Cuatro jóvenes cubanos llegan a la revista "Forbes"

En el sentido de las agujas del reloj, Robin Pedraja, Yondainer Gutierrez, Elio Héctor López e Hiram Centelles.

Se trata de cuatro personas que han llevado importantes proyectos "online".

Los informáticos cubanos trabajan con escasos recursos económicos, un mercado atípico en el que la mayoría de la población no tiene acceso a internet y unas normas que en muchos casos les impiden desarrollar sus ideas. No obstante, algunos de ellos han conseguido sacar adelante sus proyectos y se han hecho un hueco en el incipiente negocio de las páginas web y aplicaciones en Cuba.

Algunos de ellos han sido entrevistados por la revista Forbes en un artículo que titula "No hay internet? No hay problema. Dentro de la revolución tecnológica en Cuba" en el que explican cómo funciona su negocio y el modo en el que consiguen que se haga popular fuera de la isla.

Vistar, la revista cultural de referencia

Es el caso de la revista digital Vistar, creada por el joven de 28 años Robin Pedraja y que hoy cuenta con un equipo de 16 profesionales entre periodistas, creativos y desarrolladores web que recogen las últimas tendencias en arte y cultura de Cuba.

Portada de la revista digital Vistar Magazine.

Este estudiante de diseño en La Habana cuenta que su sueño era crear una publicación sobre la cultura urbana, pero que cuando presentó el proyecto en las oficinas gubernamentales para encontrar el apoyo estatal sufrió la incomprensión de los funcionarios por tratar de sacar adelante un medio de comunicación en internet.

Aun así, la idea siguió adelante y pocos meses después vio la luz; ya va por los 16 números. Pedraja explica que aunque nunca recibió los permisos para poner online la revista, la realidad es que la política de Cuba con este tipo de negocios es "no lo voy a autorizar, pero tampoco lo voy a prohibir".

Y así Vistar se ha hecho popular entre la juventud, que puede descargarse gratuitamente cada número, por cuya portada han pasado músicos y artistas de todas las tendencias, desde Kcho a Omara Portuondo, Isaac Delgado o Jorge Perugorría.

Alamesa, la app de restaurantes cubanos

Otro ejemplo de este tipo de negocios innovadores para un país que acaba de estrenar sus primeros 35 puntos Wi-Fi es la aplicación para hacer reservas de restaurantes AlaMesa, cuyo cofundador es Yondainer Gutierrez.

AlaMesa, la app de restaurantes en Cuba.

Creada en 2011 junto a otros amigos, hoy esta app promociona la cultura gastronómica cubana principalmente entre turistas con una base de datos de 600 restaurantes, el 30% de los cuales paga por promocionarse en ella.

En su caso, el funcionamiento es sencillo: La aplicación se descarga mayoritariamente en otros países por gente que va a visitar Cuba y una vez en el país usan la información.

Hoy cuentan con 6.500 usuarios mensuales y casi 3.000 suscriptores a sus newsletters, lo que ha llevado a ser reconocido por la revista Forbes como uno de los revolucionarios tecnológicos de Cuba.

El negocio, además, le llevó también a Gutiérrez a BBC Mundo, donde ofrecía un consejo: "Hay que crear negocios de emprendimiento que sean útiles, que tengan algún beneficio en la vida diaria de la gente de ese lugar. Muchos proyectos fracasan porque no tienen sentido".

La web de compraventa que triunfa en Cuba

Entre los sitios web más populares también se encuentra Revolico.com, dedicado exclusivamente a la compraventa mediante clasificados, permutas, publicidad de paladares y hasta renta de casas.

Página web revolico.com.

Su creador, Hiram Centelles, trabaja desde España y afirma que su web cuenta con 8 millones de páginas vistas al mes y 25.000 anuncios nuevos cada día, aunque la mitad de las visitas proceden de fuera de la isla, la mayoría de Florida.

Su modelo de negocio, que no está legalizado en Cuba y por tanto está registrado fuera, se basa en los anuncios Premium (patrocinados), por los que cobra una tarifa normalmente en efectivo.

El Paquete Semanal, "algo necesario en el país"

Más conocido dentro y fuera de Cuba es otra manera de hacer dinero con El Paquete Semanal, un modelo que empezó hace 12 años. Aunque hoy circulan distintas versiones de esta compilación de artículos, vídeos y programas de televisión en pequeñas memorias, la suya se distribuye a 100 personas, que a su vez la reparten en otras mil y así sucesivamente a un precio de $1.10 a $2.20.

Los cubanos esperan con impaciencia el paquete clandestino de películas, series de TV, deportes, juegos y música, que se vende en ‘pendrives’ cada semana,

No hay manera de saber cuánta gente compra realmente el paquete, pero tal y como cuenta Elio Héctor López, alias El Transportador y uno de los que lo distribuye, "se ha convertido en algo necesario para el país". "La gente lo ve como otra forma de internet", dice este economista que a los 18 años comenzó compilando música y distribuyéndola entre los DJ de La Habana.

Tiempo después, conoció a gente que hacía lo mismo con películas, programas de televisión y software y decidieron unirse para crear el producto que hoy venden. El resultado, un glosario de contenidos llegados de fuera de Cuba que casi toda la juventud del país ve o lee.