Más de una decena de científicos cubanos han denunciado que el Grupo Empresarial de Producciones Biofarmacéuticas y Químicas de La Habana (LABIOFAM), comercializa y promueve un producto contra el cáncer extraído del veneno del alacrán azul que no cuenta con el aval exigido por las leyes en la isla y las organizaciones internacionales de salud y ética.
En el artículo Los ensayos clínicos y la medicina alternativa, de los profesores Arnaldo González Arias, de la Universidad de La Habana y Francisco Antonio Horta Rangel, de la Universidad de Guanajato, explican que “el Vidatox no es en realidad un preparado de un producto natural; es la dilución repetida del veneno un gran número de veces, hasta garantizar que en el preparado final no exista una sola molécula de la sustancia original. Agua pura, con algún saborizante para que el engaño sea efectivo. Y de paso, así se evita una posible demanda por parte de algún paciente alérgico”.
“La realidad es que no hay un solo oncólogo entre quienes promocionan el producto, sino veterinarios, ingenieros y otros con especialidades ajenas a la medicina”, subrayan los expertos.
Preocupados por criticar las “seudociencias asociadas a la curación de enfermedades”, Arnaldo González y Antonio Horta reflejan que los promotores del Vidatox “se valen de la prensa radial y escrita, de Internet, y algunos hasta del cuerpo diplomático, por insólito que pueda parecer”, para difundir falsos artículos científicos.
El ingeniero bioquímico Oscar Casanella, del Instituto Nacional de Oncología y Radiobiología, declaró a Martinoticias que “buena parte de la sociedad científica cubana” ha reaccionado contra la propaganda oficial a favor del Vidatox.
“No ha sido un caso aislado; muchos científicos han denunciado esta conducta. Soy uno más”, alega Casanella.
El único efecto comprobado es que es analgésico y antinflamatorio, “pero de ahí a comprobar su efecto antitumoral hay un buen camino. El problema está en decirle a las personas que tienen familiares o que están enfermas de cáncer que eso puede ser una esperanza”.
Para probar su efectividad
El Investigador Titular, Doctor en Ciencias Biológicas de la Universidad de La Habana y Ex presidente de la Asociación Latinoamericana de Inmunología, Jorge V. Gavilondo Cowley, detalla los pasos de cómo se prueban los tratamientos.
El Centro para el Control Estatal de Medicamentos, Equipos y Dispositivos Médicos (CECMED) del Ministerio de Salud Pública es la institución cubana responsable de ensayar los nuevos fármacos en un total de cuatro fases.
En la primera fase del ensayo se determinan la distribución y eliminación del nuevo compuesto en el organismo humano y la máxima dosis tolerable; la fase II necesita un mínimo de dos o tres años de trabajo mientras en la III se valoran las propiedades del compuesto, valor y perfil de seguridad.
Según Gavilondo Cowley, en Cuba sólo el Centro de Inmunología Molecular ha terminado ensayos tipo Fase III en cáncer, pero el Vidatox ya se comercializa en varios países del mundo a 205 dólares por un frasco de 30 mL.
El Ex presidente de la Asociación Latinoamericana de Inmunología aclara que al mencionar cáncer nos referimos a “más de 200 enfermedades diferentes. Entonces, ¿por qué las agrupamos (LABIOFAM, los paréntesis son del autor) bajo un mismo nombre?”
Ante la promoción del Vidatox y otros productos homeopáticos cuya efectividad científica no está comprobada por parte de algunas instituciones estatales, cinco sociedades científicas de Cuba firmaron una declaración conjunta acerca de la necesidad de promover el método científico.
A la iniciativa de las sociedades cubanas de Matemática, Computación, Física y Química luego se sumaron la Sociedad Cubana de Bioingeniería y la de Oncología, Radioterapia y Medicina Nuclear.
“Las sociedades científicas firmantes sostenemos que, aunque toda persona puede utilizar los medios que estime convenientes para mejorar su salud y bienestar, las instituciones oficiales solo deberían patrocinar, financiar, invertir recursos del Estado o respaldar de cualquier forma la reproducción a escala social de conocimientos, conductas y hábitos, si y sólo si, se hace evidente que están basados en el método científico”, indica la declaración.
