Mientras las salas 3-A (también se habilita la 3-B) y 4-A del tercer y cuarto piso del Hospital Clínico Quirúrgico "Lucía Iñiguez Landín” de Holguín, donde brillan por su ausencia los requisitos básicos de salubridad, acoge a los pacientes cubanos confirmados y sospechosos de Zika, Dengue y Chukunguya; la 5F del mismo hospital, y en condiciones muy diferentes, aloja a los extranjeros con similares síntomas.
“Las imágenes que te envío revelan que esto es un sistema de salud dirigido a mostrar una fachada conveniente a la opinión internacional, y que la enorme diferencia entre el servicio que reciben los enfermos extranjeros y los cubanos, no radica, para nada, en el eterno pregón de la falta de recursos por el bloqueo, sino en la indiferencia que sienten el Gobierno, el Estado y el MINSAP por la salud del cubano”, me escribe y copio, con exactitud, las palabras de uno de los médicos que trabaja en ese hospital.
“Las muestras de laboratorio que se realizan a cada paciente que ingresa por sospecha de Zika, Dengue o Chikunguya, son enviadas al Instituto de Medicina Tropical “Pedro Kourí” (IPK) de La Habana porque – agregó - es donde único existe la tecnología para confirmar o no la existencia de Zika; y esto, más las eternas irregularidades en el transporte y la burocracia institucional, obligan a que los pacientes permanezcan demasiado tiempo hospitalizados a la espera de sus resultados”.
“Pero lo más aberrante”, agrega el doctor indignado, “es que por causa del inesperado incremento de pacientes ingresados, y el tiempo que estos permanecen en espera de los resultados, ha generado en el "Lucía Iñiguez” de Holguín un exceso de trabajo, sobre todo en la limpieza, que inexplicablemente está siendo cubierto por reclusas mujeres, juzgadas básicamente por ejercer la prostitución (jineteras), y facilitadas a la entidad en calidad de prestación de servicios por la Dirección de Prisiones de la Delegación Provincial del Ministerio del Interior”.