Para compensar la escasez de grasa comestible los cubanos que pueden acuden a los mercados agropecuarios, mientras el café ha desaparecido hasta de los comercios en divisas.
Si la grasa y los aceites comestibles no llegan a tiempo para cubrir las cuotas racionadas de los cubanos, y su precio brilla inalcanzable en las tiendas de divisas, hay un sencilla razón que lo explica: No hay.
Los datos de la firma comercial Trade no dejan lugar a dudas. Cuba importó el pasado año $100 millones de dólares menos de grasas y aceites comestibles que en el 2011. El gobierno no ha dicho una palabra sobre las causas de esta dramática caída. Sus consecuencias reducen las posibilidades alimenticias de la deteriorada canasta básica de la población.
En el 2011 Cuba importó $143 millones de dólares en grasas y aceites combustibles, pero sólo $49 millones el año pasado. Brasil es el principal exportador de ese rubro a la isla, seguido de Estados Unidos, que en el 2010 le vendió a Cuba $30 millones de dólares en grasas.
Para compensar la escasez de grasa los cubanos que pueden, acuden a los mercados agropecuarios a comprar carne de “puerco para sacar manteca”, explica Margarita Díaz de Florida, en la provincia de Camaguey. El aumento de la demanda ha disparado los precios afectando los bolsillos de los más necesitados. En las tiendas de divisas la situación no es diferente.
“Una botellita de aceite de girasol, que no llega al litro, cuesta en la shopping 2.20 CUC, el.de soya cuesta 2.50 CUC y el de oliva ni mirarlo”, afirma Díaz quien trabaja como maestro. “El olive no se mira, porque sale como en 10.00 CUC una botellita y quizás más”.
Traducido en esfuerzo laboral eso quiere decir que, para comprar la “botellita” más barata, un trabajador cubano tiene que dedicar a ese empeño 19 horas de trabajo.
Margarita dice que si “conseguir manteca y aceite de comer” es costoso, más difícil es saborear un “buchito” de café.
“No, eso se perdió. Ni en la shopping hay café ya. Ni el Cubita ni el Serrano ninguna de esas marcas vienen ya. Entonces en la bodega, te venden las cuatro onzas mensuales, mezclado, que tiene un 90 por ciento de chícharo y un cinco o un diez por ciento de café”, precisó.
La mezcla del chícharo con café tiene también su explicación básica. En el 2012 Cuba importó 14 millones de dólares de café a diferencia de los 35 millones que había importado en el 2011 y los 44 millones que importó en 2010.
Los problemas de distribución no son exclusivos de Camaguey, dijo Antonio Alonso, vecino de Alto Songo en la provincia de Santiago de Cuba.
“En este mismo momento, estamos hoy a 27 y todavía no se ha distribuído en la provincia el café que le corresponde a la gente este mes de marzo”, afirmó.
De acuerdo con datos oficiales, Cuba necesita producir no menos de 29,000 mil toneladas del grano limpio para sustituir las importaciones.
Alonso, quien es cosechero de café en esa región atribuyó a la mala administración del Estado, la baja producción del grano que en la última cosecha alcanzó su nivel más bajo en décadas.
“La cosecha fue de unas 6,000 toneladas cuando en Cuba se cosecharon en 1960, unas 60,000 toneladas”, indicó Alonso.
El viceministro de la Agricultura de Cuba, Ramón Frómeta, afirmó recientemente que la recuperación de la producción cafetalera cubana, en franco retroceso, está ligada a la siembra de nuevas plantaciones.
“Más del 70 por ciento de los cafetos tienen hoy de 30 a 40 años, lo que los hace improductivos”, admitió Frómeta durante el Primer Congreso Internacional de Café y Cacao, celebrado el pasado año en el Palacio de Convenciones de La Habana.
Los datos de la firma comercial Trade no dejan lugar a dudas. Cuba importó el pasado año $100 millones de dólares menos de grasas y aceites comestibles que en el 2011. El gobierno no ha dicho una palabra sobre las causas de esta dramática caída. Sus consecuencias reducen las posibilidades alimenticias de la deteriorada canasta básica de la población.
Para compensar la escasez de grasa los cubanos que pueden, acuden a los mercados agropecuarios a comprar carne de “puerco para sacar manteca”, explica Margarita Díaz de Florida, en la provincia de Camaguey. El aumento de la demanda ha disparado los precios afectando los bolsillos de los más necesitados. En las tiendas de divisas la situación no es diferente.
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“Una botellita de aceite de girasol, que no llega al litro, cuesta en la shopping 2.20 CUC, el.de soya cuesta 2.50 CUC y el de oliva ni mirarlo”, afirma Díaz quien trabaja como maestro. “El olive no se mira, porque sale como en 10.00 CUC una botellita y quizás más”.
Margarita dice que si “conseguir manteca y aceite de comer” es costoso, más difícil es saborear un “buchito” de café.
“No, eso se perdió. Ni en la shopping hay café ya. Ni el Cubita ni el Serrano ninguna de esas marcas vienen ya. Entonces en la bodega, te venden las cuatro onzas mensuales, mezclado, que tiene un 90 por ciento de chícharo y un cinco o un diez por ciento de café”, precisó.
La mezcla del chícharo con café tiene también su explicación básica. En el 2012 Cuba importó 14 millones de dólares de café a diferencia de los 35 millones que había importado en el 2011 y los 44 millones que importó en 2010.
Los problemas de distribución no son exclusivos de Camaguey, dijo Antonio Alonso, vecino de Alto Songo en la provincia de Santiago de Cuba.
“En este mismo momento, estamos hoy a 27 y todavía no se ha distribuído en la provincia el café que le corresponde a la gente este mes de marzo”, afirmó.
De acuerdo con datos oficiales, Cuba necesita producir no menos de 29,000 mil toneladas del grano limpio para sustituir las importaciones.
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Alonso, quien es cosechero de café en esa región atribuyó a la mala administración del Estado, la baja producción del grano que en la última cosecha alcanzó su nivel más bajo en décadas.
El viceministro de la Agricultura de Cuba, Ramón Frómeta, afirmó recientemente que la recuperación de la producción cafetalera cubana, en franco retroceso, está ligada a la siembra de nuevas plantaciones.
“Más del 70 por ciento de los cafetos tienen hoy de 30 a 40 años, lo que los hace improductivos”, admitió Frómeta durante el Primer Congreso Internacional de Café y Cacao, celebrado el pasado año en el Palacio de Convenciones de La Habana.