Ciego de Ávila vive una pesadilla llamada COVID-19

Repunte de coronavirus no cede en Ciego de Ávila. (Captura de foto/Invasor)

Miles de avileños quedaron aislados en sus viviendas este lunes en el municipio de Venezuela, donde las autoridades decretaron una cuarentena obligatoria para intentar controlar un brote de coronavirus que ya acumula 21 casos.

Se trata de "un área de 122 manzanas con más de 6,000 habitantes, que tendrá como única vía de acceso la carretera aledaña a las Petrocasas y como salida la vía que conduce hasta Jagüeyal", reportó el diario estatal Invasor.

La medida responde a la amplia dispersión geográfica de los 8 focos activos en ese municipio que, a criterio de la Dirección Provincial de Salud, "han elevado los riesgos de modo exponencial".

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Dentro de la zona ocordonada viven 90 embarazadas y 124 lactantes.

Mientras, en el hospital provincial Antonio Luaces Iraola, donde semanas atrás un evento de trasmisión institucional puso a Ciego de Ávila en el centro del mapa del repunte de COVID-19 en Cuba, han decidido reorganizar todos los servicios de Especialidades, moviendo la atención médica a otros municipios y centros de salud, con excepción de Oncología y de los tratamientos de quimioterapia, hasta reducir en un 50% la cantidad de hospitalizados.

El Antonio Luaces Iraola acumula más de 100 casos positivos al COVID-19.

La provincia presenta la la tasa de incidencia de casos confirmados más elevada del país, con 60,86 por cada 100 mil personas, una cifra que ha ido en continuo ascenso, con 13 de los 17 fallecidos en el país a causa del virus en los últimos 15 días.

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Este lunes fue reportado el fallecimiento de una mujer de 50 años de edad, residente en el municipio Ciro Redondo, que padecía leucemia mieloideaguda y asma bronquial.

Residentes en áreas rurales cercanas a la capital provincial que ha quedado aisladas a causa de las medidas de control protestaron la semana pasada por la falta de alimentos y otros productos necesarios. Las autoridades respondieron con un avituallamiento parcial en ventas directas a los pobladores, pero los manifestantes alegan que no son suficientes, y para los de menor ingreso, casi imposible de adquirir.