Concluye el 31 de diciembre el plazo impuesto por las autoridades a trabajadores del sector privado para dejar de comercializar artículos de uso doméstico y ropa importada.
El 31 de enero concluye el plazo impuesto por las autoridades a un numeroso grupo de trabajadores del sector privado para dejar de comercializar artículos de uso doméstico y ropa importada.
A medida que se acerca esa fecha, se incrementa el temor de éstos, por las pérdidas que les ocasionará la impopular medida oficial. Han sido cuantiosos los recursos invertidos en la compra de ropa, calzado y otras mercancías de calidad, deficitarias en el país, por lo que dicha disposición no sólo dañará la economía del 20 por ciento de las personas que han obtenido un permiso estatal para ejercer la autogestión empresarial, sino que también generará un gran descontento en quienes confiaron en la palabra empeñada por los actuales gobernantes.
Se trata de un evidente retroceso en la cacareada política de actualización del modelo económico, un salto al abismo de la incertidumbre.
Los infructuosos experimentos de los caciques de la economía cubana -esos que prometen sacar al país de la bancarrota en la que lo sumergieron- perjudicarán a quienes gozan de inteligencia para generar iniciativas beneficiosas, con las que se puede lograr la prosperidad de las familias.
Al régimen no le interesan la opinión ni los problemas del pueblo. Su único afán es mantener el poder político y el económico. Para ello, los dirigentes y funcionarios del Partido Comunista toman las medidas que se les antojan, aunque se ganen el desprecio de los sustentadores del Estado y de la población en general.
Y, por supuesto, el gobierno no ha dejado de prepararse para enfrentar, con violencia, cualquier disturbio que sus antipopulares disposiciones de fuerza provoquen. El reciente Bastión, el Ejercicio Estratégico contra las indisciplinas sociales y los cada vez más frecuentes operativos policiales, así lo demuestran.
Es para preocuparse. La economía no avanza y las protestas ciudadanas se multiplican. Recordemos las demostraciones públicas de cocheros en Puerto Padre, Las Tunas y Santa Clara, Villa Clara, este año. Hace pocos días, más de cien mototaxistas privados, con las luces de sus vehículos encendidas, se manifestaron frente a la sede del Partido Comunista en Santiago de Cuba. La causa de estas protestas: los abusivos impuestos.
Cierto es que la mayoría de los vendedores de artículos importados no han tenido tiempo suficiente para comercializar toda la mercancía comprada. Muchos de ellos señalan que el plazo establecido por las autoridades ha sido muy corto. Ante esta situación y para enfrentar la terquedad gubernamental, no pocos han declarado que pasarán al mercado informal o entregarán la licencia concedida por el gobierno.
La población, en especial los jóvenes, serán también afectados con la prohibición oficial. Ropa y calzado de calidad y conforme a la moda, sólo se comercializa en los pequeños negocios particulares. Los precios de muchos de estos artículos son elevados, y, sin embargo, tienen mucha demanda.
Quienes conocen la tozudez de los gobernantes cubanos no esperan que haya una rectificación. El régimen sólo anularía su injusta decisión si los afectados deciden batallar, cívicamente, para defender su derecho. Recordemos que están involucrados alrededor del 20 porciento de los trabajadores por cuenta propia, cientos de personas que pueden recibir la solidaridad de la población.
Mientras tanto y hasta que arribe el nuevo año, el temor de los trabajadores del sector privado va en aumento. También su desprecio por un gobierno que no los escucha y que se empeña en aferrarse al poder, aunque para ello atente contra la calidad de vida y la prosperidad de las cubanas y los cubanos.
Publicado en Prmavera Digital diciembre 31 de 2013.
A medida que se acerca esa fecha, se incrementa el temor de éstos, por las pérdidas que les ocasionará la impopular medida oficial. Han sido cuantiosos los recursos invertidos en la compra de ropa, calzado y otras mercancías de calidad, deficitarias en el país, por lo que dicha disposición no sólo dañará la economía del 20 por ciento de las personas que han obtenido un permiso estatal para ejercer la autogestión empresarial, sino que también generará un gran descontento en quienes confiaron en la palabra empeñada por los actuales gobernantes.
Se trata de un evidente retroceso en la cacareada política de actualización del modelo económico, un salto al abismo de la incertidumbre.
Los infructuosos experimentos de los caciques de la economía cubana -esos que prometen sacar al país de la bancarrota en la que lo sumergieron- perjudicarán a quienes gozan de inteligencia para generar iniciativas beneficiosas, con las que se puede lograr la prosperidad de las familias.
Al régimen no le interesan la opinión ni los problemas del pueblo. Su único afán es mantener el poder político y el económico. Para ello, los dirigentes y funcionarios del Partido Comunista toman las medidas que se les antojan, aunque se ganen el desprecio de los sustentadores del Estado y de la población en general.
Y, por supuesto, el gobierno no ha dejado de prepararse para enfrentar, con violencia, cualquier disturbio que sus antipopulares disposiciones de fuerza provoquen. El reciente Bastión, el Ejercicio Estratégico contra las indisciplinas sociales y los cada vez más frecuentes operativos policiales, así lo demuestran.
Es para preocuparse. La economía no avanza y las protestas ciudadanas se multiplican. Recordemos las demostraciones públicas de cocheros en Puerto Padre, Las Tunas y Santa Clara, Villa Clara, este año. Hace pocos días, más de cien mototaxistas privados, con las luces de sus vehículos encendidas, se manifestaron frente a la sede del Partido Comunista en Santiago de Cuba. La causa de estas protestas: los abusivos impuestos.
La población, en especial los jóvenes, serán también afectados con la prohibición oficial. Ropa y calzado de calidad y conforme a la moda, sólo se comercializa en los pequeños negocios particulares. Los precios de muchos de estos artículos son elevados, y, sin embargo, tienen mucha demanda.
Quienes conocen la tozudez de los gobernantes cubanos no esperan que haya una rectificación. El régimen sólo anularía su injusta decisión si los afectados deciden batallar, cívicamente, para defender su derecho. Recordemos que están involucrados alrededor del 20 porciento de los trabajadores por cuenta propia, cientos de personas que pueden recibir la solidaridad de la población.
Mientras tanto y hasta que arribe el nuevo año, el temor de los trabajadores del sector privado va en aumento. También su desprecio por un gobierno que no los escucha y que se empeña en aferrarse al poder, aunque para ello atente contra la calidad de vida y la prosperidad de las cubanas y los cubanos.
Publicado en Prmavera Digital diciembre 31 de 2013.