Este joven campesino abandonó su trabajo en el Ministerio de Ciencias para irse a trabajar junto a su hermano expulsado de la universidad.
Juan Pablo Pérez heredó de sus abuelos la finca “La isleña”, enclavada en Pinar del Río, con la ayuda del resto de sus familia le ha dado forma “para que parezca más bonita”, dijo a Radio Martí durante el programa Contacto Cuba.
“Somos una familia, esto me gusta. Yo abandoné mi trabajo en el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA), en el 2008 y me dediqué a la finca junto a mi hermano, que lo expulsaron de la Universidad por escribir en la revista Convivencia”, añade este ingeniero agrónomo.
Residen en el municipio de San Juan y Martínez, una zona eminentemente tabacalera, pero han sembrado “fruta bomba, arroz y frijoles para el autoconsumo”, y aunque no son propiamente una cooperativa, sí “defendemos el cooperativismo”; dice Juan Pablo y alega que están ligados a la Cooperativa de Créditos y Servicios (CCS) “Rafael Morales” pero “ni siquiera temenos reconocimiento jurídico, es todo muy incipiente, muy de base”.
Con los años han podido comprar un tractor y aumentar la productividad del trabajo en la pequeña extensión de 9.6 hectáreas “nos servimos nosotros y se sirven otros campesinos y siempre trabajamos en un sentido de cooperación y cooperativismo. Y como proyecto hacemos actividades cívicas, destinamos un por ciento de la productividad a las actividades de character cívico, eso es importante”, finalizó.
“Somos una familia, esto me gusta. Yo abandoné mi trabajo en el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA), en el 2008 y me dediqué a la finca junto a mi hermano, que lo expulsaron de la Universidad por escribir en la revista Convivencia”, añade este ingeniero agrónomo.
Residen en el municipio de San Juan y Martínez, una zona eminentemente tabacalera, pero han sembrado “fruta bomba, arroz y frijoles para el autoconsumo”, y aunque no son propiamente una cooperativa, sí “defendemos el cooperativismo”; dice Juan Pablo y alega que están ligados a la Cooperativa de Créditos y Servicios (CCS) “Rafael Morales” pero “ni siquiera temenos reconocimiento jurídico, es todo muy incipiente, muy de base”.
Con los años han podido comprar un tractor y aumentar la productividad del trabajo en la pequeña extensión de 9.6 hectáreas “nos servimos nosotros y se sirven otros campesinos y siempre trabajamos en un sentido de cooperación y cooperativismo. Y como proyecto hacemos actividades cívicas, destinamos un por ciento de la productividad a las actividades de character cívico, eso es importante”, finalizó.
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