Tansparency International (TI) acaba de emitir los resultados del Índice de Corrupción Mundial para 2013. Lo más chocante en cuanto a Cuba es que el país obtiene mejor posición en la lista que la alcanzada por una democracia europea.
La organización no gubernamental Tansparency International (TI) acaba de emitir los resultados del Índice de Corrupción Mundial para 2013. En esta lista Cuba pierde dos puntos (de 48 a 46), pero esto no supone una rebaja en su posición en el ránking, ya que pasa del puesto 58, que obtuvo en 2012, al 63 actual, lo que significa, en consecuencia, una peor situación.
Nada hasta aquí que pueda sorprender a nadie, teniendo en cuenta la naturaleza del sistema cubano, una dictadura que no entiende de control del poder porque parte de la base de que quienes ostentan el mando son infalibles y sus decisiones se toman en beneficio de un pueblo que, por otro lado, nunca tiene la oportunidad de replicar y mucho menos de virar la situación con mecanismos legales. Y en caso de usar mecanismos legales, tampoco importa o ayuda mucho. El Proyecto Varela del fallecido Oswaldo Payá, por ejemplo, se ceñía a la legalidad, pero, frente a las normas y el papel, está la realidad y la habitual manipulación por parte de los que han hecho del juego sucio una forma de regir un país.
Pero, regresando a la cuesitón de Transparency Interantional y los resultados para 2013. Lo más chocante en cuanto a Cuba es que el país obtiene mejor posición en la lista que la alcanzada por una democracia europea, como es la República de Italia, que se sitúa en este caso en el puesto 69. En los extremos del ránking encontramos a Dinamarca, con el número uno y Somalia, en el 177.
No deja de chirriar un poco que un país, cuyo sistema está inserido en una estructura como la Unión Europea (UE), como es el caso de Italia, salga peor parado, en una “competición” sobre corrupción, que una dictadura totalitaria con más de medio siglo de existencia. Una de dos: o bien el caso es inquietante para Italia y los italianos o bien para la credibilidad de TI en cuanto a los resultados referentes a Cuba. Aun así la estadística, a pesar de los malos resultados que obtiene la Isla, parece lanzar un mensaje más bien de tranquilidad para los cubanos dado que, total, al fin están mejor que los italianos.
Resulta difícil pensar que Cuba sea más transparente que Italia, a pesar de su famosa, literaria y cinematográfica mafia. ¿Hay que recordar que en Cuba nunca han tenido lugar unas elecciones libres, es decir, que es un país en el que los ciudadanos nunca han podido determinar quién ocupa las posiciones de gobierno y donde jamás los perioditas han tenido la remota posibilidad de investigar casos de corrupción?
TI se presenta como una organización no gubernamental que tienen presencia en distintos países a través de capítulos nacionales integrados por voluntarios, profesionales, personas independientes de la sociedad civil con colaboración de instituciones públicas y también empresas privadas. En España, por ejemplo, el capítulo nacional de TI, cuenta con entidades colaboradoras como la Fundación La Caixa, Fundación Telefónica o Repsol.
En la web de TI se puede encontrar información específica de cada país, aunque la más amplia por supuesto es la que corresponde a países democráticos. En la sección de Cuba, en cambio, no aparecen muchos recursos informativos, por lo que no se acaba de conocer el origen de las informaciones que tienen que ver con la Isla. Se supone que la recopilación de datos en cuanto al caso cubano sea a partir de observadores externos porque la colaboración desde Cuba, mediatizada por el régimen, no parece el mejor método para obtener datos fidedignos y creíbles.
Como ya pasa en muchas otras estadísticas Cuba aparece en posiciones dudosas, a menudo porque los autores de esos ránkings parecen obviar la naturaleza del régimen de La Habana. Si su actual posición en el ránking de transparencia es negativo o positivo no importa, la pregunta es si se pueden usar los mismos métodos de evaluación para un sistema cerrado que para uno democrático y aparentemente con más garantías de control. De otro modo todo resulta un tanto confuso. TI debería aclararlo.
Nada hasta aquí que pueda sorprender a nadie, teniendo en cuenta la naturaleza del sistema cubano, una dictadura que no entiende de control del poder porque parte de la base de que quienes ostentan el mando son infalibles y sus decisiones se toman en beneficio de un pueblo que, por otro lado, nunca tiene la oportunidad de replicar y mucho menos de virar la situación con mecanismos legales. Y en caso de usar mecanismos legales, tampoco importa o ayuda mucho. El Proyecto Varela del fallecido Oswaldo Payá, por ejemplo, se ceñía a la legalidad, pero, frente a las normas y el papel, está la realidad y la habitual manipulación por parte de los que han hecho del juego sucio una forma de regir un país.
Pero, regresando a la cuesitón de Transparency Interantional y los resultados para 2013. Lo más chocante en cuanto a Cuba es que el país obtiene mejor posición en la lista que la alcanzada por una democracia europea, como es la República de Italia, que se sitúa en este caso en el puesto 69. En los extremos del ránking encontramos a Dinamarca, con el número uno y Somalia, en el 177.
No deja de chirriar un poco que un país, cuyo sistema está inserido en una estructura como la Unión Europea (UE), como es el caso de Italia, salga peor parado, en una “competición” sobre corrupción, que una dictadura totalitaria con más de medio siglo de existencia. Una de dos: o bien el caso es inquietante para Italia y los italianos o bien para la credibilidad de TI en cuanto a los resultados referentes a Cuba. Aun así la estadística, a pesar de los malos resultados que obtiene la Isla, parece lanzar un mensaje más bien de tranquilidad para los cubanos dado que, total, al fin están mejor que los italianos.
Resulta difícil pensar que Cuba sea más transparente que Italia, a pesar de su famosa, literaria y cinematográfica mafia. ¿Hay que recordar que en Cuba nunca han tenido lugar unas elecciones libres, es decir, que es un país en el que los ciudadanos nunca han podido determinar quién ocupa las posiciones de gobierno y donde jamás los perioditas han tenido la remota posibilidad de investigar casos de corrupción?
TI se presenta como una organización no gubernamental que tienen presencia en distintos países a través de capítulos nacionales integrados por voluntarios, profesionales, personas independientes de la sociedad civil con colaboración de instituciones públicas y también empresas privadas. En España, por ejemplo, el capítulo nacional de TI, cuenta con entidades colaboradoras como la Fundación La Caixa, Fundación Telefónica o Repsol.
En la web de TI se puede encontrar información específica de cada país, aunque la más amplia por supuesto es la que corresponde a países democráticos. En la sección de Cuba, en cambio, no aparecen muchos recursos informativos, por lo que no se acaba de conocer el origen de las informaciones que tienen que ver con la Isla. Se supone que la recopilación de datos en cuanto al caso cubano sea a partir de observadores externos porque la colaboración desde Cuba, mediatizada por el régimen, no parece el mejor método para obtener datos fidedignos y creíbles.
Como ya pasa en muchas otras estadísticas Cuba aparece en posiciones dudosas, a menudo porque los autores de esos ránkings parecen obviar la naturaleza del régimen de La Habana. Si su actual posición en el ránking de transparencia es negativo o positivo no importa, la pregunta es si se pueden usar los mismos métodos de evaluación para un sistema cerrado que para uno democrático y aparentemente con más garantías de control. De otro modo todo resulta un tanto confuso. TI debería aclararlo.