Las supuestas potencialidades anticancerosas del péptido obtenido del alacrán Rophalorus juencis por parte de LABIOFAM aún no se han ensayado clínicamente. El Registro Público Cubano de Ensayos Clínicos refleja que el ensayo clínico del Vidatox 30 CH se encuentra en estado de planificación y los resultados previos se basan en una muestra de apenas 1012 pacientes.
El doctor Jorge A. Bergado, del Centro Internacional de Restauración Neurológica (CIREN) publicó un texto donde destaca que el Centro Estatal Cubano de Control de los Medicamentos establece con claridad meridiana las regulaciones que limitan la publicidad que se hace de productos supuestamente destinados a la salud humana.
El doctor Bergado refiere que la campaña publicitaria del Vidatox se apoya en afirmaciones muy discutibles. Según varias notas de prensa de medios oficiales cubanos el veneno de alacrán ha beneficiado a más de 60 mil pacientes.
Según el doctor Bergado es cierto que LABIOFAM ha estado entregando veneno de alacrán de forma gratuita a las personas que lo solicitaban e incluso “existían agencias turísticas que ofrecían un paquete que incluía alojamiento y visita a LABIOFAM para obtener el veneno. Pero de lo que no existen datos es de los resultados de tal entrega. Lo único publicado apareció en la revista de la propia empresa y se refiere solo a 27 pacientes con cáncer de páncreas que refieren alivio del dolor. De los 59 mil 973 pacientes restantes […] solo se conoce el testimonio de unos pocos[…] Curiosamente no se mencionan casos de empeoramiento y muerte que, también a nivel anecdótico me consta que existen”.
El galeno del CIREN concluye su artículo manifestando que con la eliminación de la publicidad del Vidatox se evitará que se produzcan muertes por el abandono de terapias establecidas. Obtener ganancias de la venta de productos y equipos para el tratamiento humano es una práctica legal en el mundo de hoy, siempre que se haga con apego a principios éticos y cumpliendo las regulaciones establecidas”.
En el manual Cómo se prueban los tratamientos de la Organización Panamericana de la Salud advierte que los estudios sesgados o tendenciosos pueden ocasionar enfermedades prevenibles y muertes prematuras. Ni la teoría ni la opinión profesional por sí solas son una guía fiable para obtener tratamientos inocuos y eficaces.
Otras recomendaciones del organismo sanitario internacional son desconfiar de los tratamientos que le ofrezcan a usted o su familia sobre la base de creencias y dogmas pero no sustentados por datos probatorios fiables.
En la actualidad de cada cien nuevos productos posibles para cáncer con efectos citostáticos o sicotóxicos, solo entre un 1 y un 5 por ciento llegan a registrarse.
En el 2013, la Asociación de Productores Farmacéuticos de los Estados Unidos tenía registrados más de 350 productos contra el cáncer en alguna fase del ensayo clínico. En la isla, además de los péptidos de LABIOFAM existen una veintena de nuevos fármacos y procedimientos terapeúticos contra el cáncer que se investigan a nivel experimental o clínico.
Si desea consultar el debate de los científicos cubanos en torno al Vidatox y a prácticas seudocientíficas puede visitar el sitio web de la Facultad de Física de la Universidad de La Habana.
Un negocio redondo
El producto Vidatox 30 CH comercializado por LABIOFAM contiene un veneno de escorpión que ha sido diluido 30 veces al 1 por ciento, denuncia un video subido a Youtube por el Grupo LifEscozul compuesto por profesionales en desacuerdo con el producto homeopático distribuido por los laboratorios cubanos.
Según la fuente habría que ingerir 10 (elevado a la 36 potencia) frascos de Vidatox para tomarse una sola molécula del veneno del escorpión. Para el doctor Jorge A. Bergado “no alcanza el agua de todo el planeta para lograr, en un solo paso, una dilución tan extrema”.
Antes del Vidatox, LABIOFAM entregaba una solución con el veneno del alacrán cubano llamada Escozul en concentraciones muy superiores.
El biólogo Ariel Portal, Gerente General de LifEscozul, compañía con Casa Matriz en Ecuador afirma que en la actualidad son los únicos que elaboran el Escozul en Cuba con la calidad suficiente como para ser considerado efectivo antitumoral.
LifEscozul trabaja directamente con productores cubanos y organizan viajes a la isla donde a los pacientes se les prepara el medicamento de acuerdo a sus necesidades.
