Los policías los esperaban, las cámaras de televisión también, pero los miles de manifestantes esperados en Cleveland durante la convención de investidura presidencial del partido Republicano simplemente no se hicieron presentes.
La personalidad controvertida de Donald Trump, el candidato republicano a las elecciones de noviembre, en un contexto de caldeadas tensiones raciales en Estados Unidos, daba a muchos a imaginar masivas protestas y enfrentamientos callejeros.
Algunos periodistas se entrenaron en escenarios de disturbios y la ciudad, en la zona de los Grandes Lagos del norte de Estados Unidos, estaba fortificada: calles cerradas, barricadas de hormigón y policías por todas partes, un millonario despliegue de seguridad. Pero al final, reconoció el jefe de la policía de Cleveland, Calvin Williams, "tenemos más periodistas que manifestantes".
A lo sumo centenares de personas marcharon en manifestaciones pacíficas, con algunas escaramuzas que hasta el jueves habían resultado en 23 arrestos. Las manifestaciones se concentraron en la "Plaza Pública", un renovado espacio en el centro de Cleveland o en las calles aledañas, no muy lejos de donde los republicanos investían a Trump como su candidato para las elecciones presidenciales.
Usualmente, eran las cámaras, de igual o mayor número que los manifestantes, las que daban cuenta de su presencia. Y así fueran dos o tres protestando, la seguridad era implacable: centenares de policías, a pie, caballo o en bicicleta, listos para intervenir al primer indicio de desorden.
A veces, las escaramuzas se ocasionaron por accidente.
El miércoles, un manifestante intentó incendiar una bandera estadounidense y en el proceso sus pantalones cogieron fuego. Un policía intentó intervenir para apagar las llamas y el manifestante golpeó y empujó al oficial. En la escaramuza, los pantalones de otras dos personas también se prendieron.
Algunos manifestantes creen que las expectativas generadas en torno a las protestas terminaron ahogando el entusiasmo. Un organizador de una de las marchas, Larry Bresler, convocó a una manifestación contra la pobreza al principio de la semana a la que esperaba asistieran miles de personas. Solo 500 participaron. "Una de las cosas que hemos escuchado de muchas personas es que tenían miedo (...) las previsiones de violencia", dijo Bresler.
La ley en Ohio permite el porte descubierto de armas, una norma comprobada por la presencia de un puñado de amantes de los armamentos, rifles y pistolas a la vista, en algunos puntos de la ciudad. "Me dan miedo las personas con armas", dijo Sue Wolpert en la "Plaza Pública".
Otros señalan retrasos de la ciudad en emitir permisos para protestar, que dificultó la organización y movilización de manifestantes. Pero el costo también fue un factor. Los hoteles estaban copados y las camas listadas en el sitio Airbnb se dispararon de precio. Una noche en algunas casas rondaban los por 1.000 dólares.