El observador se encontrará ante una exhibición al aire libre con esculturas de acero que llegan a alcanzar los siete metros de altura.
El escultor cubano Alexandre Arrechea ha triunfado en el mundo con sus obras, pero ahora enfrenta el reto de conquistar a Nueva York con una excepcional exposición, motivo por el cual fue entrevistado para Televisión Martí por la periodista Gina Barroso.
El escultor Arrechea, quien nació en la antigua ciudad colonia de Trinidad y es graduado del Instituto Superior de Arte de La Habana, ha transfigurado los edificios más famosos de Nueva York con diez enormes esculturas que se exhiben en la exclusiva Park Avenue para manifestar dilemas como el poder y el fracaso mediante la arquitectura más emblemática de la ciudad de los rascacielos.
Estamos ante una exhibición al aire libre con esculturas de acero que llegan a alcanzar los siete metros de altura, en estructuras de edificios como Chrysler, el Empire State o el Flatiron.
Hasta el próximo 9 de junio, desde la calle 53 hasta la 67 de Park Avenue, se podrá disfrutar de piezas como la del edificio Chrysler, representado en forma de serpiente saliendo de un rollo de película, o el Citigroup, esculpido sobre una peonza como la que los niños arrollar con una cuerda para lanzarla y hacerlo bailar.
Gina: ¿Que sentiste la primera vez que exhibiste fuera de Cuba?
Arrechea: La primera vez que expuse fuera de Cuba fue en Madrid en el año noventa y cinco con una galería que nos abrió caminos en Madrid y digo “NOS” por qué en ese momento yo colaboraba con mis amigos. Realmente fue impresionante esa experiencia, sobre todo porque de algún modo toda la esencia que nosotros traíamos de lo que hacíamos en Cuba comenzó a cambiar sobre todo porque yo entendía que era importante también dejarse llevar por la nueva realidad que habíamos de algún modo comenzado a vivir. Fue un shock bien grande sobre todo a nivel climático porque era la primera vez que experimentaba el frío. Sin duda fue también un shock muy grande a nivel de vida sobretodo comenzar a ver una dinámica diferente a la que estábamos acostumbrados y yo creo que esa dinámica fue la que de algún modo comenzó a darle a mi obra un punto diferente sobre todo porque yo entendía en ese momento que insertarse en el contexto de arte internacional era una labor que definitivamente había que hacer pero que tomaría muchos años y yo creo que desde ese momento me planteé en lo personal que había que realmente librar muchos obstáculos para llegar a un punto mucho más grande.
Gina:¿ Que te inspira?
Arrechea: La inspiración aparece de donde menos uno sospecha, yo creo que una de las cosas que por lo menos yo practico es siempre estar alerta y para mí cualquier situación puede desprender algo que luego yo puedo utilizar en mi obra. Y bueno obviamente hay una inspiración que tiene que ver con la cosa gremial, digamos los gremios de trabajadores como los tabaqueros en Cuba fue una fuente de inspiración muy importante para mí y el gremio de los azucareros, yo creo que hay una larga historia en Cuba de muchos siglos que para mí una vez que fui más consiente de mi proyecto, comenzó a ser mucho más importantes a tal punto de que cuando comencé mi anterior (otro) proyecto, un proyecto que hice con dos grandes artistas; Marco Castillo y Dagoberto Rodríguez, estuvimos trabajando en un proyecto juntos por aproximadamente doce o casi trece años y este equipo en principio digamos que una de sus razones es que rendía precisamente tributo a toda esa idea del gremio que ha significado tanto para la historia de Cuba en general. Nosotros cuando empezamos a trabajar digamos que un poco tenía esa impronta a ese principio de esa unidad que pudieron haber tenido los tabaqueros en el siglo diecinueve.
Gina: ¿Como surge el proyecto de Park Avenue en Nueva York?
