Clandestina dice que su negocio cayó y apuestan a Biden para levantarlo; una vez más les cuestionan por no exigir al régimen

Idania Del Río, izquierda, y Leire Fernández, dueñas de Clandestina, posan con un maniquí vestido con ropa que crearon, afuera de su tienda en La Habana, Cuba, el 18 de febrero de 2021. (AP Foto/Ramón Espinosa)

La cubana Idania Del Río y la española Leire Fernández, dueñas de la tienda “Clandestina”, han dicho a la agencia Associated Press que tienen toda la esperanza en que las políticas del presidente estadounidense Joe Biden hacia Cuba, ayuden a levantar la caída de su negocio.

Con que Biden permita viajar a Cuba, dé una imagen de Cuba como un país amigo... ya es un cambio radical para las cajas de los emprendedores”, dijo a The Associated Press, Fernández, de 44 años, en referencia a los propietarios de pequeños negocios.

La tienda ubicada en La Habana Vieja, se convirtió en estandarte de la apertura empresarial cubana durante el llamado deshielo con los Estados Unidos, pero en los últimos tiempos aseguran haber perdido el 50% de sus ingresos a partir de las restricciones de viajes impuestas por la Administración Trump a la isla, según afirmó Del Río a la agencia de prensa estadounidense.

“La tienda era pequeña, no teníamos casi cosas y (de pronto) estábamos recibiendo mucha gente. Se abrieron las embajadas, vinieron muchos norteamericanos, se firmaron convenios”, recordó la diseñadora cubana de 39 años.

Las creaciones de “Clandestina” se vendieron en los cruceros Carnival e incluso aparecieron en pasarelas en Nueva York, en noviembre de 2018, la marca fue auspiciada por Google para la pasarela en el Museo de Bella Artes de La Habana.

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Estas declaraciones a la AP fueron cuestionadas en redes sociales pues les señalan que le hacen exigencias a Biden​ pero no le exigen nada al régimen cubano.

Algunos las han tildado de oportunistas para salvar sus negocios:

Meses atrás la compañía de moda independiente de la Isla fue cuestionada por no tomar una postura clara respecto a la represión en la isla, especialmente con el hostigamiento al Movimiento San Isidro.

Los usuarios apuntaron entonces a que sus dueñas se atrevieron a hacer peticiones al expresidente Barack Obama, al senador cubanoamericano Marco Rubio y a la poderosa marca Zara,​ pero no al régimen cubano.

La firma que alcanzó fama mundial con sus irreverentes diseños con frases alegóricas a Cuba, la capital y los códigos más usados por los cubanos también fue acusada de complicidad con la Seguridad del Estado porque su tienda en La Habana Vieja fue utilizada para cargar los móviles de los agentes que asediaron, amenazaron y vigilaron durante varios días al activista Esteban Rodríguez, uno de los huelguistas del Movimiento San Isidro.

El periodista cubano José Raúl Gallego escribió en sus redes sociales: “Hace unos meses cuando Zara les copió un diseño le dijeron: 'Zarita, tienes que parar'. Luego, cuando les cerraron una tienda virtual le dijeron a Marco Rubio: 'Tienes que parar'”. En la Tángana del Parque Trillo algunas personas se aparecieron con pulóveres que decían 'Actually, I'm in el Trillo' y no escuché reclamos. Hace casi veinte días tienen parqueada una patrulla frente a su tienda reprimiendo a Esteban Rodríguez y su esposa y no solo no le han dicho al MININT o a Díaz-Canel que tienen que parar, sino que además prestan su tienda para cargarle los móviles a los represores. Entonces, Clandestina ¿ese es el país que quieren? ¿Ese es en el que sienten que sus negocios pueden florecer sin competencia? ¿Colaboran con el represor, pero no con el reprimido? Dedíquenle unos minutos a pensar cómo eso repercute sobre su marca, en caso de que eso sea lo único que les importe. Recuerden: el estado de cosas actual no va a ser eterno”.

A raíz de la represión contra artistas y activistas del Movimiento San Isidro, ocurrido en el mismo municipio donde está ubicada la tienda, Clandestina publicó un post en sus redes con un cartel con la palabra diálogo, una acción que recibió duras críticas de parte de los usuarios que consideraron que se trataba de un débil pronunciamiento.

“Por favor, no sean cómplices de la dictadura. Hablen con la misma fuerza con la que se pronuncian cuando algo en el exterior les ha afectado. Ustedes no están libres de correr el mismo destino que San Isidro. Aprovechen la posición privilegiada que tienen y ayuden a su pueblo”, les dijo el artista Rubén Mendoza.

El periodista cubano Jorge Carrasco, ganador del premio Gabo, comentó: “¿A qué se refieren? ¿Al asedio y el abuso del estado cubano contra el Movimiento San Isidro y contra Cuba entera? Si van a pronunciase, pronúnciense. Mencionen nombres, escriban las palabras. Dejen la tibieza, que es lo que menos se necesita”.

También la editora y periodista Carla Colomé, de El Estornudo les cuestionó: “¿Diálogo con quién? ¿Entre quiénes? ¿A qué se refieren? ¿Al Movimiento San Isidro? ¿Se refieren al Movimiento San Isidro? Se llama y se dice así: San Isidro. Ya no irse más por los costados. Llamar las cosas por su nombre. No ser confusos. Dejar el centrismo emprendedor. Dejar de querer estar bien con todo el mundo. Dejar de ser el comodín para el escenario político de turno. No se trata de hablar y apuntarse en este giro. Sean serios, no se trata de cumplir la cuota. Qué mal que la gente apele a la ternura y a la poesía para esconder el miedo o para el oportunismo. ¿De qué diálogo están hablando? Es que me perdí”.