Cuba se adhirió este miércoles a la Convención sobre Bombas de Racimo, a través de un compromiso que adquirió en septiembre de 2015, señaló en un comunicado Human Rights Watch.
"Cuba está mostrando que es un error aferrarse a las Bombas de Racimo, porque las armas inevitablemente causan daño a los civiles", dijo Steve Goose, uno de los directores de Human Rights Watch y presidente de la coalición contra las bombas de racimo.
Las bombas de racimo plantean una amenaza inmediata a la población civil por la dispersión de múltiples submuniciones o bombetas sobre un área amplia.
Cuba depositó el instrumento de adhesión a la Convención de 2008 sobre Municiones en Racimo con las Naciones Unidas en Nueva York; es el país número 119 en firmar o adherirse. La convención prohíbe las Bombas de Racimo, y requiere la destrucción de las mismas, así como la limpieza de los restos de municiones en racimo y la asistencia a las víctimas de estas armas.
Cuba no participó en la vía rápida diplomática del "Proceso de Oslo", que creó la Convención sobre Municiones en Racimo. Se había opuesto siempre a la forma en que se concluyó el tratado, fuera del marco de la ONU.
Pero en la primera Conferencia de Revisión del Tratado en Dubrovnik, Croacia, el 8 de septiembre de 2015, cinco años después de que el tratado entró en vigor, Cuba dijo que estaba considerando la adhesión.
El embajador Rodolfo Benítez Verson, representante de Cuba en la conferencia, anunció que "Cuba está llevando a cabo los procedimientos constitucionales requeridos para la adhesión.
Dijo que "Cuba apoya firmemente la prohibición y la eliminación completa de las municiones de racimo y condena su uso".
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En la Asamblea General de la ONU, en octubre de 2015, Cuba confirmó que estaba preparando para adherirse a la Convención sobre Municiones en Racimo y votó para apoyar la primera resolución de la Asamblea General en apoyo del tratado de prohibición.
La resolución no vinculante fue aprobada por 139 votos y 40 abstenciones. Sólo Rusia y Zimbabwe votaron en contra.
En 2013, Cuba no negó ni confirmó el almacenamiento de bombas de racimo. Pero se sabe que posee bombas de fragmentación de la época de la Unión Soviética, según el Grupo de Información Jane.
En 2016, Human Rights Watch informó del uso de las municiones lanzadas desde tierra y bombas de racimo lanzadas desde el aire en Siria y Yemen. Ninguno de los dos países ha firmado la convención.