Arrechea: Yo recibí un correo en Madrid de mi galería de aquí de “Nueva York” en la cual me invitaba a desarrollar un proyecto para enviarlo al (“board” de “Park Ave.”) que anualmente recibe proyectos de artistas para verlos y ver si se ajustan a los intereses de ellos para exhibirlos en (Park Ave.). Como todo realmente yo me lo tomo muy enserio y comencé a trabajar en una primera idea del proyecto de (Park Ave.) que en ese momento solamente incluía unas seis obras y a nivel de formato eran mucho más nobles que este formato que estoy haciendo ahora, eran más manipulables. Una vez envié este proyecto el (“board” de Park Ave.) lo acepto de modo unánime, a mí eso me dio una gran satisfacción obviamente por que no esperaba que algo así sucediera y yo tenía esta idea ya en ese momento girado en torno hacer una especie de dialogo con los edificios de la ciudad de Nueva York pero una vez que se me aprobó el proyecto, mi galería que siempre ha sido muy generosa conmigo en ese sentido me dijo que no me limitara a la hora de desarrollar el proyecto que si yo pensaba que las dimensiones no eran las correctas pues que las cambiara y si yo pensaba que la cantidad no era la correcta que también la cambiara y entonces por supuesto que lo hice. Acepté la tarea de comenzar a trabajar en desarrollar el proyecto a una dimensión mucho mayor y sobretodo lo hice porque yo quería de algún modo respetar digamos ciertos patrones de la arquitectura de Nueva York y esa magnificencia de los edificios y yo quería que la gente de algún modo el espectador pueda experimentar delante de mis obras un tipo de experiencia similar.
Gina: ¿Cómo decidiste el tema para estas 10 esculturas arquitectónicas?
Arrechea: Esta es la primera que hicimos; “Sherry Netherland Hotel”, y es la primera obra que se empezó a construir aquí en el taller de Brooklyn donde estamos ahora y como idea digamos que también fue la primera idea que yo comencé a manejar entorno a Nueva York porque a mí me parecía o me parece esa ciudad que constantemente se está devorando así misma para renacer de un modo diferente y yo creo que digamos esa metáfora de Nueva York quería de algún modo emplearla en mi obra y por eso escogí esta figura mitológica del “u roboro” que es la serpiente que se devora asimismo para completar esta idea. A partir de ahí obviamente empecé a generar otras esculturas que digamos empiezan a utilizar ese principio de intersectar la arquitectura de Nueva York con esas otras realidades o esos otros elementos e incluso elementos arquitectónicos que me pueden dar como una nueva realidad. Estas diez piezas tienen un aspecto de caligrafía, parecen letras, yo lo veo como un nuevo lenguaje con el cual se puede conformar un nuevo texto una nueva realidad obviamente una vez se compone con todos ellos.
Gina: Me has dicho que eres muy crítico he inconforme contigo mismo. ¿Que tan difícil es exponer en las calles de la capital del mundo?
Arrechea: Yo soy un tipo muy inconforme y yo pienso que lo último que hice a los pocos meses ya se me hace aburrido y viejo y entonces intento sobreponerme a esa última experiencia. Ha sido un proceso largo pero a la misma vez muy divertido también. Casi siempre que he hecho mi obra he tratado de controlar cada aspecto de ella y digamos que como un pastor la labor, voy como llevando mi arte a lugares que me siento confortable y obviamente si Nueva York recibe este proyecto con la (funcionalidad) que tú estás hablando por supuesto que va hacer muy importante para mí ya no tendré control en ese momento de lo que pase, ya será de dominio público. Una de las cosas que yo he pensado sobre la gente aquí en Nueva York es que también puedan participar no solo del evento a nivel visual sino que físicamente ellos también puedan ser partícipes y de algún modo interactuar con las obras. Es la razón por la cual yo diseñé dos de ellas de un modo participativo y en este caso se trata de dos trompos y como son dos juguetes yo quería que la gente pudiera realmente moverlos y los puedan rotar, además son estructuras bien grandes entre diez y seis a veinte pies de altura lo que tienen cada una pero precisamente yo creo que como metáfora es válida porque yo creo que no hay estructura por grande que sea que no pueda ser cambiada y yo creo que de algún modo esa es mi intención, el que la gente pueda hacer girar estos edificios y darles la posibilidad a nivel metafórico de que cada uno de nosotros puede cambiar lo que se le antoje.
