Caridad Martínez: "Patria es donde puedes ser tú, ser libre y no sentirte extranjera"

Caridad Martínez, bailarina clásica, coreógrafa, profesora de ballet. Cubana residente en Nueva York

A Dile que pienso en Ella... entra, con el vigor de su férrea disciplina, humana y profesional, Caridad Martínez, quien llegara, a fuerza de talento, a ser Bailarina Principal del Ballet Nacional de Cuba y para ella se crearon piezas en las que nadie, según los conocedores del tema, ha logrado superar su actuación. En 1991, aquí nos explica por qué, decidió romper las ataduras y, desde entonces, ha fundado escuelas de Ballet en varios países del mundo y sentado cátedra, dejando la huella de su poderío donde quiera que ha llegado.

¿Cuál fue el detonante que te impulsó a marcharte de Cuba?

La censura y, además, percibí todo lo que venía. Ésto fue en 1991. Las carencias, mi oposición al gobierno. Todo se iba deteriorando: los valores con los que mis padres me criaron más, lo que aprendí y nos hicieron creer en la Escuela Nacional de Arte.

Esa escuela que Fidel Castro nunca quiso visitar porque o éramos muy escandalosos -eso se nos comunicó una vez en la escuela- él escuchó mucha bulla durante el camino de entrada al Country Club, donde estaba situado nuestro comedor y lugar de encuentro de los estudiantes de todas las diferentes disciplinas; en fin, esa escuela que graduó cientos de los más importantes artistas cubanos, y a él nunca le interesó. Da igual, honestamente, no nos importaba; teníamos increíbles maestros y éramos muy felices.

Se me comunicó que algunas de mis obras no se podían presentar más, porque criticaban la Revolución; que venían tiempos difíciles no y podía continuar creando obras que se cuestionaban la política en Cuba. Me dijeron que ya no podría seguir llevando mi compañía de viaje fuera de Cuba y que las invitaciones que se me hicieran en el futuro, sevirían para darle oportunidad a otros grupos.

Te cuento todo este rollo porque son situaciones inconcebibles. Estaba harta.

¿Qué esperabas encontrar del “otro lado”?

No tenía ninguna expectativa. Me quedé en México, empecé a impartir clases de Ballet y a hacer coreografías. Al mes, ya tenía trabajo y al siguiente año, ya había fundado mi propia escuela. Yo era conocida y me ofrecieron inmediatamente trabajo. Después de 9 años, trabajé con un director y artista norteamericano, él fue quien me dijo que yo tenía algo que aportar en Estados Unidos y que podía hacer una carrera.

Yo había bailado aquí y creí que conocía el país.

¿Qué encontraste?

Al llegar, pues todo era nuevo. Las personas que apoyaban mi transición estaban en el mundo de las artes visuales y el cine. Yo me movía en un mundo que no correspondía con mi realidad. Luego, me desencantó el nivel de las escuelas de ballet y lo inaccesible que era, para muchos, poder estudiar Ballet. Por lo demás, yo venía de una casa donde todos trabajaban mucho y en el BNC siempre se nos aclaró que había que luchar para conseguir algo y además, mi compañía tenía categorías y había que empezar desde abajo.

No me sentía incómoda, empecé a tratar de impactar positivamente en donde trabajaba y a elevar la calidad de la enseñanza.

¿Qué has aprendido durante el proceso?

Aprendí a apreciarme a mí misma como una individualidad, y a ver que todas las diferentes especies pueden sobrevivir juntas si existen reglas, respetándose y con tolerancia.

Mi mayor aprendizaje fue en Cuba, en mi barrio, Cayo Hueso y en el Ballet Nacional, cuando Alicia y Fernando.

¿Qué es para ti La libertad?

Esa es una pregunta muy grande para los que hemos vivido en un país donde tu más pequeña acción, tiene un significado político.

Yo no sabía que era la libertad hasta que llegué a México y, con el tiempo, comencé a tomar decisiones sin pensar en las consecuencias políticas que éstas pudieran tener o cuánto podría afectar a mis padres una decisión mía. Con las cosas más simples aprendí a ser libre. Y aprendí a decir lo que opinaba libremente.

Pero, este país en el que ahora vivo, es muy especial en ese sentido.

¿Las experiencias vividas han cambiado en ti el concepto Patria? ¿Piensas a menudo en “Ella”?

Adoro Cuba, esa imagen de la isla. Lo que sucede allí es penoso y me duele. Regresé después de 20 años y no pude visitar mi casa, me dio tristeza ver esas calles y casas en ruinas, me sentí muy triste. Pero me gusta su gente, con todos los defectos que tienen, hay algo tan auténtico e irreverente, que nos hace especial. México fue mi segunda casa, amo también ese país, tan vulnerable, donde soy siempre tan bien recibida y donde cuidan tanto de mi.

Aquí, en Norteamérica, rápidamente me sentí en casa, me quedaba clarísimo que había un espacio para mí y que así como mi trabajo era considerado, respetado y remunerado como nunca antes, yo también podía serle útil a él. Nunca antes me había sentido tan protegida y tan libre de pensar y expresarme como en este país.

Patria es donde puedes ser tú, ser libre y no sentirte extranjera.