El artista Yulier Rodríguez Pérez, conocido como Yulier P., concluyó una de sus más hermosas creaciones. Se trata del acrílico sobre lienzo “En vivo”, dedicada a los comunicadores independientes cubanos.
“Parte de las vivencias de los periodistas independientes en la Isla: cómo son acosados, perseguidos y reprimidos por el gobierno, específicamente por la policía política. Es algo que a mí me toca de cerca, no solamente porque lo he sufrido sino porque muchos de mis amigos son informadores independientes”, dijo a Radio Televisión Martí el también grafitero.
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Yulier P. utiliza en su pintura símbolos como la hoz y el martillo, la estrella, el brazalete con las siglas del CDR [Comité de Defensa de la Revolución] y la imagen de un sacerdote católico para comunicar al público la complicidad de las instituciones con las políticas del Estado comunista contra la libertad de expresión.
“Muestra, mediante este lenguaje expresionista que siempre he trabajado, personajes y emblemas claves en el proceso represivo en Cuba: los periodistas que están pintados en matices rojizos, siendo controlados y reprimidos por otras figuras vestidas de azul que representan al régimen o la Seguridad del Estado. A la derecha, un cura con un casco verde y una estrella roja que, a mi modo de ver, manifiesta cómo la iglesia permite este tipo de actos injustos y mezquinos hacia los cubanos”.
“El fondo también especifica de una forma bastante clara el comunismo, dándole una ubicación contextual al cuadro”, dijo.
Han pasado varios años desde que Yulier P. comenzara a sufrir la hostilidad de las autoridades cubanas.
En agosto de 2017, tres años después de que empezara a trazar sus fantasmagóricos y tristes personajes en paredes de edificios en ruinas de la capital, el artista y grafitero fue detenido por varios días y luego obligado a borrar sus murales. En ese entonces Yulier P. defendió su arte:
“En Cuba los muros son del Gobierno. Todos los espacios públicos están repletos de propaganda ideológica. Sin embargo a mí me quieren acusar de peligrosidad social predelictiva y de afear el ornato público porque pinto en edificaciones semiderruidas. Es una actitud totalmente intolerante hacia el arte y a un artista que está promoviendo la conciencia social y el arte urbano en Cuba”.
“Pienso que el grafiti en un lugar derruido contribuye estéticamente a la imagen visual de la ciudad", indicó en esa fecha a nuestra redacción.
Desde entonces el artista ha sido censurado en la Isla.
En octubre de 2019 su exposición en el centro cultural independiente Fábrica de Arte fue saboteada e incluso retiradas algunas de sus piezas por una orden del Ministerio de Cultura.
Poco tiempo antes, en mayo, había colocado frente a las puertas del Museo Nacional de Bellas Artes y en el centrohabanero Parque El Curita, dos escombros en los que había dibujado unas siluetas grotescas de aspecto apesadumbrado junto al nombre de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba, UNEAC.
“Sucede que en mi país cuando asumes una actitud de denuncia de los problemas que afectan a la sociedad, califican tu obra como ‘más política que artística’. Y yo creo que el artista es también un político porque está llamado a plasmar el accionar de las fuerzas del poder contra el pueblo. Esta que acabo de terminar, no sé dónde la podré exhibir, pero buscaré vías”, afirmó el artista.