"Nos ha tomado casi seis años cambiar 'cuellos de botella' en la agricultura, Cuba no puede darse ese lujo" dijo a Trabajadores el economista Ricardo Torres.
El modelo económico de Cuba requiere de una "cirugía profunda" y los cambios impulsados por el Gobierno de Raúl Castro necesitan ir más "aprisa" en algunos sectores, opinó un experto del Centro de Estudios de la Economía Cubana (CEEC) en una entrevista recién publicada.
"Nuestra economía (...) padece en la actualidad de numerosos problemas que están retrasando enormemente su desarrollo presente y futuro, y el bienestar de nuestra gente", consideró Ricardo Torres, especialista del CEEC, institución adjunta a la Universidad de La Habana.
En declaraciones al semanario oficial Trabajadores, Torres repasó los principales problemas estructurales de la economía isleña:
"Podemos decir que la producción material (agricultura, industria, construcción…) está muy por debajo del potencial existente y padece de un severo retraso tecnológico. Esto tiene impactos en el precio real de los alimentos que consumimos, la elevada dependencia importadora y la posibilidad de ofrecer más empleos productivos y bien remunerados, entre otros aspectos".
"También se observa un sobredimensionamiento de los servicios sociales o personales, tanto desde el punto de vista de la estructura del producto interno bruto (PIB), como en la de los ocupados. Es bueno que se tenga en cuenta que estas actividades, en nuestro caso, solo se sostienen a través de asignaciones del presupuesto".
Mencionó asimismo "los deprimidos niveles de inversión; el deterioro de la infraestructura física, incluyendo la que tiene que ver con las TIC (tecnologías de informática y comunicaciones); el bajo coeficiente exportador; el enorme tamaño de la administración pública para nuestras posibilidades económicas; el insuficiente aumento del salario real que tiene impactos negativos en el consumo; la distorsión de los precios relativos en la economía a partir de la doble circulación monetaria y los múltiples tipos de cambio que operan simultáneamente, y el escaso número de empresas de clase mundial, entre otros aspectos de influencia".
El experto, autor del estudio "Impacto del cambio estructural en el crecimiento económico de Cuba", consideró que la solución a esos problemas es "una labor a mediano y corto plazo" mediante un proceso "estratégico coherente", y descartó el éxito usando "retoques cosméticos".
"El modelo económico cubano, teniendo en cuenta los desafíos que enfrenta nuestra sociedad (por ejemplo, el demográfico), necesita una cirugía profunda que le permita construir una economía productiva y sustentable social y ambientalmente", resaltó Torres en la entrevista con Trabajadores.
Para el especialista, no se puede actualizar algo que no funciona: "A juzgar por los propósitos declarados del presente proceso de transformaciones, lo que está ocurriendo en el plano económico es más que una actualización. Entiendo que se actualiza algo que funciona, para ponerlo a tono con nuevas exigencias", dijo.
Sostuvo que "el ritmo actual consigue ser adecuado para algunas tareas, pero en muchos asuntos se puede ir más aprisa", y puso como ejemplo el tímido comienzo de las medidas agrícolas.
"Nos ha tomado casi seis años para empezar a cambiar algunos de los 'cuellos de botella'" en la agricultura, reconoció Torres, y agregó que Cuba no puede darse el lujo de consumir ese tiempo para que avancen otros temas "esenciales" como las cooperativas, los "cambios en la planificación y autonomía real de la empresa estatal", o la inversión extranjera.
En una entrevista anterior con Inter Press Service, en octubre de 2012, Torres decía no estar totalmente de acuerdo con el criterio de que el ritmo de los cambios es lento, aunque admitió que "si se juzga respecto de las necesidades y las aspiraciones de la gran mayoría del pueblo cubano, incluso diría del gobierno, entonces sí puede que sea lento".
Ahora subrayó la necesidad de "acciones que rompan la inercia en ciertos puntos críticos" y de aprovechar mejor potenciales como el de los sectores de la agricultura, el turismo y la minería, entre otros.
"Nuestra economía (...) padece en la actualidad de numerosos problemas que están retrasando enormemente su desarrollo presente y futuro, y el bienestar de nuestra gente", consideró Ricardo Torres, especialista del CEEC, institución adjunta a la Universidad de La Habana.
En declaraciones al semanario oficial Trabajadores, Torres repasó los principales problemas estructurales de la economía isleña:
"También se observa un sobredimensionamiento de los servicios sociales o personales, tanto desde el punto de vista de la estructura del producto interno bruto (PIB), como en la de los ocupados. Es bueno que se tenga en cuenta que estas actividades, en nuestro caso, solo se sostienen a través de asignaciones del presupuesto".
Mencionó asimismo "los deprimidos niveles de inversión; el deterioro de la infraestructura física, incluyendo la que tiene que ver con las TIC (tecnologías de informática y comunicaciones); el bajo coeficiente exportador; el enorme tamaño de la administración pública para nuestras posibilidades económicas; el insuficiente aumento del salario real que tiene impactos negativos en el consumo; la distorsión de los precios relativos en la economía a partir de la doble circulación monetaria y los múltiples tipos de cambio que operan simultáneamente, y el escaso número de empresas de clase mundial, entre otros aspectos de influencia".
El experto, autor del estudio "Impacto del cambio estructural en el crecimiento económico de Cuba", consideró que la solución a esos problemas es "una labor a mediano y corto plazo" mediante un proceso "estratégico coherente", y descartó el éxito usando "retoques cosméticos".
"El modelo económico cubano, teniendo en cuenta los desafíos que enfrenta nuestra sociedad (por ejemplo, el demográfico), necesita una cirugía profunda que le permita construir una economía productiva y sustentable social y ambientalmente", resaltó Torres en la entrevista con Trabajadores.
Para el especialista, no se puede actualizar algo que no funciona: "A juzgar por los propósitos declarados del presente proceso de transformaciones, lo que está ocurriendo en el plano económico es más que una actualización. Entiendo que se actualiza algo que funciona, para ponerlo a tono con nuevas exigencias", dijo.
Sostuvo que "el ritmo actual consigue ser adecuado para algunas tareas, pero en muchos asuntos se puede ir más aprisa", y puso como ejemplo el tímido comienzo de las medidas agrícolas.
"Nos ha tomado casi seis años para empezar a cambiar algunos de los 'cuellos de botella'" en la agricultura, reconoció Torres, y agregó que Cuba no puede darse el lujo de consumir ese tiempo para que avancen otros temas "esenciales" como las cooperativas, los "cambios en la planificación y autonomía real de la empresa estatal", o la inversión extranjera.
En una entrevista anterior con Inter Press Service, en octubre de 2012, Torres decía no estar totalmente de acuerdo con el criterio de que el ritmo de los cambios es lento, aunque admitió que "si se juzga respecto de las necesidades y las aspiraciones de la gran mayoría del pueblo cubano, incluso diría del gobierno, entonces sí puede que sea lento".
Ahora subrayó la necesidad de "acciones que rompan la inercia en ciertos puntos críticos" y de aprovechar mejor potenciales como el de los sectores de la agricultura, el turismo y la minería, entre otros.