Amnistía Internacional: Cuba juega “al gato y el ratón” arrestando y recluyendo a activistas

Amnistía Internacional.

Este miércoles fue presentado el informe anual de la organización que contiene un extenso capítulo sobre Cuba que reproducimos a continuación.

En su informe anual la organización Amnistía Internacional detalló la situación de los derechos humanos en el mundo durante el 2016 y escribió lo siguiente sobre Cuba:

Pese a la supuesta apertura política, continuaban las restricciones del derecho a la libertad de expresión, asociación y circulación. Los grupos locales de la sociedad civil y los grupos de oposición denunciaron un aumento de las detenciones por motivos políticos y del acoso a quienes criticaban al gobierno.

El restablecimiento de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba en 2015 dio lugar a un aumento del comercio y del turismo entre ambos países en 2016. Por ejemplo, los servicios aéreos comerciales entre Estados Unidos y Cuba se reanudaron tras más de 50 años.

En marzo, el presidente estadounidense Barack Obama visitó Cuba y se reunió con el presidente Raúl Castro; era la primera visita realizada a Cuba por un presidente de Estados Unidos en casi un siglo.

Fidel Castro falleció en noviembre.

Millones de turistas, muchos de ellos estadounidenses y europeos, visitaron Cuba en 2016, lo que dio lugar a un importante auge del sector turístico. Hubo personas migrantes cubanas que seguían volando a países de Sudamérica y Centroamérica y viajando desde allí al norte por vía terrestre para llegar a Estados Unidos.

Entre octubre de 2015 y julio de 2016, más de 46.000 cubanos y cubanas entraron en Estados Unidos, algo más que en 2015 y el doble que en 2014, según el Centro de Investigaciones Pew.

Durante el año, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) expresó preocupación por la situación de las personas migrantes cubanas que trataban de llegar a Estados Unidos. En agosto, más de un millar de ellas quedaron atrapadas en Colombia, cerca de la frontera con Panamá. A la CIDH le preocupaba que 163 no tuvieran acceso a alimentos y que corrieran peligro de ser objeto de trata.

En julio, 121 personas migrantes cubanas fueron presuntamente devueltas desde Ecuador sin la debida notificación y sin oportunidad de recurrir la decisión. Cuba no había ratificado el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos ni el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales —ambos firmados en febrero de 2008—, y tampoco el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional. Asimismo, no había reconocido la competencia del Comité contra la Tortura ni del Comité contra la Desaparición Forzada, ambos de las Naciones Unidas, para recibir y examinar comunicaciones presentadas por víctimas o por otros Estados Partes.

LIBERTAD DE EXPRESIÓN Y DE ASOCIACIÓN

Pese al restablecimiento de las relaciones con Estados Unidos en 2015, persistía la retórica de Guerra Fría y los activistas políticos y los defensores y defensoras de los derechos humanos eran tachados públicamente de “mercenarios anticubanos”, “antirrevolucionarios” y “subversivos”.

El sistema judicial seguía estando bajo control político. Las leyes que tipificaban los “desórdenes públicos”, el “desacato”, la “falta de respeto”, la “peligrosidad” y la “agresión” se utilizaban para procesar por motivos políticos.

Las personas críticas con el gobierno seguían siendo objeto de hostigamiento, como los “actos de repudio” (manifestaciones encabezadas por simpatizantes del gobierno en las que participaban agentes de los servicios de seguridad del Estado). El gobierno continuó haciendo uso de las restricciones del acceso a Internet como método fundamental para controlar tanto el acceso a la información como la libertad de expresión. Sólo el 25% de la población podía conectarse a Internet, y únicamente el 5% de los hogares tenía acceso a la red. Según la información recibida, hasta agosto, el país contaba con 178 puntos públicos de acceso inalámbrico a Internet; no obstante, eran frecuentes las interrupciones del servicio. El gobierno seguía bloqueando y filtrando sitios web, para restringir el acceso a la información y a las críticas hacia las políticas del Estado.

DETENCIÓN Y RECLUSIÓN ARBITRARIAS

Seguían conociéndose casos de personas críticas con el gobierno y activistas —como las Damas de Blanco— que eran sometidas de forma habitual a arrestos arbitrarios y breves periodos de detención por ejercer su derecho a la libertad de expresión, asociación, reunión y circulación.

Las autoridades jugaban “al gato y el ratón” arrestando y recluyendo reiteradamente a activistas —a menudo varias veces al mes— durante periodos de entre 8 y 30 horas y liberándolos posteriormente sin cargos. La Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional documentó una media mensual de 862 detenciones arbitrarias entre enero y noviembre, un incremento respecto al mismo periodo de 2015. Con frecuencia no se presentaban cargos contra las personas recluidas en “prisión provisional” durante periodos más largos, y sus familiares raras veces recibían documentación que explicara el motivo de la detención. En julio y agosto, Guillermo Fariñas — galardonado en 2010 con el Premio Sájarov a la Libertad de Conciencia— y otros activistas —la mayoría de ellos miembros de la Unión Patriótica de Cuba— se declararon en huelga de hambre en una protesta multitudinaria contra lo que, en su opinión, era una represión cada vez más violenta de las personas disidentes y activistas.

Al concluir el año, el artista de grafitis y preso de conciencia Danilo Maldonado Machado, conocido como El Sexto, permanecía recluido en El Combinado del Este, una prisión de máxima seguridad situada a las afueras de la capital, La Habana. Danilo Maldonado Machado había sido detenido en su casa el 26 de noviembre, horas después de anunciarse la muerte de Fidel Castro. Ese mismo día, según el periódico 14ymedio, hecho en Cuba, Danilo había escrito las palabras “Se fue” en un muro de La Habana.

ESCRUTINIO INTERNACIONAL

Las organizaciones y mecanismos independientes de derechos humanos, incluidos los relatores especiales de la ONU, no tenían acceso a Cuba. También se negaba el acceso a las prisiones a observadores independientes. Cuba seguía siendo el único país de la región de América cuyas autoridades no permitían las visitas de AI.

[Basado en el informe anual de Amnistía Internacional]