La activista, curadora y crítica de arte Claudia Genlui Hidalgo denunció que en un acto violatorio de su privacidad la Seguridad del Estado le hizo llegar un sobre con 15 fotos personales, que había enviado vía Internet a su novio, el artista disidente Luis Manuel Otero Alcántara, cuando se encontraba fuera de Cuba en enero de 2019.
“El lunes 21 de septiembre”, dice Genlui, “en el horario de la noche, eran sobre las 11 de la noche, me lanzaron por debajo de la puerta de mi casa un sobre amarillo cerrado que contenía 15 fotos las cuales eran producto de una conversación de cibersexo que tuve con mi novio, Luis Manuel Otero Alcántara, en un viaje que él tuvo a la Argentina”.
“Estas fotos son de la misma época de las que fueron extraídas y publicadas en las redes también donde se exponía la intimidad de mi pareja", dijo en referencia a las fotos que, en meses anteriores, en un acto que se le atribuye a la policía política cubana, fueron publicadas en las redes sociales, mostrando imágenes íntimas del artista contestatario Otero Alcántara.
Lee también Artistas acusan al régimen de usar la homofobia y violencia sexualAnte lo que considera una invasión de su intimidad, Genlui confiesa sentirse "sumamente indignada (...) me siento asqueada de las maniobras de las cuales nosotros somos víctimas todo el tiempo y, como mujer cubana, sobre todo me siento desprotegida ante un sistema legal que no pueda ampararnos en estas circunstancias. Mi intimidad ha sido violada de la manera más baja posible”.
En nota publicada en las redes sociales, también manifiesta su disgusto con estas prácticas de intromisión en su vida privada y va vas allá de la denuncia al declarar “Quiero que quede algo bien claro: yo, Claudia Genlui, soy un ser humano libre y mis preferencias sexuales o las de mi pareja son parte de nuestra intimidad. Nada ni nadie tiene el derecho a invadirla”.
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Más adelante, agrega: “Acuso al gobierno cubano no sólo de violar nuestros derechos más elementales (libertad de expresión, libertad de movimiento, libertad de expresión artística, etc.) sino también de su actitud homofóbica e invasiva, sus manipulaciones y amenazas realizadas de la manera más cobarde posible, siempre desde el desprecio y suciedad que caracteriza esas entidades anónimas”.
A continuación, la curadora manifiesta su “preocupación no sólo por la desprotección legal que tenemos todos los activistas por los derechos humanos en Cuba, sino por las acciones que lleva a cabo el gobierno para neutralizar (supuestamente) nuestro alcance en la sociedad y que repercuten en nuestras familias, amigos, compañeros de trabajo estén o no relacionados con nuestros ideales”.
En su nota, Claudia Genlui responsabiliza al gobierno de Cuba de los posibles efectos que puedan sufrir sus allegados tanto física como psicológicamente por estas prácticas invasivas y, además, aprovecha para dar a conocer su “condición actual de presentar fuertes daños psicológicos por el acoso y presión a la que me ha sometido la Seguridad del Estado cubana en los últimos tiempos. Soy una mujer que se siente violada en todos los sentidos posibles y desamparada ante un régimen dictatorial que nos manipula y somete”.
Genlui finaliza diciendo que “las imágenes que se encontraban dentro (del sobre) no las haré públicas… si 'ellos' las compartieran, aclaro que es su responsabilidad”.