La "bolita" en Cuba bate récord después de la muerte de Fidel Castro

Apuntes para el juego de la bolita (14ymedio)

Se han disparado las jugadas y apuestas a números que tienen que ver con el cargo de presidente (aunque hace diez años no gobernaba), que es el 45 en la charada. Y, por supuesto con muerto, el 8 y 64 (muerto grande).

La Habana - Desde hace tres o cuatro años, la pasión por la lotería clandestina posibilitó que los dueños de bancos ampliaran las opciones de juegos. Actualmente hay dos tandas. Una tirada por la tarde y otra por la noche.

Fidel Castro siempre sirvió de inspiración entre los jugadores. Por lo que decía o no decía. O cuando se creaban rumores sobre su enfermedad o muerte.

Ahora que murió de verdad, se han disparado las jugadas y apuestas a números que tienen que ver con el cargo de presidente (aunque hace diez años no gobernaba), que es el 45 en la charada.

Y, por supuesto con muerto, el 8 y 64 (muerto grande), con el cementerio, 14 y 68; con sarcófago (78). Al ser militar, no está de más apuntar el 74 y el 77, bandera. Por si las moscas, jugar el 83 (tragedia). También el 90, que significa viejo en la charada y ésa era su edad. Y como le decían 'el caballo' los jugadores siempre le van al 1 (caballo) y 61 (caballo grande).

“Es tremenda la cantidad de dinero que la gente está apostando. Las personas buscan alguna conexión con Fidel y los números. Desde la edad en que murió, el mes, el día, el yate Granma que partió de México el mismo día en que falleció, la cantidad de hijos que dejó, en fin es una locura”, cuenta el dueño de un banco de bolita al oeste de la ciudad.

Llamémosle Pedro. Recoge apuntaciones en la barriada de Santos Suárez y dice que, como promedio, en una jornada recolecta “dos mil o dos mil cien pesos -poco más de 90 dólares-, pero solo el sábado 26, al día siguiente de Raúl anunciar por televisión el deceso de su hermano, recogí más de diez mil pesos”.

La ilegal lotería cubana se rige por los resultados de su similar de Miami. Hace quince años un bolitero era sancionado hasta cinco años si lo pescaba la policía. Ahora no. “Los guardias se hacen de la vista gorda. Junto al Paquete, el ron y el reguetón, la bolita forma parte del ocio nacional para distraer a la gente”, comenta un listero.

Con la muerte de Fidel Castro, las apuestas en la lotería local están batiendo récords. Ya les decía que el comunismo con reguetón, santería y aguardiente no ligan. Y miren que el barbudo intentó ‘adecentarnos’. Pero creo que no lo logró.

Carlos Marx tenía que ser alemán. De ninguna manera un teórico que engendró una filosofía doctrinal como el comunismo podía nacer en el trópico.

En el Caribe las sensaciones son otras. El mestizaje, la santería o virar el cuello para mirar un fondillo voluminoso. Reírse de sus propias desgracias y ser portador del carnet del partido comunista con un rosario en el bolsillo y un resguardo de santería en el otro, para que te proteja de la cárcel por la malversación en la empresa que diriges.

Y luego está la combinación estrafalaria de devoción a un líder con la bachata y la pasión por el juego prohibido de apuestas. Ese lugar donde se pretende que comulguen marxismo con relajo se llama Cuba.

Y su capital, La Habana. No los invito a que la visiten por estos días, pues se aburriría más que un león enjaulado. Mire usted, en la tele solo pasan audiovisuales sobre Fidel Castro.

El gobierno entiende que el comandante en jefe fue un genio militar y el hombre más importante del siglo XX, ok. Pero por favor, muchos también quisieran ver, para desconectar, un juego de béisbol de la serie nacional, un partido de la liga española de fútbol o un filme estadounidense donde la sangre corre a chorros y los autos se desbaratan.

Pero Cuba es una sociedad de ordeno y mando. Todo es vertical. Ahora mismo en La Habana, un beato o probablemente un extremista, prohibió la venta de bebidas alcohólicas.

Ni en los negocios estatales ni en los privados. Cero alcohol. Claro que se vende por detrás de la puerta, pero pagando más caro. En estos nueve días de duelo, los vecinos son más vecinos que nunca.

El clima es ideal. Una brisa fresca otoñal y un sol tibio que invita a charlar naderías meciéndose en el sillón del portal de la casa. En chancletas y escondiendo el vaso de ron para que los chismosos del comité o las patrullas que silenciosas se deslizan por las calles no crean que está bebiendo para celebrar el fallecimiento de Castro I.

La gente en la Isla bebe simplemente por el placer de beber. El dinero no alcanza para comprar una casa, un yate o un automóvil moderno. Entonces los vecinos y amigos, los fines de semana, se reúnen alrededor de una botella de ron comprada mediante una ponina.

En esas reuniones informales te enteras que el presidente del CDR, chivatón, mala persona y oportunista, luego de elogiar durante cinco minutos la vida y obra del máximo líder, en voz baja pregunta, “Oye, que número tiraron ayer por la tarde”.

Y es que en estos días de luto nacional, la ‘bolita’ casi se revienta. Al que no le sepa, les cuento que la lotería y los juegos de apuestas son prohibidos en Cuba.

Pero funcionan. Mucho y bien. Existe en La Habana un reguero de casas de juegos conocidos como 'burles'. Y si en cada cuadra hay un CDR, también existe una persona que dos veces al día recoge la lista de la bolita.