Epidemia

Ahora con los negocios privados hay más baños, a los cuales les exigen limpieza, agua corriente, jabón y papel sanitario...

Una mujer cobra la entrada a un baño público móvil en una calle Santiago de Cuba (Cuba).

Muy preocupante para la salud pública resulta la epidemia de incontinencia urológica que nos azota desde hace un tiempo. No puede achacarse a la falta endémica de baños públicos, puesto que los baños públicos desaparecieron muchísimo antes de la aparición de los primeros casos; por el contrario, ahora con los negocios privados hay más baños, a los cuales les exigen limpieza, agua corriente, jabón y papel sanitario, exigencia que jamás estuvo presente en los baños de la gastronomía estatal. Así que la preocupante epidemia que me ocupa, no puede de ningún modo vincularse con la carencia de locales sanitarios.

Al principio fueron casos nocturnos, urgencias de trasnochado anónimo, solo reconocibles por el olor amoniacal en el ambiente, pero el avance de la epidemia ha cambiado los conocimientos sobre el mal. En su etiología está descrita una pérdida del recato, por lo que los infectados pueden detectarse a simple vista en la vía pública y en pleno día descargando su micción. También, ataca con mayor incidencia al sexo masculino de menos de cuarenta años.

Ante tal proliferación, no son ya los alrededores del Capitolio o los portales del centro comercial del Hotel Cohiba los únicos afectados, ahora puede ser un inocente marpacífico en un parterre, la entrada de un garaje privado, el lateral de una panadería.

Mi mamá repite mucho una frase que ya me he sorprendido varias veces repitiéndola también: –En mi época…– , y es que en mi época, leyentes, la gente no meaba tan alegremente en el medio de la calle.


Este post fue publicado el 30 septiembre 2013 en el blog La mala letra de Regina Coyula