Raúl Castro: el pragmático que frenó en seco sus propias reformas

Raúl Castro en la Asamblea Nacional en diciembre de 2007.

Con su fama de comunista pragmático Raúl Castro deja la presidencia de una isla que cambió, sin que los beneficios de los cambios lleguen aún a la mayoría para la que subsistir sigue siendo un diario desafío.

Un retroceso en las reformas que impulsó tras reemplazar a Fidel Castro hace una década, fue quizás la mayor decepción de muchos cubanos ilusionados con ver la luz al final del túnel.

Fue claro desde el comienzo: "A mí no me eligieron Presidente para restaurar el capitalismo (...) ni para entregar la Revolución. Fui elegido para defender, mantener y continuar perfeccionando el socialismo, no para destruirlo".

Su mandato estuvo marcado por una estratégica mezcla que incluyó la tímida apertura económica, el desmontaje de décadas de igualitarismo y paternalismo de Estado y la eliminación del "exceso de prohibiciones”.

La promulgación de una nueva ley migratoria en el 2013 aligeró décadas de carga política del gobierno que exigía a los cubanos obtener un permiso de salida para viajar al extranjero. A partir de ese momento los cubanos quedaron como el resto de los latinoamericanos, a merced de una visa.

La mayoría de los disidentes pudieron salir a eventos internacionales y regresar al país, aunque la categoría de "regulado" siguió vigente y permitió a las autoridades presionar e impedir a algunos opositores salir al extranjero.

Sin prisa...

Con Raúl los cubanos pudieron por primera vez comprar y vender sus casas y autos, adquirir computadoras, celulares, entrar a los hoteles, abrir pequeños negocios y viajar al extranjero con menos restricciones. Pero acumular dinero y ser rico siguió siendo un pecado en la isla.

"La planificación y no el mercado será el rasgo distintivo de la economía y no se permitirá (…) la concentración de la propiedad. Más claro ni el agua", dijo en el 2010.

Esa postura la reiteró en abril del 2016 cuando declaró que las empresas privadas tendrían límites bien definidos y que no se permitiría la concentración de la propiedad ni de las riquezas.

Los cambios económicos que propuso no cumplieron las expectativas. ​La esperada reforma monetaria y cambiaria nunca llegó. Un anunciado cronograma no se cumplió a pesar de que el gobierno admitió que la doble moneda que data de la década de 1990 es una de las mayores distorsiones en la economía de la isla.

Tampoco hubo chance para una apertura política. Bajo su mandato cualquier oposición política y activismo fue reprimido a la vieja usanza.

"Renunciar al principio de un solo partido equivaldría, sencillamente, a legalizar al partido o los partidos del imperialismo en suelo patrio", sentenció al cierre de la Primera Conferencia Nacional del Partido Comunista en el 2012.

​Su gobierno no vio con buenos ojos proyectos de prensa ni laboratorios de ideas independientes, ni siquiera en casos como Periodismo de Barrio o Cuba Posible, medios de prensa que se distanciaron de la oposición.

Con su premisa de "sin prisa pero sin pausa" ganó tiempo con los que, -dentro del lenguaje de la revolución-, pedían agilizar las reformas y hacer acuse de recibo de las oportunidades económicas abiertas en la era del expresidente Barack Obama.

El interés inicial de empresas estadounidenses por hacer negocios con la isla tras el deshielo, se desvaneció a partir de que se iban dando cuenta de que era muy difícil avanzar en la isla por la burocracia, la escasez de divisas, las telecomunicaciones y las restricciones laborales.

En agosto pasado tomó tal vez la más impopular de todas las medidas, al paralizar por tiempo indefinido la entrega de nuevas licencias para oficios gestionados por el sector privado como arrendadores de viviendas, cafeterías, paladares, productores de calzado, organizadores de fiestas, entrenadores deportivos, profesores de música y de idiomas.

Las más recientes cifras oficiales indican que el país tiene 580.000 empleados privados. Siete años atrás solo 157.731 cubanos trabajaban por su cuenta.​

Castro y Hollande en el Palacio Elíseo.

El diplomático

De catálogo fue la proyección internacional que consiguió su gobierno.​ A continuación enumeramos sus principales conquistas en diplomacia:

