Cuba derriba apresuradamente los restos de la "pelota libre"

Heriberto Suárez.

"El jugador que logre un contrato si tenemos que liberarlo de su equipo lo hacemos, se lo explicamos a la población": Heriberto Suárez

Si Fidel Castro estuviera en sus cabales, contemplaría horrorizado el espectáculo que hoy le brindan funcionarios deportivos de poca monta, hurgando entre los despojos de lo que un día fue la "pelota libre": los peloteros autorizados a jugar fuera de la Isla ya no tendrán siquiera que participar en las Series Nacionales.

De acuerdo con despachos llegados desde la ciudad oriental de Bayamo, "el jugador que logre un contrato si tenemos que liberarlo de su equipo lo hacemos, se lo explicamos a la población y ésta seguro lo va a entender”, manifestó (el comisionado nacional, Heriberto) Suárez Pereda en la reunión que dejó conformado el equipo Granma que intervendrá en la 55 SNB".

A partir de 1962 hubo en Cuba muchas décadas de parafernalia ideológica, gestada en las oficinas del máximo líder, que proclamaba como superior a una práctica deportiva que, aunque llamada amateur era realmente de estado --y, por ende, profesional. Pero en 2013 se aprobaron las primeras contrataciones con equipos extranjeros, las que serían, eso sí, a cuentagotas y con la obligación de participar además de los campeonatos nacionales.

Ahora, sin embargo, "Suárez Pereda ratificó que Cuba está abierta a las contrataciones con cualquier país o Liga y expresó que hay varias naciones interesadas en los jugadores del patio. Sin embargo, aclaró que este proceso no ha tenido mayor alcance por las restricciones impuestas por el bloqueo económico de Estados Unidos".

El comisionado anunció para 2016 cambios profundos en la estructura de las Series Nacional. Buscan, aunque no se haga explícito, lanzar un salvavidas dentro del remolino de las deserciones, y de paso captar un puñado de los dólares que ahora se gastan en solitario aquellos beisbolistas que emigraron bajo su cuenta y riesgo.

Henry Urrutia.

Como Henry Urrutia, el tunero que disparó anoche su primer jonrón en las Grandes Ligas, y propulsó así su equipo, Orioles de Baltimore, para dejar al campo 5x4 a los Mets de Nueva York.

Urrutia tenía conteo de 1-2 ante el relevista neoyorquino Carlos Torres cuando extendió sus largos brazos y empujó la pelota hacia las cercas del jardín izquierdo. Fue apenas su segundo extrabases en el Big Show, desde su debut en 2013.

El tunero desembarcó en Estados Unidos el 27 de febrero de ese año, y su firma en el béisbol organizado se hizo oficial al cabo de siete meses, cuando Haití lo amparó con una visa de trabajo.

Al tomar otro camino, Urrutia era de sobra conocido en el béisbol cubano, pero todavía es un hombre joven --28 años, cumplidos en febrero-- y ello le ha permitido vencer una difícil ruta desde su debut profesional el 20 de julio de 2013.

Convocado desde una finca de Baltimore, el tunero que tira a la derecha y batea a la zurda tiene ahora 19 veces al bate en una campaña que ya vislumbra su final. En total suma 77 oportunidades ofensivas y .260 de average en su corta carrera en la Unión.

Me sorprendió, sin embargo, verlo aceptando una entrevista de una televisora norteamericana, audífonos en ristre y sin intérprete a la vista al cabo de su jonrón decisivo. "Sorry for my English", dijo al final de la breve charla; pero desde la cabina los comentaristas le contestaron que no, que su inglés fue muy bueno, y su jonrón mejor.

Seis pies y cinco pulgadas de estatura, más 200 libras de peso, no impidieron finalmente que Urrutia, con el rostro embarrado por el trozo de cake que le plantaron sus compañeros, se enjugara una lágrima. "Me devolvieron la pelota", musitó con voz quebrada, "será un regalo para mi hijo, el primer jonrón de su papá en las Mayores".