Después de más de dos décadas viviendo y trabajando en Cuba, un corresponsal estadounidense que informa sobre temas económicos para Reuters y Financial Times, reveló cómo hace para conformar su dieta en un país donde los alimentos son vistos como un asunto de Seguridad Nacional.
Cuando concluyen su asignación en La Habana, algunos corresponsales extranjeros suelen publicar las memorias de su paso por la isla. A menudo cuentan, por ejemplo, sobre el modo de pulsear con censores y funcionarios y hasta aspectos de la convivencia con los cubanos y su cultura.
Consultado por una académica estadounidense dedicada a temas alimentarios, el periodista Marc Frank no pareció estar incómodo con su rutina alimenticia a pesar de que conseguir alimentos sigue siendo un desafío para la mayoría de los cubanos.
Frank dijo a Rose Hayden-Smith del sitio UC Food Observer que según sus cálculos al menos el 30 por ciento de la población gasta el 70 por ciento o más de sus ingresos en comprar alimentos.
“Por lo general me levanto y tomo café, que compro en CUC en un mercado estatal. El azúcar que consumo viene en la ración de alimentos subvencionados que recibe mi esposa (cubana)", describió Frank.
"Consumo yogur con miel de agricultores amigos y frutas que compro en un mercado agropecuario”, comentó en la entrevista realizada en La Habana.
Frank, quien es el autor de un libro titulado "Revelaciones de Cuba", contó también que en el trabajo suele comer de aperitivo una tortilla de dos huevos y paga un almuerzo de 1,50 dólares en una cafetería privada cuyo menú incluye pollo, arroz y viandas.
“La cena puede ser una ensalada, con jamón del mercado informal, queso comprado en una tienda del mercado y una manzana si aparece, -todo con un aderezo de aceite de oliva, vinagre y especias de Estados Unidos-, y podría tener pescado proveniente de un amigo pescador, carne de cerdo o pollo y arroz, frijoles, viandas y ensaladas”, enumeró el periodista.
“Así que la mayoría de mi comida proviene de los mercados de agricultores y tiendas estatales, algunos de quién sabe dónde, algunas del mercado gris y algunos de sus amigos”, aclaró.
Experimentando la pobreza
En el 2007, la entonces jefa del Buró de corresponsales de Associated Press en La Habana, Anita Snow, experimentó vivir 30 días con una estricta dieta que se redujo a lo que los cubanos reciben a través de la libreta de abastecimiento.
Snow dijo entonces que vivir de la libreta “no es fácil”, aunque aseguró que pese a las limitaciones “nadie ha muerto de hambre”.
La corresponsal explicó que la experiencia de vivir con la dieta reducida que impone la libreta le sirvió para aprender a “hacer un presupuesto” y “no tirar los alimentos”.
La principal queja que tiene Frank es "la falta de especias y salsas". Una vez a la semana, dijo, suele cenar en uno de los restaurantes privados surgidos como parte de las reformas dirigidas al mercado como parte del plan del Gobierno de sacar a flote el socialismo.
"Cuando mi esposa está me alimento como un cubano con arroz, frijoles, viandas, pollo, cerdo, huevos y ensaladas. Cuando cocino yo, el menú es a base de spagueti y parrilla", explicó.
-¿Cuál es su comida cubana favorita?
"Matar un puerco. Hacerlo chicharrones. Freír las costillas. Queda asarlo lentamente y comerlo acompañado de arroz y frijoles, yuca frita y ensalada", concluyó.