Sin duda alguna estas obras han sido hechas con mucho amor. Yo siempre he sido un artista que busca el aspecto crítico de determinada circunstancias pero también me dejo llevar, en el caso de Nueva York este proyecto también constituye una especie de tributo. Es una ciudad que también te ofrece mucho y en cambio uno tiene que también darle lo mejor de sí para que ese diálogo llegue a buen puerto.
El escultor Arrechea, quien nació en la antigua ciudad colonia de Trinidad y es graduado del Instituto Superior de Arte de La Habana, ha transfigurado los edificios más famosos de Nueva York con diez enormes esculturas que se exhiben en la exclusiva Park Avenue para manifestar dilemas como el poder y el fracaso mediante la arquitectura más emblemática de la ciudad de los rascacielos.
Estamos ante una exhibición al aire libre con esculturas de acero que llegan a alcanzar los siete metros de altura, en estructuras de edificios como Chrysler, el Empire State o el Flatiron.
Hasta el próximo 9 de junio, desde la calle 53 hasta la 67 de Park Avenue, se podrá disfrutar de piezas como la del edificio Chrysler, representado en forma de serpiente saliendo de un rollo de película, o el Citigroup, esculpido sobre una peonza como la que los niños arrollar con una cuerda para lanzarla y hacerlo bailar.
Gina: ¿Que sentiste la primera vez que exhibiste fuera de Cuba?
Arrechea: La primera vez que expuse fuera de Cuba fue en Madrid en el año noventa y cinco con una galería que nos abrió caminos en Madrid y digo “NOS” por qué en ese momento yo colaboraba con mis amigos. Realmente fue impresionante esa experiencia, sobre todo porque de algún modo toda la esencia que nosotros traíamos de lo que hacíamos en Cuba comenzó a cambiar sobre todo porque yo entendía que era importante también dejarse llevar por la nueva realidad que habíamos de algún modo comenzado a vivir. Fue un shock bien grande sobre todo a nivel climático porque era la primera vez que experimentaba el frío. Sin duda fue también un shock muy grande a nivel de vida sobretodo comenzar a ver una dinámica diferente a la que estábamos acostumbrados y yo creo que esa dinámica fue la que de algún modo comenzó a darle a mi obra un punto diferente sobre todo porque yo entendía en ese momento que insertarse en el contexto de arte internacional era una labor que definitivamente había que hacer pero que tomaría muchos años y yo creo que desde ese momento me planteé en lo personal que había que realmente librar muchos obstáculos para llegar a un punto mucho más grande.
Gina:¿ Que te inspira?
Arrechea: La inspiración aparece de donde menos uno sospecha, yo creo que una de las cosas que por lo menos yo practico es siempre estar alerta y para mí cualquier situación puede desprender algo que luego yo puedo utilizar en mi obra. Y bueno obviamente hay una inspiración que tiene que ver con la cosa gremial, digamos los gremios de trabajadores como los tabaqueros en Cuba fue una fuente de inspiración muy importante para mí y el gremio de los azucareros, yo creo que hay una larga historia en Cuba de muchos siglos que para mí una vez que fui más consiente de mi proyecto, comenzó a ser mucho más importantes a tal punto de que cuando comencé mi anterior (otro) proyecto, un proyecto que hice con dos grandes artistas; Marco Castillo y Dagoberto Rodríguez, estuvimos trabajando en un proyecto juntos por aproximadamente doce o casi trece años y este equipo en principio digamos que una de sus razones es que rendía precisamente tributo a toda esa idea del gremio que ha significado tanto para la historia de Cuba en general. Nosotros cuando empezamos a trabajar digamos que un poco tenía esa impronta a ese principio de esa unidad que pudieron haber tenido los tabaqueros en el siglo diecinueve.
Gina: ¿Como surge el proyecto de Park Avenue en Nueva York?
