Balseros de a pie al Wall Street Journal: "En Cuba es imposible aspirar a nada"

  • Martinoticias.com

Cubanos en la estación migratoria de Tapachula, Chiapas.

El diario neoyorquino entrevistó en Tapachula, México, a algunos de los miles de cubanos que han pasado por ese país, última etapa de un azaroso viaje desde Ecuador hasta la frontera estadounidense.

"Hay miles más en camino detrás de nosotros", dijo un cubano de 38 años al diario The Wall Street Journal. El hombre, padre de tres hijos, era uno de una docena de jóvenes de la isla que se entregaron a las autoridades de inmigración mexicanas la semana pasada en Tapachula, cerca de la frontera con Guatemala, para obtener documentos que les permitieran continuar rumbo norte hacia el Río Bravo.

El periódico neoyorquino toma nota del aumento de migrantes cubanos por esa ruta. Temerosos de que pronto pueda cerrarse la puerta que les ofrece fácil acceso a Estados Unidos, incluida la residencia legal en un año, llegan por miles a México, con la intención de pisar suelo estadounidense en el sur de Texas, aclara el diario.

La marea cubana ha ido creciendo desde mediados del verano, dijo al cotidiano Mario Madrazo, el funcionario federal mexicano a cargo de los controles migratorios.

Más de 9.300 cubanos se han registrado con las autoridades de inmigración de México desde enero para obtener paso seguro a través del país, un incremento de casi cinco veces desde 2014.

El triple –unos 28.000 llegó a Estados Unidos por la frontera desde octubre del 2014 hasta septiembre del 2015.

El cubano de 38 años trató de llegar a la Florida por mar a principios de octubre. Su balsa fue interceptada por guardacostas de Estados Unidos a unos 6 kilómetros de Cayo Hueso y, según la política de "pies secos-pies mojados", él y otros 10 fueron devueltos a Cuba el 12 de octubre. Cinco días después, viajó a Ecuador, que no exige visa a los cubanos y, junto con un primo de 19 años, comenzó de inmediato la travesía por tierra, dijo.

"He dejado en Cuba a mis hijos y mi esposa, a mi madre y a mi padre. Pero quiero que tengan una vida mejor", explicó.

El Journal toma nota de la madeja de extorsiones, precios inflados y otros abusos de que son víctimas los cubanos por parte de civiles y funcionarios por igual durante su odisea de varias semanas a través de algunos de los rincones más peligrosos del mundo.

"Todo el mundo tiene una historia diferente, pero todas son sobre un viaje difícil", dijo al periódico un ingeniero mecánico de 46 años, que cubrió el trayecto desde Ecuador con su esposa, una profesora de Física.

Relataron cómo después de entrar a Colombia mediante un soborno, recorrieron en autobuses cientos de kilómetros hasta la costa del Caribe, a menudo pagando el doble o el triple de la tarifa normal.

Después de unirse a otros inmigrantes cubanos, cruzaron a Panamá en un pequeño bote y luego pagaron casi $600 cada uno por un viaje rápido en una avioneta hasta Ciudad de Panamá. Otros autobuses los llevaron a Costa Rica, donde debieron pagar más sobornos; y, luego, a través de Nicaragua, Honduras y Guatemala, comprando funcionarios y pagando tarifas desproporcionadas en cada etapa.

Para cuando cruzaron en balsa el poco profundo río Suchiate, de Guatemala a México, habían gastado cerca de $1.700 cada uno.

Pero, a pesar de los peligros, las privaciones y los abusos, la pareja dijo a los enviados del Wall Street Journal que esa aventura, de alguna manera, les había servido para confirmar su decisión:

"Hemos pasado por países subdesarrollados donde vimos personas en pésima situación, pero hemos visto muchas más comodidades de las que nunca vimos en Cuba", dijo el ingeniero. Su esposa precisó que ella subió de peso en el viaje a pesar de las dificultades, porque la comida era más fácil de conseguir que en su país.

"La idea ahora es trabajar duro y vivir como un ser humano", dijo el ingeniero acerca de sus planes para cuando lleguen a Miami. "No necesito ser rico. Yo sólo quiero vivir en libertad y dar de comer a mi familia. Eso es todo. En Cuba, es imposible aspirar a nada".