Tan impredecible como el destino de un hombre puede ser el destino de una obra musical. Una noche de mediados del siglo XIX tres jóvenes bayameses componen una canción con el solo propósito de ofrecerle una serenata a una joven llamada Luz Vázquez. Entre esos jóvenes se encuentra Carlos Manuel de Céspedes, el hombre que diecisiete años más tarde protagonizará el Grito de Yara, será escogido como primer presidente de la República en Armas y morirá en plena Sierra Maestra durante un enfrentamiento con una columna española.
La canción, titulada "La bayamesa", abandonaría su carácter galante para adoptar una letra subversiva, cantarse en la manigua, sobrevivir a la gran mayoría de las canciones cubanas de su siglo, darse a conocer en el extranjero y figurar, hasta el día de hoy, en la memoria del pueblo cubano.
El 24 de febrero de 1895, veintiún años después de la muerte de Céspedes, estalla la guerra convocada por José Martí, los hermanos Lora protagonizan el Grito de Baire y otra canción de carácter galante, compuesta por dos jóvenes habaneros en 1892, adopta una letra patriótica, es cantada por los cubanos que luchan por la independencia de la isla y se convierte en el primer gran éxito de la música cubana a nivel internacional. Ésta es su historia.
Primera parte
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