Nominación de candidatos en Cuba requiere nuevas estrategias

Una mujer camina junto a carteles alusivos a las elecciones de los delegados a las asambleas nacionales y provinciales del Poder Popular en Cuba.

Si lo dice Radio Martí, es verdad, afirma el hombre en la calle.
Cambiaron el contendiente. El Teniente Coronel Juan Antonio Sayaz, vecino de la circunscripción número 62 del Municipio Plaza, es la nueva propuesta que el partido comunista impone, ante la abulia generalizada de los vecinos, y luego de desechar al anterior delegado.

El Teniente Coronel de sesenta y cinco años de edad, fue propuesto en todas las asambleas de nominación de candidatos del barrio y se espera también lo sea en la última de ellas, el próximo domingo. Dos días antes de que cierre este primer corte electoral.

El militar en activo es propuesto a través de la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana (ACRC), una organización paramilitar compuesta por ancianos jubilados, algo menos conservadora, pero igual de confrontacional, que el núcleo zonal comunista.

La ACRC reúne a los que sirvieron y sirven en el aparato armado del país, por lo que Juan Antonio es uno de sus miembros. Del nuevo nominado se argumenta que sirvió en las Fuerzas Armadas y al licenciarse pasó al Ministerio del Interior. Estuvo dos veces en la misión militar cubana en África y es miembro del partido comunista.

Zayas sustituye la anterior propuesta, la del también comunista y ex militar Lara. Lara fue impuesto sobre Oscar Galeno, un luchador del barrio elegido en la asamblea de nominaciones, pero desechado más tarde por insuficiente pedigrí revolucionario.

Por su perfil civil, además de como publicista, Lara trabajó de manera honesta y mantuvo una relación de respeto y colaboración (entregó medicinas enviadas por el exilio a personas necesitadas en la comunidad) con este periodista independiente, lo que según fuentes del barrio, hizo que lo sacaran del escenario.

Los manipuladores de las elecciones en el municipio, decidieron cambiar al negociador Lara, por el intransigente Teniente Coronel, digamos que para “evitar confiancitas con el enemigo”.

La necesidad de nuevas estrategias
La imposición de Zayas sobre Lara, es solo una pequeña muestra de las manipulaciones hechas por el gobierno, ante el avance de la oposición democrática, entre maniobras libertarias, que le permitan filtrarse en las instituciones del país. Para evitarlo el Estado vuelca todas sus fuerzas en el tablero político interno.

Otro diseño gubernamental es influenciar los medios de información en el exterior, que son vistos como fuentes de “la verdad” por la gente en la isla, debido al descredito de la prensa oficial. Si lo dice Radio Martí, es verdad, afirma el hombre en la calle. Para eso se crean crisis ficticias, que promuevan la movilización de los medios en la dirección requerida, para concentrarlos en ellas. Y obvien lo importante, a favor de lo urgente, o sea, lo que “vende”.

Con estas estas maniobras de distracción, aíslan las nuevas propuestas, entonces ya pueden actuar según las consideraciones del momento y lugar. Por ejemplo el Doctor Roberto Bahamonde Massot, quien se presentó en 1989 al cargo de delegado de circunscripción por San Miguel del Padrón, al no poderle vencer en las urnas, terminó en prisión por Peligrosidad Social. Más acá en el tiempo, el ejecutivo principal de Candidatos por el Cambio en el año 2010, una propuesta cívica de participación en las elecciones, y que casi gana la votación en su barrio de Punta Brava, partió al exilio.

La rusticidad del comportamiento prodemocrático en la isla es comprensible debido a la pérdida de memoria histórica. Recientemente un ciudadano que cumplirá los 70 años, recordaba que nunca ejerció el derecho al voto en libertad. Y es que desde 1948 los cubanos no participan en elecciones democráticas.

Con un marco jurídico que impide la llegada de candidatos independientes y permite la arbitrariedad de las autoridades. Los demócratas fallan porque no se unen, sus propuestas se hacen de manera personal, sin lograr establecer apoyos o la colaboración necesaria con otras fuerzas afines en la comunidad y el territorio.

A lo anterior se suman las arbitrarias “iniciativas” de la burocracia para entorpecer la participación de los independientes en las elecciones, que provoca desconfianza hacia las autoridades. Además de, y vaya paradoja, la resistencia al cambio de los “agentes de no cambio”, tanto entre los castristas como entre los demócratas. También se suma a la ausencia de participantes independientes en las elecciones, el desconocimiento de las modernas técnicas de las campañas electorales, que propiciarían el avance de los grupos modernizadores de la sociedad.

Los demócratas insulares desconocen de manera olímpica que, aunque los candidatos prodemocráticos no sean elegidos a los cargos públicos en la primera oportunidad en que se presentan, pueden tener otros logros: Ampliarán su base social y difundirán el mensaje puerta a puerta. Modularán el discurso a los problemas de la comunidad, apuntando a los de la nación. Establecerán estrategias electorales a largo plazo. Se creará el escenario propicio para el establecimiento de alianzas y acuerdos. Y será definitivamente un entrenamiento práctico, del proceso de toma de decisiones para los líderes democráticos de la oposición.