Arrechea: Yo recibí un correo en Madrid de mi galería de aquí de “Nueva York” en la cual me invitaba a desarrollar un proyecto para enviarlo al (“board” de “Park Ave.”) que anualmente recibe proyectos de artistas para verlos y ver si se ajustan a los intereses de ellos para exhibirlos en (Park Ave.). Como todo realmente yo me lo tomo muy enserio y comencé a trabajar en una primera idea del proyecto de (Park Ave.) que en ese momento solamente incluía unas seis obras y a nivel de formato eran mucho más nobles que este formato que estoy haciendo ahora, eran más manipulables. Una vez envié este proyecto el (“board” de Park Ave.) lo acepto de modo unánime, a mí eso me dio una gran satisfacción obviamente por que no esperaba que algo así sucediera y yo tenía esta idea ya en ese momento girado en torno hacer una especie de dialogo con los edificios de la ciudad de Nueva York pero una vez que se me aprobó el proyecto, mi galería que siempre ha sido muy generosa conmigo en ese sentido me dijo que no me limitara a la hora de desarrollar el proyecto que si yo pensaba que las dimensiones no eran las correctas pues que las cambiara y si yo pensaba que la cantidad no era la correcta que también la cambiara y entonces por supuesto que lo hice. Acepté la tarea de comenzar a trabajar en desarrollar el proyecto a una dimensión mucho mayor y sobretodo lo hice porque yo quería de algún modo respetar digamos ciertos patrones de la arquitectura de Nueva York y esa magnificencia de los edificios y yo quería que la gente de algún modo el espectador pueda experimentar delante de mis obras un tipo de experiencia similar.
Arrechea: Esta es la primera que hicimos; “Sherry Netherland Hotel”, y es la primera obra que se empezó a construir aquí en el taller de Brooklyn donde estamos ahora y como idea digamos que también fue la primera idea que yo comencé a manejar entorno a Nueva York porque a mí me parecía o me parece esa ciudad que constantemente se está devorando así misma para renacer de un modo diferente y yo creo que digamos esa metáfora de Nueva York quería de algún modo emplearla en mi obra y por eso escogí esta figura mitológica del “u roboro” que es la serpiente que se devora asimismo para completar esta idea. A partir de ahí obviamente empecé a generar otras esculturas que digamos empiezan a utilizar ese principio de intersectar la arquitectura de Nueva York con esas otras realidades o esos otros elementos e incluso elementos arquitectónicos que me pueden dar como una nueva realidad. Estas diez piezas tienen un aspecto de caligrafía, parecen letras, yo lo veo como un nuevo lenguaje con el cual se puede conformar un nuevo texto una nueva realidad obviamente una vez se compone con todos ellos.
Gina: Me has dicho que eres muy crítico he inconforme contigo mismo. ¿Que tan difícil es exponer en las calles de la capital del mundo?
Arrechea: Yo soy un tipo muy inconforme y yo pienso que lo último que hice a los pocos meses ya se me hace aburrido y viejo y entonces intento sobreponerme a esa última experiencia. Ha sido un proceso largo pero a la misma vez muy divertido también. Casi siempre que he hecho mi obra he tratado de controlar cada aspecto de ella y digamos que como un pastor la labor, voy como llevando mi arte a lugares que me siento confortable y obviamente si Nueva York recibe este proyecto con la (funcionalidad) que tú estás hablando por supuesto que va hacer muy importante para mí ya no tendré control en ese momento de lo que pase, ya será de dominio público. Una de las cosas que yo he pensado sobre la gente aquí en Nueva York es que también puedan participar no solo del evento a nivel visual sino que físicamente ellos también puedan ser partícipes y de algún modo interactuar con las obras. Es la razón por la cual yo diseñé dos de ellas de un modo participativo y en este caso se trata de dos trompos y como son dos juguetes yo quería que la gente pudiera realmente moverlos y los puedan rotar, además son estructuras bien grandes entre diez y seis a veinte pies de altura lo que tienen cada una pero precisamente yo creo que como metáfora es válida porque yo creo que no hay estructura por grande que sea que no pueda ser cambiada y yo creo que de algún modo esa es mi intención, el que la gente pueda hacer girar estos edificios y darles la posibilidad a nivel metafórico de que cada uno de nosotros puede cambiar lo que se le antoje.
Sin duda alguna estas obras han sido hechas con mucho amor. Yo siempre he sido un artista que busca el aspecto crítico de determinada circunstancias pero también me dejo llevar, en el caso de Nueva York este proyecto también constituye una especie de tributo. Es una ciudad que también te ofrece mucho y en cambio uno tiene que también darle lo mejor de sí para que ese diálogo llegue a buen puerto.