  • Consintió el restablecimiento de las relaciones diplomáticas con Estados Unidos y la apertura de embajadas después de más de medio siglo de enemistad y hostilidades.
  • ​Fue el primer dirigente cubano en realizar una visita de Estado a Francia en 21 años, consagrando de ese modo la normalización de relaciones con Europa tras años de distanciamiento.
  • Fue anfitrión de Barack Obama y su familia en el 2016, en la histórica visita de un presidente estadounidense a la isla por primera vez en casi seis décadas.
  • Afianzó las relaciones con el Vaticano al recibir dos visitas papales (Al Papa Benedicto XVI en el 2012 y al Papa Francisco en el 2015).
  • ​En el 2016 propició el histórico encuentro en La Habana entre el Patriarca Kirill de la Iglesia Ortodoxa Rusa y el Papa Francisco, el primero entre los máximos líderes de las Iglesias Católica y Ortodoxa en casi mil años de cisma.
  • Su gobierno consiguió eliminar la denominada Posición Común Europea de 1996, que condicionaba la cooperación a mejoras en materia del respeto a los derechos humanos. Europa y Cuba alcanzaron un Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación sin que se implementaran cambios políticos en la isla.
  • Cuba fue sede y garante de los Acuerdos de Paz para Colombia que terminaron convirtiendo a las izquierdistas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en una fuerza política.
  • Bajo su mando Cuba fue retirada de la lista negra elaborada por Estados Unidos sobre países que considera "patrocinadores del terrorismo".
  • En el 2015 su gobierno logró renegociar la deuda con 14 países del Club de París, congelada desde la década de 1980, con una condonación de 8.500 millones de dólares.
  • En 2014 Rusia anuló el 90 % de la deuda de 31.700 millones de dólares contraída por Cuba con la antigua URSS. También negoció su deuda con México y con España.
  • En 2013 Raúl Castro presidió la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), un organismo que buscó quitarle influencia a la OEA. Asistió en calidad de invitado de Castro el entonces secretario general, José Miguel Insulza. En 2014 organizó la cumbre y traspasó la presidencia a Costa Rica.
  • Su gobierno manejó con destreza el más reciente éxodo masivo que se
    desató tras el deshielo entre La Habana y Washington. La responsabilidad en la crisis humanitaria provocada por el paso de miles de migrantes cubanos por Centroamérica acabó recayendo únicamente en la política migratoria estadounidense hacia la isla. El conflicto concluyó con un gesto en el que Barack Obama cumplía una vieja demanda de La Habana: eliminar la política “pies secos-pies mojados” y el programa parole para profesionales cubanos de la salud, en terceros países.

Raúl Castro conversa Recep Tayyip Erdogan.

Desfile de presidentes y personalidades de la política

Desde que Raúl Castro llegó al poder en el 2006, el desfile de mandatarios no cesó. La Cumbre de Países No Alineados del 2006 le sirvió para demostrar que podía lucirse como anfitrión, aún sin contar con el carisma de su enfermo hermano Fidel Castro.

En la Cuba de Raúl Castro aterrizaron los secretarios de la ONU Kofi Annan y Ban Ki-Moon. También el presidente francés François Hollande, el turco Recep Tayyip Erdogan o el ministro de Asuntos Exteriores de Alemania, Frank- Walter Steinmeier.

En La Habana estuvo el vicecanciller checo, Martin Tlapa, quien junto a 24 empresarios dejó detrás dos décadas de encontronazos diplomáticos asociados a temas de derechos humanos y oposición política.

A Cuba fue también Matteo Renzi, primer gobernante italiano que visitó la isla. El joven político, -al que se le vio correr por el Malecón habanero-, devolvió así el gesto de Castro que lo visitó brevemente en mayo del 2015 durante una escala procedente de Moscú.

El presidente estadounidense, Donald J. Trump, firma el memorando presidencial sobre la política con Cuba tras finalizar su discurso en el teatro Manuel Artime de la Pequeña Habana, en Miami.

El giro de Trump

Un cubo de agua fría fue la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos en enero del 2017. Detrás quedaron los pronósticos de que el espíritu empresarial de Trump lo llevaría a profundizar la normalización de las relaciones entre los dos países. Trump retrocedió en el plan de Obama, recortó los viajes de estadounidenses a la isla y puso un freno a los negocios con los militares cubanos.

Más recientemente recortó al mínimo las embajadas en medio de los aún sin aclarar ataques que afectaron la salud a 24 diplomáticos estadounidenses basados en la isla. Cuba dice que regresó la retórica de la Guerra Fría.

Raúl Castro mantuvo mano dura contra organismos internacionales como la OEA, que se han opuesto al traspaso de poder de acuerdo a la actual Ley Electoral, en virtud de la cual su sucesor será nombrado por un selecto grupo y no en elecciones libres como reclama la oposición.

En función de esa política, Castro ha negado la visa a Cuba del actual secretario general de la OEA, Luis Almagro, quien intentó viajar a la isla el pasado año para recibir el premio Oswaldo Payá: Libertad y Vida.

En marzo La Habana se ganó el rechazo internacional por negar la entrada a Cuba a los exjefes de Estado Andrés Pastrana, de Colombia, y Jorge Quiroga, de Bolivia, quienes viajaron a la isla para asistir a la entrega del mismo premio, que rinde tributo al fallecido opositor cubano. Ambos países protestaron.

Y ni los aliados socialistas, -incondicionales en el terrero internacional-, han podido callarse ciertos consejos urgentes cuando la era post-Castro ya viene llegando.

"La economía de mercado por sí no puede destruir el socialismo, pero para construir con éxito el socialismo es necesario desarrollar la economía de mercado de manera adecuada", dijo a fines de marzo el secretario general del Partido Comunista de Vietnam, Nguyen Phu Trong, ante dirigentes cubanos en un discurso en la Universidad de La Habana.

Lo que está por venir cuando Raúl Castro deje la presidencia el 24 de abril es aún incierto. Seguirá al frente del gobernante Partido Comunista hasta su próximo congreso en el 2021.

Su sucesor, -sea el que sea-, tiene la presión de los cubanos que han envejecido esperando la anunciada justicia social. Conectar a sus hijos y nietos con lo que está por venir será quizás el mayor desafío de los próximos gobernantes para poder reconstruir el país.