Brasil debutó como socio inversionista en 2012

Raúl Castro y Dilma Rousseff.

La presencia inversionista del coloso sudamericano, junto a Venezuela, China y España, ha sido uno de los puntos más significativos del año que termina.
Con poco ruido y muchas nueces, contrario al refrán popular, Brasil se instaló en el 2012 como unos de los importantes actores del escenario económico cubano.

La presencia inversionista del coloso sudamericano, junto a Venezuela, China y España, ha sido uno de los puntos más significativos del año que termina. Su huella emblemática es la Zona Especial de Desarrollo Económico en el puerto habanero de Mariel donde Brasil ha invertido ya 682 millones de dólares del total de 957 millones previsto en la operación financiada por el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social de Brasil (BANDES).

A diferencia de España, que se concentró en el sector turístico desde principios de la década del 90, cuando Cuba entreabrió sus puertas a la inversión extranjera, la apuesta brasileña es más abarcadora.

Este año Cuba permitió a Brasil la primera inversión extranjera en la industria azucarera, nacionalizada en 1960. De esta forma el central azucarero 5 de septiembre, en la provincia de Cienfuegos es administrado desde el pasado mes de octubre por la Compañía de Obras e Infraestructura de Brasil (COI), subsidiaria del coloso empresarial Odebrecht.

La flamante empresa mixta AzCuba, importó este año de Brasil 27 cosechadoras cañeras, y tiene previsto importar otras 100 para el 2013.

Pequeños agricultures privados se han beneficiado de un crédito de $200 millones otorgado por Brasil para comprar en ese país tractors y equipos agrícolas.

La Agencia Brasileña de Promoción de Exportaciones, que cuenta ya con una oficina en La Habana, organizó durante 2012, encuentros de cooperación entre empresas brasileñas con representantes de las cadenas de tiendas estatales TRD y Caracol, y entidades como CIMEX y Palco.

La ofensiva carioca convirtió a Brasil en el primer vendedor de alimentos a Cuba en el 2011 y todo parece indicar que repetirá este año esa posición, desplazando las exportaciones de alimentos de Estados Unidos a la isla.

La presencia brasileña en Cuba comenzó poco después del ascenso al poder de Raúl Castro en 2006 y ha coincidido con la incertidumbre que rodea a la situación política venezolana, tras la enfermedad del presidente Hugo Chávez.

Un informe del Centro de Estudios de la Economía Cubana, publicado en 2005, señalaba que a fines de ese año el 40 por ciento de las propuestas de oportunidades de inversión estaban dirigidas a atraer a potenciales inversores chinos y el 70 por ciento de los proyectos en fase de negociación se vinculaban con empresas chinas y venezolanas.

Aunque ahora las preferencias de inversiones se han ampliado Venezuela es todavía la pieza clave de la economía cubana y su destino politico tiene un impacto directo en el futuro de la isla, ya que el 50 por ciento del comercio cubano se realiza con Venezuela.

El valor total de las inversiones de Venezuela en Cuba se desconoce, pero se puede afirmar que en 2012 se enfocaron en la refinería de petróleo de Cienfuegos, cuya capacidad debe alcanzar los 150 mil barriles diarios en 2014.

Además, en esa misma provincial, Venezuela invierte en una fábrica de urea y amoniaco y una regasificadora, que deben comenzar a funcionar en 2015 y en una productora de PVC, para 2017.

Otros tres proyectos inversionistas de Venezuela, todavía sin fecha por concluir, son la planta de ferro-níquel en Holguín; la remodelación de la refinería en Santiago de Cuba y la construcción de otra más en Matanzas.

Si el valor de las inversiones de Venezuela en Cuba se desconoce, las de China son un misterio. Los medios oficiales sólo han destacado que los proyectos de inversión de China en Cuba abarcan la agricultura, industria ligera, telecomunicaciones y el turismo.

Las estadísticas conocidas indican que Cuba es el principal socio comercial de China en el Caribe, y que el intercambio entre ambas naciones superó los 870 millones de dólares al cierre del primer semestre de 2012.

España se mantiene como el tercer socio inversionista de Cuba, pero se limita a la industria turística y, en la actualidad, no hay un flujo significativo de nuevas inversiones, según declaró el mes pasado a la prensa el embajador de España en Cuba, Juan Francisco Montalbán.

Actualmente, en Cuba existen unas 200 oficinas o sucursales de empresas españolas y operan unas 50 empresas de capital mixto, entre ellas muchas cadenas hoteleras.

La pionera de las inversiones extranjeras en Cuba, la empresa canadiense Sherritt International Corp, todavía mantiene su importancia estratégica en la economía cubana, aunque en el primer trimestre del 2012 reportó una caída de la mitad de sus ingresos en el primer trimestre del año, motivada por la disminución de los precios del níquel y el bajo nivel de sus exportaciones.

Durante el primer trimestre de 2012, Sherrit tuvo utilidades por $32.9 millones de dólares, una suma muy por debajo de los $64.6 millones de dólares que obtuvo en igual período del 2011.

El cuadro inversionista para el 2013 no parece que será muy diferente de lo que ha sido hasta ahora: Venezuela seguirá al frente en el sector petroquímico, Brasil seguirá consolidándose en la manufactura y la agricultura, España en la industria turística y la Sherrit canadiense en el níquel.