Cookie Rojas, inmortalizado en cuatro salones de la fama del béisbol

El entrenador de tercera base de los Mets de Nueva York, Cookie Rojas, lanza práctica de bateo durante el entrenamiento del equipo en Turner Field, en 1999. (Reuters/Archivo)

Cuba ha sido una fábrica de producir grandes peloteros. Jugadores que han hecho historia en cada liga por la que han desfilado. Dentro la historia del béisbol de Grandes Ligas, contados con las manos son los peloteros que han jugado todas las posiciones, incluyendo la de pitcher, pero sólo uno de ellos pudo ser miembro del Juego de Estrellas en ambas ligas. Su nombre es Octavio Víctor Rojas pero, para el mundo de las bolas y los strikes, su apodo de Cookie lo hace más que reconocido.

Rojas nació en la Habana, Cuba, un 6 de marzo de 1939, y nunca imaginó que el apodo que su madre de cariño le decía por considerarlo un niño lindo y muy agradable, se convertiría en el sobrenombre que el mundo del béisbol usaría para siempre, y el que lo llevó a estar no sólo entre los mejores peloteros cubanos de la historia de la Major League Baseball, sino que quedaría inmortalizado en cuatro salones de la fama, el de los Phillies de Philadelphia, el de los Reales de Kansas City, el de Cuba y el del Museo de Béisbol de la Herencia Hispana.
En esta entrevista que le pude hacer a Cookie Rojas en junio de 2018, el estelar jugador cubano recordó sus inicios en el béisbol:

En Cuba empecé a jugar en Little Leagues (Ligas Pequeñas), entonces poco a poco me fue gustando cada vez más el béisbol y después participé en mi colegio con el equipo de High School (secundaria) “La Luz”, en Cuba.

Pasé después al equipo Amateur “Fortuna”, donde jugué como amateur un año solamente, ya que fui firmado por el equipo profesional los “Cuban Sugar Kings”, después del año 55 y el año 56 fue la primera vez que salí de Cuba para poder jugar béisbol profesional.”

Cookie no olvida esos años en los Sugar Kings, equipo que no pudo llegar a ser parte de la expansión de Grandes Ligas en los sesenta debido a la abolición del béisbol profesional en la Isla.

Los “Sugar Kings” en el 58 consiguieron mi contrato y me fui a jugar con ellos en Cuba, donde ganamos, por cierto, la pequeña Serie Mundial contra el equipo de Minnesota.

Después más adelante con lo que sucedió con la Revolución y lo que pasó en Cuba, que pararon todo el profesionalismo en los deportes, pues tome la decisión de venir a Estados Unidos que era el sueño que tenia de poder llegar al tope del béisbol que eran Las Mayores y gracias a Dios pudimos hacerlo
”.

Cuando al fin fue llamado a las Grandes Ligas con los Rojos de Cincinnati, en 1962, dio su primer hit en el mejor béisbol de mundo frente al lanzador zurdo de los Dodgers, Sandy Koufax, pero para sorpresa de muchos, Cookie fue cambiado a los Phillies de Philadelphia la siguiente temporada por el lanzador relevista Jim Owens, movida que lamentarían los Rojos.

Me cambiaron a los Phillies de Philadelphia, donde estaba Gene Mauch, que era el manager, y ahí tuve la oportunidad de jugar 7 años. Y lo más importante de mi carrera era que yo era segunda base. Había jugado segunda base toda mi vida en las menores, nunca había jugado otras posiciones, pero con Gene Mauch, que era un manager que creía muchísimo en zurdo y derecho y derecho contra zurdo, pues naturalmente, me empezó a poner en diferentes posiciones, y así llegué a jugar las 9 posiciones con el equipo de Philadelphia, siendo, creo, el primer hombre en el béisbol en hacerlo en la Liga Nacional. Hubo otros dos hombres, que yo me recuerde, que lo han hecho, que son Bert Campaneris y también el venezolano Cesar Tovar, del Caracas, que también jugó las 9 posiciones, pero fueron una posición por cada inning, y fue más bien por una publicidad que hicieron. Ellos jugaron todas las posiciones en un día, pero yo lo hice a lo largo de la temporada. Incluso, conseguí lanzar un inning frente a los Gigantes de San Francisco para completar las nueve posiciones con el equipo de los Phillies”.

Una temporada inolvidable sería la de 1965, donde Rojas no sólo fue el mejor jugador de Philadelphia, sino que estuvo entre los favoritos para ganar el premio MVP de la Liga Nacional, terminando 26 en las boletas. En esa contienda, el cubano batóo para .303, con 42 remolcadas, 158 hits y sólo se ponchó 33 veces.

Sí señor, eso es un año que no se lo olvida y, de hecho, tanto en la Liga Nacional como en la Americana llegué a batear en una temporada para 300” dijo emocionado Rojas.

Luego de siete temporadas en Philadelphia, los Phillies tomaron la decisión de cambiar a Rojas a los Cardenales, junto al popular Dick Allen y el pitcher Jerry Johnson, por el jardinero Curt Flood, pero este daría pie al famoso “Caso Flood”, el cual cambió para siempre la historia del béisbol de las Grandes Ligas, sentando base para el nacimiento de la agencia libre, algo que recordó Cookie en mi entrevista.

Lo más importante es que, cuando fui cambiado a San Luis por Philadelphia junto a Dick Allen, nosotros en realidad iniciamos lo que fue el futuro de los agentes libres, porque en esa época cada equipo tenía los jugadores completamente cerrados, no podían ir a ningún lado, se hizo el cambio y Curt Flodd, el jardinero central de los Cardenales, se negó a ir a Phildelphia, y ahí es donde empezó la agencia libre”.

En ese último año con los Rojos, Cookie había promediado solo para .228 y apenas bateaba .106 con los Cardenales cuando fue de nuevo cambiado a los Royals, pero el cubano estaba lejos de terminar su carrera, pues en Kansas City renacería nuevamente, poniendo maravillosos numeritos que lo llevaron a estar representándolos en el Juego de Estrellas por cuatro años consecutivos, y a hoy en día ser miembro del Salón de la Fama de ese equipo.

Cuando pasé al equipo de Kansas City, después del 72, tuve la oportunidad de jugar una sola posición y logré participar en 4 Juegos de Estrellas consecutivos, o sea, sumando 5 con el que hice en la Liga Nacional, que eso para mí fue un honor, el haber estado entre los mejores jugadores del béisbol”.

Terminó finalmente su carrera como ligamayorista en 1977 con los Royals, siendo la segunda base con más partidos jugados (789) solo por detrás de Frank White (2151) en la historia de la franquicia y participando en los playoffs del 76 y 77 contra los Yankees. Cookie dejó de por vida un promedio de .263, con 593 remolcadas, 1660 hits y se poncho apenas 489 veces en 6871 apariciones en el plato.

Luego de ser pelotero, Rojas siguió en el béisbol como entrenador y scout de los Angelinos de Los Ángeles, y luego coach de los Marlins de Florida, Mets de Nueva York y Azulejos de Toronto, y desarrolló una carrera detrás de los micrófonos como narrador de béisbol con los Marlins. Su hijo Víctor le siguió los pasos en la locución.

Hoy, Rojas descansa y disfruta de su vida de entrega y amor por el béisbol, junto a su hijos y nietos, que lo admiran tanto como todos los cubanos que amamos el deporte de las bolas y los strikes.