Albio Sires: Chesimard es una asesina protegida por Cuba que debe regresar a Nueva Jersey a cumplir su condena

La fugitiva estadounidense Joanne Deborah Chesimard, exiliada en Cuba, fue hallada culpable en 1977 de asesinato, robo y asalto, entre otros delitos.

En Cuba permanecen como refugiados unos 70 fugitivos de la justicia estadounidense.

La más connotada, Joanne Deborah Chesimard, alias Assata Shakur, primera mujer que ingresa en la lista de los terroristas más buscados del Buró Federal de Investigaciones de Estados Unidos (FBI), está implicada en el asesinato de un policía de Nueva Jersey en 1973.

“Assata Shakur es aún considerada una fugitiva y sigue en la lista de los más buscados”, declaró a Radio Televisión Martí un vocero del FBI.

El Departamento federal de Justicia y el gobierno del estado de Nueva Jersey ofrecen una recompensa conjunta de dos millones de dólares por información que conduzca a la captura de la fugitiva oriunda de Nueva York.

El congresista de ascendencia cubana, Albio Sires, representante por Nueva Jersey, junto a su paisano y senador por el mismo estado, Bob Menéndez, ha sido una de las voces que de manera más enérgica ha reclamado la extradición de la asesina y demás prófugos de la justicia de EEUU que viven en Cuba bajo el amparo del régimen de La Habana.

“Fue un asesinato y el gobierno cubano la protegió por muchos años y la sigue protegiendo. Eventualmente quisiera que estuviera aquí para que cumpliera su condena”, dijo a Radio Televisión Martí el congresista Sires.

El informe del gobierno de EEUU sobre terrorismo divulgado el pasado 16 de diciembre asegura que Cuba continúa albergando a múltiples fugitivos que cometieron o apoyaron actos de terrorismo en los Estados Unidos.

Documento del FBI:Joanne Deborah Chesimard

“El régimen cubano se ha negado a devolver a Joanne Chesimard, también conocida como Assata Shakur, una fugitiva en la lista de terroristas más buscados del FBI, condenada por ejecutar al policía del estado de Nueva Jersey, Werner Foerster”, precisa el documento del Departamento de Estado.

Militante del Ejército Negro de Liberación, en 1977 Chesimard fue declarada culpable de asesinato en primer grado y otros delitos y condenada a cadena perpetua. Menos de dos años después se fugó de la cárcel con ayuda de amigos radicales y vivió en la clandestinidad antes de reaparecer en Cuba en 1984.

En 2013, pasó a integrar la lista negra de los terroristas más buscados por EEUU.

El nexo de Cuba con los terroristas estadounidenses

Enrique García trabajó 11 años para la Dirección General de Inteligencia (DGI) del Ministerio del Interior de Cuba -que más tarde pasó a ser la Dirección de Inteligencia (DI).

Era un niño en 1971, pero recuerda con nitidez que miembros de grupos de afroamericanos visitaban su casa para entrevistas con su padre, entonces periodista del vespertino Juventud Rebelde y luego de la agencia de noticias Prensa Latina.

“Estaban en Cuba en entrenamiento o escondidos y en más de una ocasión fueron a mi casa a darse tragos o a conversar con mi papá”, comentó el excapitán que desertó en 1989 cuando realizaba actividades de espionaje bajo cobertura diplomática en la embajada de Cuba en Quito, Ecuador.

La Habana estableció desde los primeros años de la década de 1960 vínculos con grupos afines a la lucha armada en EEUU como Las Panteras Negras

De ese programa efectivo de influencia y reclutamiento tuvo conocimiento García cuando ingresó a los servicios de espionaje en 1978 bajo las órdenes del ya fallecido coronel, Chafik Homero Saquer Zenit, alias Rolo, entonces jefe de la Dirección de América Latina en la DGI.

“El fue jefe de centro en la misión de la ONU en Nueva York en la década de 1960. Pasó armas y dinero a uno de estos grupos subversivos que operaban entonces en EEUU. Por eso, fue uno de los primeros diplomáticos cubanos expulsados a finales de los 60”, reveló el excapitán de 63 años que desertó el 8 de enero de 1989.

