Un reciente informe de la Oficina Nacional de Estadisticas indica que el año pasado apenas el 25,3 por ciento de las tierras agrícolas del país estaban produciendo.
Más de un millón de hectáreas de tierras, equivalentes a la sexta parte de la superficie agrícola total de Cuba, permanecían ociosas seis años después que el gobierno de Raúl Castro iniciara la entrega en usufructo de tierras improductivas para impulsar la producción de alimentos.
Además, de las tierras de cultivo, se encontraban sin cultivar el año pasado cerca de 4 millones de hectáreas (3,696,600), para sólo un 25,3 por ciento de aprovechamiento productivo de toda la superficie agrícola del país.
Los datos aparecen en el informe Panorama Uso de la Tierra 2013 publicado el lunes por la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE),
La entidad precisó que de las 6.342.400 hectáreas agrícolas del país, 2.645.000 se cultivan, 2.650.000 están dedicadas a pastos y 1.046.000 están ociosas.
El 90,8 por ciento de esas últimas tierras nunca roturadas están en manos del sector estatal (949,400 hectáreas), mientras que el 9,2 por ciento restante son de propiedad cooperativa, o de agricultores pequeños, sugieren las tablas de la ONE.
Tres provincias aledañas, Ciego de Avila, Camagüey y Las Tunas suman entre sí más de medio millón de hectáreas ociosas, una aparente consecuencia de la invasión irrestricta de los matorrales de marabú en la mayormente llana región Camagüey-Maniabón, antiguamente un polo de la ganadería en la isla.
El informe también revela que el sector estatal, que retiene aún 4 millones 946,900 hectáreas de toda la superficie agrícola del país (78%), sólo tiene cultivadas de esa cifra 1 millón 942,800 (39,2 %).
En un desglose de la estructura porcentual de todas las áreas agrícolas productivas en la isla los propietarios y usufructuarios encabezan en conjunto la relación, con el 21,7 y el 26,6 por ciento (48,3 % entre los dos); siguen las Unidades Básicas de Producción Cooperativa (UBPC) con 32 %; y el sector estatal con 17,8 %, con cifras marginales para las Cooperativas de Producción Agropecuaria (CPA) y las Cooperativas de Créditos y Servicios (CCS)
Entretanto, Cuba importa cerca del 80 por ciento de los alimentos que consume, lo cual significa un gasto de unos 1.800 millones de dólares anuales; un considerable esfuerzo para la economía nacional.
De acuerdo con el informe, el pasado año las cosechas estuvieron por debajo de lo planeado para cubrir la canasta básica subsidiada y el "consumo social" (escuelas y hospitales), con producciones equivalentes al 81 por ciento del plan de arroz, 65 por ciento del de frijoles, 88 por ciento en leche y 98 por ciento en café.
En 2008, Castro comenzó un programa de entrega de tierras estatales ociosas en usufructo a campesinos, para estimular la producción nacional de alimentos, y así reducir las compras en el exterior, un asunto que se consideró como de seguridad nacional.
Sin embargo, esa reforma ha estado lastrada por regulaciones excesivas y trabas a los agricultores para decidir lo que quieren sembrar y a quién pueden vender sus producciones, entre otras.
Además, de las tierras de cultivo, se encontraban sin cultivar el año pasado cerca de 4 millones de hectáreas (3,696,600), para sólo un 25,3 por ciento de aprovechamiento productivo de toda la superficie agrícola del país.
Los datos aparecen en el informe Panorama Uso de la Tierra 2013 publicado el lunes por la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE),
La entidad precisó que de las 6.342.400 hectáreas agrícolas del país, 2.645.000 se cultivan, 2.650.000 están dedicadas a pastos y 1.046.000 están ociosas.
El 90,8 por ciento de esas últimas tierras nunca roturadas están en manos del sector estatal (949,400 hectáreas), mientras que el 9,2 por ciento restante son de propiedad cooperativa, o de agricultores pequeños, sugieren las tablas de la ONE.
Tres provincias aledañas, Ciego de Avila, Camagüey y Las Tunas suman entre sí más de medio millón de hectáreas ociosas, una aparente consecuencia de la invasión irrestricta de los matorrales de marabú en la mayormente llana región Camagüey-Maniabón, antiguamente un polo de la ganadería en la isla.
El informe también revela que el sector estatal, que retiene aún 4 millones 946,900 hectáreas de toda la superficie agrícola del país (78%), sólo tiene cultivadas de esa cifra 1 millón 942,800 (39,2 %).
En un desglose de la estructura porcentual de todas las áreas agrícolas productivas en la isla los propietarios y usufructuarios encabezan en conjunto la relación, con el 21,7 y el 26,6 por ciento (48,3 % entre los dos); siguen las Unidades Básicas de Producción Cooperativa (UBPC) con 32 %; y el sector estatal con 17,8 %, con cifras marginales para las Cooperativas de Producción Agropecuaria (CPA) y las Cooperativas de Créditos y Servicios (CCS)
Entretanto, Cuba importa cerca del 80 por ciento de los alimentos que consume, lo cual significa un gasto de unos 1.800 millones de dólares anuales; un considerable esfuerzo para la economía nacional.
De acuerdo con el informe, el pasado año las cosechas estuvieron por debajo de lo planeado para cubrir la canasta básica subsidiada y el "consumo social" (escuelas y hospitales), con producciones equivalentes al 81 por ciento del plan de arroz, 65 por ciento del de frijoles, 88 por ciento en leche y 98 por ciento en café.
En 2008, Castro comenzó un programa de entrega de tierras estatales ociosas en usufructo a campesinos, para estimular la producción nacional de alimentos, y así reducir las compras en el exterior, un asunto que se consideró como de seguridad nacional.
Sin embargo, esa reforma ha estado lastrada por regulaciones excesivas y trabas a los agricultores para decidir lo que quieren sembrar y a quién pueden vender sus producciones, entre otras.