Portal explicó a Martinoticias que antes del viaje a Cuba se elabora un expediente de cada paciente para preparar el Escozul de acuerdo a las necesidades específicas de cada uno, siempre y cuando la enfermedad no esté muy avanzada.
LifEscozul no cobra por el medicamento obtenido del escorpión cubano y defiende que éste debe ser entregado de manera gratuita tal y como era antes en LABIOFAM.
Durante más de una década los laboratorios cubanos entregaron el Escozul de dorma gratuita, pero en el año 2010 anunciaron que lo iban a sustituir por una variante homeopática registrada bajo el nombre de Vidatox.
Hoy en día el Vidatox solo puede ser obtenido (sin receta) en las farmacias internacionales de Cuba por 205 CUC o en algunos países americanos y europeos por 230 dólares cada frasco que cubren el tratamiento de un mes.
La rentabilidad de este negocio ha provocado que varias compañías imiten la experiencia con el Escozul, aun cuando el veneno se le extraiga a otros alacranes que no son el Rophalorus juencis.
Según contó a Martinocias el activista de derechos humanos en Cabaiguán Segundo Rey Cabrera, en las proximidades del kilómetro 320 de la autopista nacional se encuentra una de estas fincas dedicadas a la extracción del veneno del alacrán.
Esta finca “pertenece a uno de los hijos de Fidel Castro, a Alejandro. Él tiene a varias personas que son de Cabaiguan que trabajan allí y dicen que es mucho el dinero que se está haciendo”.
El artículo ¿Quién está detrás del Vidatox? confirma que “la empresa cubana estatal LABIOFAM (es) dirigida por el sobrino de Fidel y Raúl Castro: José Antonio Fraga Castro”.
La misma fuente agrega que en el año 2010 “decidieron que tomaría mucho tiempo registrar el Escozul y que de hacerlo con ese nombre tendrían un problema adicional a la hora de registrarlo en otros países pues la marca Escozul estaba casi registrada en muchos países por otras empresas. Después de casi 15 años investigando José Antonio Fraga Castro culminó en aceptar una variante homeopática a la cual llamaron Vidatox y que solo pudo ser registrada como analgésico y como tratamiento adyuvante o complementario”.
A favor y en contra
En momentos extremos de la vida como cuando falta la libertad o la salud, se pone a prueba la fe humana. Pacientes que padecieron cáncer afirman que el Escozul les salvó la vida.
El director de la televisión cubana, Rolando Chiong, desembocó en una peritonitis como consecuencia del cáncer y le pide a todos los que se encuentren en su caso “que crean (en el veneno del alacrán), porque a él le dio resultado, a pesar de que la palabra veneno le cause mucho temor a otras personas”.
Según explica la periodista independiente Bárbara Viera, la mayoría de los pacientes cubanos que consumen Escozul lo obtienen a través de “curanderos o personas con experiencia que se dedican a eso”. Comprar un frasco de Vidatox a 205 CUC equivale a 10 salarios medios en la isla.
Algunos estudios reportan que “el veneno (del alacrán cubano) se descompone rápidamente una vez recogido y aún en condiciones de congelación su actividad desaparece totalmente al cabo de treinta días”.
Leyendas
Según algunos pobladores de Cuba el uso del veneno del alacrán como anticanceroso lo comenzó un campesino quien apartó una vaca enferma hacia un establo mientras esperaba que le llegara el momento final. Sin embargo, con el paso de los días, el animal iba mejorando hasta que quedó restablecido completamente. Según la historia del campesino, su vaca se curó tras haber recibido varias picadas de alacrán.
Otra hipótesis, un poco más creíble, fue contada por el biólogo y gerente general de LifEscozul, Ariel Portal, quien dice que el iniciador de los estudios cubanos sobre los efectos anticancerígenos del veneno del alacrán cubano, el guantanamero, Misael Bordier, comenzó a estudiar el fenómeno en Cuba al escuchar que un haitiano curó a su hija empleando ese método.
“Cuando uno tiene un familiar con cáncer -dice el ingeniero bioquímico Oscar Casanella- uno prueba de todo y confía en todo y a veces hay personas o instituciones que abusan de esa desesperación que tienen las familias. Ojalá que ese veneno realmente albergue sustancias que tengan actividad (contra el cáncer). Eso sería muy bueno, pero hay que acabar de investigar para definir si sirve o si no”, concluye.