Cuba en crisis sanitaria, afirman especialistas

Fila en un centro de salud de La Habana para recibir la primera dosis del candidato vacunal cubano Abdala contra el COVID-19. (YAMIL LAGE / AFP).

Cuba necesita una intervención humanitaria de la Cruz Roja debido a la ineficacia de las autoridades para combatir la proliferación del COVID-19 aseguró a Radio Televisión Martí el doctor bayamés Alexander Jesús Figueredo Izaguirre.

“Hay un empeoramiento de la pandemia en todo el país. Los centros de aislamiento, creados para concentrar y cercar el virus lo que hacen es propagarlo, porque están instalados en inmuebles sin condiciones sanitarias en los que internan a los sospechosos de contagio, tanto el que dio positivo al test como el que dio negativo pero tuvo contacto directo o indirecto con enfermos”, dijo el galeno.

“A esto súmale el déficit de recursos que hay en todas estas instalaciones al igual que en los hospitales, los policlínicos, los consultorios. No hay medicinas ni para calmar un dolor, ni medios de protección y el personal de salud se reduce cada vez más, muchos han pedido la baja, otros fueron expulsados”, explicó.

Otro problema es que “los apagones influyen en la falta de confort de los pacientes que están obligados a permanecer ingresados sin fluido eléctrico, con una mala alimentación, con una higiene deplorable”.

Cuba sigue rompiendo récords diarios. El parte emitido el domingo reportó 3.519 nuevos casos, con los que el país supera los 205 mil casos y los 1.350 fallecidos.

A pesar de las noticias divulgadas por la prensa oficial de que los candidatos vacunales Abdalá y Soberana 02 han tenido una eficacia superior al 50% y que no han reportado efectos adversos graves, los positivos diarios aumentan así como la incidencia de COVID-19 en menores de edad y fallecidos en este grupo etario.

“Lo más desalentador es que no se ve que el sistema sanitario y el régimen cubano hagan nada por revertir esta escenario. Sigue Cuba sin entrar en el proyecto Covax, que le permitiría recibir dosis gratis de vacunas muy bien estudiadas”, lamentó el bioquímico Oscar Casanella desde La Habana.

“Además, la Organización Mundial de la Salud [OMS], la Organización Panamericana de la Salud [OPS], la Cruz Roja, pudieran ayudar al sistema sanitario cubano pero la irresponsabilidad y la soberbia del régimen hace que siempre rechacen los posibles convenios y las ayudas de estas organizaciones, porque es parte de su propaganda política y su marketing de servicios médicos, aparentar ser suficientes para manejar la crisis pero estamos al borde del colapso del sistema sanitario”, destacó.

El doctor Jarbas Barbosa da Silva, subdirector de la OPS, declaró recientemente que aunque no avalan vacunas, si algún país productor, como es Cuba, quiere que sus prototipos entren en el fondo solidario Covax es importante que tengan en cuenta que ellos sólo reciben vacunas que tienen la autorización del uso de emergencia que concede la Organización Mundial de la Salud (OMS).

“Por otra parte, no se encuentran artículos científicos que muestren los resultados de los estudios de los candidatos vacunales cubanos. Lo que uno encuentra es más propaganda política que literatura científica, lo que genera mucha desconfianza, por lo menos entre el gremio científico cubano y de la comunidad internacional”, señaló Casanella.

“No se conoce tampoco que se esté haciendo un estudio de inmunidad esterilizante con estos candidatos, o sea, no sabemos qué capacidad tienen para evitar o disminuir la transmisión y, por lo tanto, existe incertidumbre sobre qué porcentaje de la población debe estar inmunizada para llegar a lo que se le llama inmunidad colectiva o también inmunidad de rebaño”, manifestó.

El Programa Mundial de Alimentos (PMA) avisó en un informe reciente que la anemia constituye un grave problema de Salud Pública en Cuba.

En 14 municipios de la región oriental, la prevalencia es de más del 40% y además afecta a cerca del 38% de las mujeres embarazadas.

“Es muy preocupante, porque para que en un individuo una vacuna tenga un efecto protector, se necesita que el sistema inmune esté en buenas condiciones, y esto depende del nivel nutricional de los individuos”, alegó el bioquímico.

“La existencia de cepas del SAR-COV-2 más contagiosas, unido a una, digamos, inmunodeficiencia causada por déficit nutricional hace que seamos más vulnerables los cubanos a una vez infectados sufrir síntomas, incluso graves. Estos dos aspectos pueden estar conspirando y aumentando el porcentaje de sintomáticos y disminuyendo el número de los asintomáticos”, afirmó.

A mediados del mes pasado, Cuba confirmó la circulación en su territorio de la variante Delta del virus SARS-COV-2, la más virulenta de todas las presentes.

“Tiene un índice de reproducibilidad muy alto, digamos que es mucho más contagiosa que las cepas anteriores y esto hace que aumente el número de contagiados con síntomas que llegan a las instituciones estatales e indirectamente puede aumentar la letalidad por la simple saturación de las capacidades sanitarias de Cuba”, explicó.

Matanzas, con 1.191 casos al cierre del 3 de julio, se ha convertido en el nuevo epicentro de la enfermedad, seguida por La Habana con 537 y Camagüey con 302.

A respecto, el activista Francisco Rangel culpó a los organismos estatales de la expansión del terrible virus en Matanzas.

“Hay negligencia de los que representan al Estado, los que deben velar por las necesidades del pueblo”, dijo Rangel. “Desde ayer no tenemos agua en un sector muy grande de Colón. No hay alimentos. El mercado principal del pueblo está cerrado. La población cuando hay algo en las tiendas por MLC [Moneda Libremente Convertible] o CUP [Pesos Cubanos] se aglomeran buscando alimentos”.

En la provincia de Santiago de Cuba, el rumor de supuestos infestados tras la inoculación y la falta de transparencia del Gobierno alarman a la población.

“Son muchos los que se encuentran, en este momento, aislados, porque han tenido reacciones adversas después de la inmunización”, indicó desde la capital santiaguera, la doctora Nelva Ismaray Ortega, esposa del líder de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU), José Daniel Ferrer.

“Aquí a la sede vino un joven muy indignado porque su madre, después de la segunda dosis presentó fiebre, decaimiento, pérdida de la fuerza muscular, inapetencia. Ella es diabética y la llevaron para el hospital, estuvo mucho tiempo en el cuerpo de guardia porque no hay especialistas ya que todos los recursos humanos están movilizados con lo de la vacuna Abdala”, relató Ortega.

Después de esperar por horas, la señora fue montada en un ómnibus junto a otros enfermos y llevada a un centro de aislamiento emplazado en el Politécnico Vocacional. Allí estuvo por 24 horas con muy escasa atención porque, según cuenta su hijo, solamente laboran dos médicos y una enfermera donde hay más de doscientas personas.

“Están allí hacinadas, con reacciones adversas. A la noche siguiente despertaron a un grupo y en una guagua los fueron dejando por toda la ciudad. A ella la dejaron en un parque del barrio de Chicharrones a un kilómetro de su casa porque no había ni camas para mantenerlos ingresados”, dijo.

En un post en su perfil de Facebook, el investigador postdoctoral cubano de la Fundación FAPESP, de la Universidad Estatal de Sao Paulo en Brasil, Amilcar Pérez Riverol, aseveró que la situación de Cuba es grave: Si bien no tiene la peor ola de COVID-19 de la región, si es de los países de mayor tendencia al crecimiento de infectados.