes: pruebas de conducción nerviosa, todos los análisis de sangre, exámenes para verificar la función muscular, una tomografía de la cabeza, una resonancia magnética de la columna vertebral, una sonografía del corazón. Consideraron infecciones, tumores, la parálisis temporal que causa el síndrome de Guillain-Barre, el envenenamiento causado por contaminación con metales pesados y hasta la ciguatoxina, causa de la llamada "ciguatera" en algunos peces del Caribe. Al final no encontraron lo que tenía.

La agencia señala que decidió publicar el caso de Allen por las similitudes que guarda con otros recientemente reportados entre el personal estadounidense en La Habana.

Él se alojó en el piso 14 del mismo hotel de La Habana donde fueron atacados trabajadores del gobierno de los EE. UU., también en los pisos superiores.

Describió síntomas repentinos que comenzaban en la cama de su hotel, pero desaparecían en otras partes de la habitación, lo cual concuerda con los relatos de empleados afectados del gobierno de EE.UU.

Y los registros médicos muestran que Allen ofreció descripciones coherentes y detalladas de lo que experimentó a por lo menos seis médicos, casi dos años antes de que el público supiera de ciertos raros ataques que estaban ocurriendo en Cuba.

(Reseñado por Rolando Cartaya con información de AP)