Lula: Cuba, corrupción, izquierda latinoamericana e imagen dañada

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El ex mandatario brasileño Lula Da Silva (d) y el Presidente de la petrolera estatal Petrobras, Sergio Gabrielli.

Los supuestos manejos millonarios del expresidente brasileño Lula da Silva tienden sus tentáculos hasta el puerto del Mariel en La Habana.

El expresidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva trata desesperadamente de enmendar su imagen luego de que los fiscales lo pusieran en la mirilla por presuntamente aceptar millonarios favores de constructoras acusadas de desfalcar a Petrobras, en una causa que investiga el armado de un sistema político-empresarial de sobornos y fraudes destinado a financiar fuerzas aliadas, como los regímenes de Cuba y Venezuela, y para enriquecer a los involucrados, según señala la fiscalía.

La prensa, por su parte, ha reportado en varias ocasiones sobre los manejos de Lula en La Habana para la empresa Odebrecht, que ha estado en el ojo del huracán por numerosos escándalos de corrupción.

Así, el ícono de la izquierda brasileña pidió a sus partidarios que lo respalden tras el incidente en que fue arrestado por la fuerza para que declare por el megafraude a Petrobras.

La actuación de la justicia y de las fuerzas de seguridad con el exmandatario recalentaron la crisis política que vive desde hace un año el mayor país de América Latina, hundido en una recesión económica y sacudido por una trama de multimillonarios sobornos en la petrolera estatal.

Seguidores salen a la calle por Lula

El sábado, unos 500 simpatizantes de Luiz Inacio Lula da Silva se agolparon frente a su vivienda en Sao Paulo y hasta la propia presidenta Dilma Rousseff viajó desde Brasilia para apoyarlo personalmente.

"Lula estuvo muy animado durante el encuentro que tuvimos junto con la presidenta Dilma para apoyarlo. La presidenta dijo: 'Lula, eres muy importante para el pueblo y para Brasil'.

"Y Lula me dijo que se sentía muy motivado para la lucha", dijo el diputado oficialista Vicente da Silva tras la reunión.

La fotografía de Rousseff junto a Lula, ambos de izquierda, saludando desde un balcón, contrastó con las celebraciones del viernes, en las que muchos brasileños convocaron por las redes sociales a celebrar la acción policial que obligó al expresidente a dar explicaciones por el escándalo de corrupción que le costó más de 2.000 millones de dólares a Petrobras.

Y es también un retrato del momento político que vive Brasil, en el que Rousseff enfrenta dos procesos que podrían terminar anticipadamente su mandato, impulsados por una oposición y un pueblo en guerra abierta contra su gobierno cansados de la corrupción gubernamental.

El cabildeo de Lula para lograr beneficios en Cuba

Fiscales brasileños han hecho notar que los manejos millonarios de Lula serían no sólo para a enriquecer a los involucrados, sino para adelantar agendas ideológicas en Brasil y en el exterior.

Así, el Semario Epoca publicó hace unos meses un extenso reportaje sobre el cabildeo que hiciera en Cuba el expresidente Luiz Inacio Lula da Silva para la empresa Odebrecht.

La revista viene señalando desde el año pasado que Lula cabildeó ante las autoridades cubanas, para lograr contratos en la terminal de contenedores del puerto del Mariel, uno de los proyectos insignias dentro de la política de medidas económicas que ha implementado en la isla el gobierno del ganeral Raúl Castro.

Época muestra varios cables diplomáticos sobre las visitas a Cuba de Lula después de que él había dejado la presidencia, donde buscó insistentemente los intereses comerciales de empresas de Brasil en la isla.

En uno de los cables enviados desde La Habana por el encargado de negocios de Brasil en el 2014 se informa sobre una reunión en que Lula discutió con los ejecutivos de Odebrecht cómo asegurar a los cubanos las garantías para los préstamos de estado brasileño a través del Banco BNDES para financiar los nuevos proyectos que desarrollaba Odebrecht en Cuba.

Época, propiedad del grupo de medios Globo, dijo que Lula presionó para conseguir buenas condiciones de Cuba para un préstamo de 682 millones del BNDES que iba a financiar el proyecto del puerto de Mariel construido por Odebrecht.

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Liberan a Lula da Silva tras interrogatorio

Las escandalosas tramas llevaron a la policía a golpear las puertas de la casa de Lula, en una gran operación que incluyó efectivos armados y cortes de calles.

El populista expresidente, que a sus 70 años podría postularse por el gobernante Partido de los Trabajadores (PT) en las elecciones de 2018, se declaró ultrajado, y en inflamados discursos aseguró el viernes: "si me quieren derrotar me tendrán que enfrentar en las calles de este país".

"Estoy dispuesto a viajar por todo el país. Si alguien piensa que me va a callar con persecuciones y denuncias, yo sobreviví al hambre, y quien sobrevive al hambre no desiste nunca", dijo Lula, que de niño fue lustrabotas y luego tornero mecánico y sindicalista, y que ahora cuenta lujosas mansiones y vida de millonario.

La oposición hará una protesta el 13 de marzo para pedir la salida de Rousseff.

Líderes de izquierda apoyan a Lula

La situación de Lula, una de las figuras políticas más importantes de América Latina en las últimas décadas, fundador junto a Fidel Castro y la narcoguerrilla colombiana de las FARC del marxista Foro de Sao Paulo, llevó a la izquierdista regional a solidarizarse, como fue el caso del presidente de Bolivia, Evo Morales, y de Venezuela, Nicolás Maduro.

El sábado se sumó el mandatario de Ecuador, Rafael Correa: "Estoy seguro que no tiene nada que ver en los escándalos de los que se los acusa, pero si quieren investigar que lo hagan con el debido proceso. Pero se ha querido humillar", dijo en su programa de radio y televisión.

Los problemas judiciales de su antecesor debilitan aún más a Rousseff, que cuenta con apenas 11% de popularidad.

Al escándalo en Petrobras que ha llevado a la cárcel a figuras de su partido se suma un proceso de destitución en su contra por maquillar las cuentas públicas y una investigación sobre la financiación de la campaña que la llevó a la reelección.

"La declaración forzosa de Lula dará más fuerza a los pedidos de impeachment, y la oposición gana un nuevo ímpetu para intentar forzar la salida de Rousseff", dijo el analista André César.

El recalentamiento del ambiente político coincide con una recesión económica que proyecta convertirse en la peor en un siglo.

El senador Aecio Neves, del PSDB, que perdió el balotaje contra Rousseff en 2014 por 3% de los votos, anunció que la oposición buscará bloquear las votaciones en el Congreso hasta que se instale una comisión de impeachment.

Aún no hay acusaciones contra Lula. Los fiscales dicen que hay indicios de enriquecimiento ilícito y tráfico de influencias, pero aclaran que esta fase aún es investigativa.

[Esta nota fue complementada con información de Agencias]