Campesinas cubanas relanzan iniciativa motivadas por denuncia de joven en redes sociales: "Somos Amelia"

Cartel creado por FLAMUR, en solidaridad con Amelia Calzadilla.

La Federación Latinoamericana de Mujeres Rurales en Cuba (FLAMUR) ha enviado una carta al Observatorio Cubano de Conflictos (OCC) en la cual se identifican con Amelia Calzadilla y advierten que el reciente estallido de la joven en Facebook “no sólo ha estremecido con su valiente alocución la sensibilidad de las familias urbanas, sino también de las rurales”.

En la carta, las firmantes denuncian la desidia demostrada por el régimen cubano ante la gravedad de la situación por la que atraviesa la población, desentendiéndose, según el texto, “de las necesidades básicas de los ciudadanos […] para dedicar los escasos recursos a construir hoteles de lujo que permanecen vacíos en medio de las más elementales necesidades de subsistencia”.

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Las integrantes de FLAMUR alegan que, “como han demostrado los economistas cubanos, el costo de construir en ellos (los hoteles) una habitación, permitiría comprar 10 tractores para labrar las tierras ociosas”.

Las campesinas cubanas relatan que en 2020, en unión con la Liga de Campesinos Independientes de Cuba, hicieron pública la iniciativa “Sin Campo no hay País”, en la que proponían cinco medidas fundamentales para frenar “la hambruna que se avecinaba” y exhortaban al régimen a levantar “el bloqueo interno”, ya que, durante años, los representantes de poder “siguen mostrando más interés en aplastar toda iniciativa privada que en dar solución a las penurias de la población”.

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Tras exponer algunas de las maniobras del régimen "para engañar a la administración Biden", las miembros de la organización rural deciden volver a presentar los puntos del documento “Sin Campo no hay País”, y reconocen que están inspiradas “por la dignidad y el valor con el que Amelia se presentó -rodeada por un descomunal despliegue policíaco digno de un peligroso terrorista-, a la “entrevista” con funcionarios interesados en inducirla al arrepentimiento”.

“La Inquisición está viva en Cuba. Cierto. Pero sepan que la insumisión también lo está. ¡La lucha continúa!”, concluyen.

La inesperada aparición en Facebook, días atrás, de Amelia Calzadilla, joven madre cubana desesperada por la incapacidad del régimen para dar solución a los más elementales problemas de subsistencia, desencadenó una avalancha de declaraciones de otros padres y madres que se identificaron con lo expuesto por la muchacha.

Ante el creciente movimiento #TodosSomosAmelia, el régimen, como es habitual, respondió con una campaña de “fusilamiento de la personalidad”, intentando sin éxito desacreditar a Calzadilla, con lo cual sólo logró aumentar las simpatías de la población hacia la joven.

A continuación, reproducimos el texto de la carta enviada por FLAMUR al Observatorio Cubano de Conflictos

LAS CAMPESINAS CUBANAS TAMBIÉN SOMOS AMELIA

El Observatorio Cubano de Conflictos (OCC) ha recibido esta carta de la Federación Latinoamericana de Mujeres Rurales – Cuba con la solicitud de que contribuyamos a su distribución. El OCC invita a los lectores a compartir esta declaración en las redes sociales.
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"En Cuba la joven Amelia Calzadilla no solo ha estremecido con su valiente alocución la sensibilidad de las familias urbanas, sino también de las rurales.

Mientras el hambre se extiende en la población, nuestros campos se hunden en la miseria y la improductividad a las que han sido condenadas por las políticas económicas del gobierno.

El estado se ha desentendido de las necesidades básicas de los ciudadanos –alimentos, salud, electricidad, transporte, educación–, para dedicar los escasos recursos a construir hoteles de lujo que permanecen vacíos en medio de las más elementales necesidades de subsistencia.

Como han demostrado los economistas cubanos el costo de construir en ellos una habitación permitiría comprar 10 tractores para labrar las tierras ociosas. Pero los que pueden poner otro rumbo al país sigue mostrando más interés en aplastar toda iniciativa privada que en dar solución a las penurias de la población. Las ideas y proyectos del ciudadano común son asfixiados en campos y ciudades.

En marzo de 2020 las campesinas cubanas asociadas a la Federación Latinoamericana de Mujeres Rurales (FLAMUR) junto a la Liga de Campesinos Independientes de Cuba, publicamos una carta que titulamos “Sin Campo no hay País”.

En ella presentamos un programa de cinco puntos para evitar la hambruna que se avecinaba y hoy toca a las puertas de las familias cubanas:

1- Libertad para la producción y distribución de nuestros productos.

2- Libertad para fijar los precios de nuestros productos de acuerdo con el mercado.

3- Libertad para importar y exportar directamente, incluso de Estados Unidos, donde está comprobado que sus leyes no lo impiden, por nuestra condición de campesinos independientes.

4- Eliminar por diez años todos los impuestos a productores y procesadores de alimentos.

5- Entregar títulos de propiedad permanente a todos los productores agrícolas.”

La Liga de Campesinos independientes y FLAMUR concluimos el documento con este llamado: “¡Evitemos una hambruna! ¡Levanten el bloqueo interno a la libre producción agrícola!”

¿Qué respondió el gobierno? Nada. Nos ninguneó y anunció un plan estatal de 63 medidas –gestionadas por el estado– para dar solución a la seguridad alimentaria. Como era de esperarse la hambruna y la escasez son hoy la realidad a la que se refiere Amelia.

No quieren otorgar libertades económicas, ni legalizar la propiedad de todos los que producen bienes y servicios privados, sean rurales o urbanos. Quieren un “sector privado” bajo su control y sin autonomía real.

Tienen una mentalidad egoísta y anexionista. Ahora mismo, no encaminan sus pasos a empoderar a los ciudadanos emprendedores sino a engañar a la Oficina del Tesoro (OFAC) de la administración Biden, encargada de aplicar las sanciones a otros países.

Estan disfrazando como empresas privadas independientes los negocios de sus familiares e incondicionales. Pretenden de esa manera que sean ellos los que se beneficien de la cláusula que los eximiría de las sanciones económicas si sus negocios fuesen realmente privados, que no lo son.

Reiteramos la exigencia de que sean aceptados los cinco puntos que como campesinas exigimos al gobierno hace 2 años para garantizar alimentos a la población. Lo hacemos inspirados por la dignidad y valor con el que Amelia se presentó –rodeada por un descomunal despliegue policiaco digno de un peligroso terrorista–, a la “entrevista” con funcionarios interesados en inducirla al arrepentimiento.

La Inquisición está viva en Cuba. Cierto. Pero sepan que la insumisión también lo está. ¡La lucha continúa!