En 2015, Josefina Vidal, la diplomática cubana que lideró las conversaciones con Washington en era de deshielo, defendió los derechos "legítimos y soberanos" de su país para ofrecer asilo político a quienes considera han sido perseguidos.

Ese mismo año, el entonces gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, pidió en una carta al presidente Barack Obama que exigiera el regreso de Chesimard antes de continuar con el acercamiento.

Asesinos, secuestradores de aviones, asaltantes de bancos y estafadores, entre los refugiados en Cuba

Los delincuentes reclamados por la justicia estadounidense que se refugiaron en Cuba son en su mayoría secuestradores de aviones, asaltantes de bancos o furgones de transporte de dinero, y autores de otros delitos graves cometidos entre 1968 y 1973.

“No los pueden entregar porque sus testimonios son pruebas históricas de que Cuba estuvo vinculada a esos grupos, que Cuba hizo terrorismo en EEUU porque se trata de grupos que mataron policías, pusieron bombas, cosas muy fuertes, delitos graves”, indicó García.

Algunos han quedado en el camino como Robert Vesco, responsable de fraudes millonarios, refugiado VIP de Fidel Castro y que en la década de los 80 llegó a la isla con un capital gigantesco, de ahí que gozó de prebendas concedidas por el entonces jefe de Estado, incluido su seguridad y una casa frente al mar.

“El estafador estadounidense contaba con ocho guardaespaldas del mejor equipo de seguridad que pudo haber en Cuba, eran hombres de la seguridad de Fidel Castro más elementos del aparato de contrainteligencia”, dijo García, quien conocía bien el tema por su estrecha relación con la jefatura de la Dirección de Seguridad Personal que dirigía el General Francis.

Por aquellos años, según sus cálculos, la protección del Fidel Castro estaba a cargo de más de 10 mil hombres dispersos por todo el país.

“Primero Fidel le chupó (a Vesco) poco a poco sus millones y luego lo encarceló hasta que murió o lo mataron”, aseguró quien a la vista del mundo era el representante de Comercio Exterior en la embajada cubana en Ecuador.

William Lee Brent, un ex miembro del Partido Panteras Negras, en 1968 hirió de bala a dos agentes del orden en un intento de robo en una gasolinera en San Francisco. Un año después secuestró un avión de la empresa TWA y lo desvió a La Habana. Murió en esa capital en 2006.

Michel R. Finney, militante del grupo Republic of New Afrika, a principio de los años 70 en Albuquerque, estado de Nuevo México, se vio implicado en la muerte de un policía que se disponía a revisar el auto en que viajaba con otros dos cómplices. Falleció de cáncer en La Habana. Tanto él como Brent trabajaban como locutores de las transmisiones en idioma inglés de la emisora internacional Radio Habana Cuba.

En el caso de Chesimard, que según la ficha del FBI ha utilizado como fechas de nacimiento el 16 de julio y 1947 y el 19 de agosto de 1952, han sido muchos los rumores que a lo largo de los últimos años han circulado sobre su muerte en Cuba.

“Siempre luché para que a esa persona la trajeran a EEUU, para que cumpliera sentencia. No tengo información de que haya muerto”, comentó el legislador Sires.

Pero la creatividad de artimañas ha devenido maquinaria engañosa operada desde los mismos pasillos del Palacio de la Revolución.

“La inteligencia y contrainteligencia pudieran en un caso como éste expedir un certificado de defunción y llevarla a vivir a un punto recóndito de la isla con nueva identidad para que desaparezca de la lista del FBI. Por eso, todo lo que hace filtrar el gobierno de Cuba es peligroso”, advirtió García, quien fuera el oficial "Walter" de la Dirección de Inteligencia de Cuba.

Tras tantos años, parece ser que la biología será la encargada de pasar cuentas a estos fugitivos que durante décadas han dormido muy bien bajo el manto protector de un régimen cómplice que no está interesado en abordar el tema.