La compra y venta de casas entre cubanos ha disminuido considerablemente en los últimos meses, según afirmaron residentes en la isla que alegan como causa principal la falta de recursos del cubano de a pie para cubrir el costo de esa transacción.
Rolando 'Pupo', residente de San Juan y Martínez, en Pinar del Río, dijo que en este momento hay muy pocos compradores en su provincia.
"Por lo general, lo que se venden son casitas que están en muy mal estado, en 30 mil, 40 mil, 50 mil, 80 mil y 100 mil pesos cubanos, que es más o menos a lo que puede aspirar un cubano medio que tenga la posibilidad de tener un negocio o un familiar allá afuera en el exterior, que quiera contribuir y ayudar", señaló.
Félix Llerena, estudiante de la Universidad de La Habana, indicó al periodista de Radio Martí, Adriel Reyes, que él ha visto una disminución en la venta de las casas en la capital.
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"Se están vendiendo, pero no con ese explote de hace un año y medio atrás, cuando todo el mundo tenía un cartel en las casas de 'Se vende'. Y hay muchas casas que las están vendiendo y no se venden porque mucha gente no tiene dinero. Las casas van desde 20 mil pesos cubanos, que son casi mil dólares, a más de 5 mil, 6 mil, 10 mil dólares; depende de la zona donde la encuentres", manifestó.
Maylen Mandique, quien reside en Ciego de Ávila, señaló que "el cubano que hoy puede comprar una casa en este país es el que tenga ayuda del exterior, o algún jefe que tenga entrada de dinero; que tenga una buena economía, porque el cubano de a pie, como decimos nosotros, no puede comprar una casa porque cuesta mucho dinero", que hay que pagar al contado y generalmente, de una sola vez.
La compraventa de viviendas en la isla fue autorizada por el Sexto Congreso del Partido Comunista (PCC), en marzo de 2011, como parte de 300 medidas aprobadas para favorecer la apertura del sector privado, la reducción de empleos en el sector estatal, la autogestión de las empresas públicas y la descentralización del aparato del Estado.
El Gobierno de Cuba aprobó en 2014 nuevas medidas para las operaciones de compraventa y traspaso de viviendas, buscando evitar declaraciones inferiores al valor de los inmuebles, y para evitar el encubrimiento de compras a través de donaciones e impedir que los cubanos evadieran los impuestos establecidos.
Según un reportaje sobre el tema publicado ese año por el periodista cubano Yusnaby Pérez, una casa o apartamento promedio en condiciones medianamente decentes no costaba menos de $150.000 dólares. En teoría, acorde con el salario promedio en la isla un cubano tendría que reunir 694 años de salario íntegro para poder pagar una casa en La Habana, porque, además, no hay banco que financie la compra de una casa para un ciudadano común.