Uso de redes sociales crece en Cuba y genera espacios autónomos

CIF sobre redes sociales en Cuba: de izq. a der. Yaíma Pardo, Alexéi Gámez, Regina Coyula, Walfrido López, Liudmila Cedeño, Liu Santiesteban y el moderador Osmín Martínez.

A pesar de la baja conectividad los cubanos se las arreglan para usar Facebook, Twitter y YouTube, a fin de comunicar ideas y crear espacios independientes. También prosperan las redes offline.

Un panel que evidenció un desarrollo del uso de las redes sociales y el ciberespacio en Cuba a pesar de la baja conectividad, sesionó el martes en el marco de la segunda conferencia Libertad de Internet para Cuba (CIF).

En la discusión, moderada por el director de Diario Las Américas Osmín Martínez, la bloguera cubana Regina Coyula y su asociado desde Estados Unidos en el proyecto Cuba Total, Walfrido López, expusieron algunos resultados de esta iniciativa nacida del anterior CIF que ofrece a los cubanos noticias e información tecnológicas.

Dijeron que aspiran a incluir contenidos propios y una zona para que los cubanos puedan bajar aplicaciones útiles, pero mencionaron dificultades económicas y de coordinación. Aún así aseguraron que en la actualidad la mayor parte de las visitas que recibe el sitio procede de la isla.

Llegado desde la provincia de Matanzas Alexéi Gámez también mencionó como limitante para su proyecto de redes offline el alto costo de los dispositivos electrónicos necesarios (“En Cuba cuestan tres veces lo que cuestan en Estados Unidos”).

No obstante aseguró que han creado 350 puntos de acceso en Jagüey Grande y Jovellanos, en los que comparten videos y música sin restricciones políticas, y el fin de semana el llamado paquete semanal de audiovisuales.

También, una réplica de Facebook. Aspiran a que la conexión sea interprovincial. Señaló que si tan solo uno de los participantes se conecta a Internet todos pueden conectarse.

Ailer María González, directora del proyecto cultural de Estado de Sats, fue tajante en señalar que la raíz de todos los males relacionados con la Internet en Cuba tiene que ver con la dictadura totalitaria que gobierna la isla, sin cuya desaparición no habrá progreso real.

Explicó que Sats tiene una proyección hacia el interior de Cuba de distribución de materiales en dvd y memorias flash, y otra hacia el exterior a través de la red YouTube, y dijo que de ambos canales han recibido una estimulante retroalimentación.

La documentalista Yaima Pardo, autora de Offline, un filme sobre las alternativas buscadas por los cubanos ante la falta de conectividad, dijo que la democratización de la información que genera la Internet ha creado espacios culturales autónomos en Cuba, permitiendo a la gente crear sus propias instituciones.

Mencionó en ese sentido el Museo de la Disidencia creado por el artista Luis Manuel Otero Alcántara y la historiadora del arte Yanelis Núñez Leyva, una página web que engloba como disidentes a personajes tan distantes de la Historia de Cuba como el cacique Hatuey, José Martí, Fidel Castro y Oswaldo Payá.

Pardo trabaja con el estatal Instituto Cubano de Radio y Televisión.

Liudmila Cedeño, activista en Twitter, dijo que trabaja en la capacitación de jóvenes para convertirlos en periodistas de barrio, dotándolos de herramientas que les permiten acceder desde su correo electrónico a esa red social y a Facebook.

Liu Santiesteban, autora del blog Todo el mundo habla y residente en Nueva York, señaló que a través de Facebook llega a muchos en Cuba y ha podido detectar por las estadísticas de su blog los temas que más interesan a los cubanos, entre ellos las interioridades de la familia Castro. Ella mantiene también desde la red social un programa en vivo llamado Despierta Cuba.

Santiesteban abogó por “cambiar el chip del dolor por el de la alegría”, usar el humor, el erotismo y otros lenguajes para alcanzar mayor receptividad.

Los participantes coincidieron en que el gobierno cubano mantiene un acceso costoso y controlado a la web. Una prueba de ello es que durante eventos sensibles como la visita del Papa desaparecen de la oferta las tarjetas de conexión.

Si tuvieran un real interés en masificar la internet y liberar la información para los cubanos, podrían hacerlo a un costo relativamente bajo, con solo ofrecerla en los más de cuatro millones de celulares que ya hay en la isla, indicaron.