Cuba en la órbita de la eminencia gris que fue Zbigniew Brzezinski

Brzezinski y Carter en la Casa Blanca

Para Fidel Castro, el académico polaco-estadounidense, considerado uno de los últimos supertalentos de la política exterior estadounidense, era el "villano" de las relaciones entre EEUU y Cuba.

La Fundación Memorial de las Víctimas del Comunismo anunció con una profunda tristeza el fallecimiento, el pasado 26 de mayo, de Zbigniew Brzezinski, renombrado intelectual e implacable enemigo de la tiranía en el mundo.

No es para menos pues Brzezinski, muerto a los 89 años en el Hospital Inova de Fairfax, Virginia, fue un importante asesor de la fundación dedicada a recordar a los millones de muertos que tiene en su haber el comunismo y uno de los pocos hombres de pensamiento en entender la maldad esencial y manifiesta del marxismo en el poder.

El estratega político pasó su primera infancia en Alemania en los años treinta, siendo testigo de primera mano del ascenso del nazismo, y es considerado uno de los últimos supertalentos de la política exterior estadounidense.

Consejero de Carter y las crisis con Cuba

Brzezinski junto al secretario de estado Cyrus Vance.

Como consejero de Seguridad Nacional del demócrata Jimmy Carter, Brzezinski, a pesar quizá de los devaneos ideológicos de su presidente, fue un ferviente defensor de una política de mano dura contra el régimen soviético durante la Guerra Fría y desde esa posición, entre 1977 y 1981, se enfrentó a innumerables crisis, desde la desastrosa toma de rehenes en la embajada estadounidense en Irán hasta la invasión soviética de Afganistán.

Su posición firme contra la política interna y externa de Fidel Castro le hizo objeto de la crítica constante del dictador cubano, tanto en sus discursos, como en privado.

Cuando en la Casa Blanca se comenzó a planificar el inicio de negociaciones con Cuba, siempre exigía Brzezinski, y así lo expresaba en sus memorandos, que no se podían hacer concesiones al principio, sin asegurarse de movimientos por la parte cubana. Y como ejemplo exitoso, ponía el de Hungría.

Desde febrero de 1977 pedía en memorandos al departamento de Estado, de Defensa y al fiscal general, entre otros, que entre los temas a discutir con Cuba estuviera el de los derechos humanos, las actividades políticas y militares de Cuba en el extranjero, incluido en Puerto Rico, y los lazos con Moscú.

La presencia militar cubana en África, en la década del 70, fue un tema que a iniciativa de Brzezinski se llevó a las conversaciones con La Habana. Y a pesar de que no todos los miembros del gabinete le apoyaban, como el secretario de Estado, del Tesoro y el Comercio, defendió el académico polaco, la opinión que las actividades internacionales de Cuba eran tan importantes para EEUU que no podía permitirse una normalización de las relaciones sin el compromiso de Castro de detenerlas.

Ya en junio de 1978 en entrevista con el diario The New York Times, Fidel Castro acusaba a Brzezinski de desinformar al presidente Carter en relación a la crisis en la provincia de Shaba y los rebeldes de Katangan. Declaró que el llamado rol de Cuba en la crisis es una “mentira fabricada en la oficina de Brzezinski” .

No estuvo satisfecho con la respuesta del embajador soviético en Washington, Anatoli Dobrynin, sobre la presencia en Cuba de aviones Mig-23 y así lo expuso al presidente Carter en memorando enviado el 11 de diciembre de 1978.

En comunicación del director de la CIA, Stansfield Turner a Brzezinski, le informa que fuentes (no relevadas en el reporte) de la cancillería cubana y del gobierno en La Habana destacan la actitud de Carlos Rafael Rodriguez, entonces vicepresidente del Consejo de Estado y Ministro, contra Brzezinki, al que califica de incompetente y prefiere a un Henry Kissinger. Afirma que en Cuba ven en el asesor de seguridad nacional al líder del ala derechista.

Brzezinski en cena con Deng Xiaoping.

Públicamente en febrero de 1979, cuando las tropas chinas entraron en Vietnam, Castro en un discurso culpaba a Brzezinski de coordinar con Deng Xiaoping la agresión:"¿Que habló Deng Xiaoping con Brzezinski?", se preguntaba el dictador cubano en un discurso dedicado a la aventura china.

En julio de 1979, Brzezinski informa a Carter que Estados Unidos conocía de una directiva de la cancillería soviética para que sus representantes en el extranjero promovieran el liderazgo de Cuba en el movimiento de países No Alineados (NOAL), pues Cuba ocuparía la presidencia en septiembre de ese año. La directiva pedía que se presentara la política exterior de Cuba independientemente del Kremlin e instruía a que se mantuviera en bajo perfil la ayuda y asistencia que la URSS ofrecía a Cuba. La orden fue: “hagamos lo contrario – diciendo la verdad sobre el títere soviético”.

Por esa fecha, pedía al director de la CIA que recolectara toda la información posible sobre Cuba para determinar un aumento de la presencia militar soviética en la isla, los planes de Castro para América Latina y África. Al presidente Carter el 20 y 21 de agosto le entregaba informes sobre la cantidad de tanques soviéticos que participaban en una maniobra militar en Cuba.

En el memorando sobre Estrategia de EEUU hacia Cuba de septiembre de 1979, Brzezinski planteó los objetivos de la política de Washington con Cuba:

1) reducir y eventualmente eliminar la presencia militar cubana en el exterior

2) socavar el liderazgo de Cuba en el Tercer Mundo

3) separar a Cuba de los temas de Puerto Rico

4) inhibir el poderío soviético en el ejército cubano

En el documento elabora estrategias con los países de la región, con los moderados de los No Alineados y mantiene la presión para que Cuba no obtenga un asiento en el Consejo de Seguridad de la ONU, al cual aspiraban en La Habana para dirigir los No Alineados.

Brzezinski da su apoyo a una iniciativa de Ronald Reagan.

Cuando el diplomático estadounidense William Attwood visitó Cuba y se reunió con Castro, hizo un informe a Castro donde describe el encuentro. Afirma que Castro se quejó del discuso de Carter a la nación sobre la presencia de tropas soviéticas en Cuba, realizada la noche del 1 de octubre en el Salon Oval de la Casa Blanca y acuso a Brzezinski de orquestar una operación para sabotear la Cumbre de los NOAL en La Habana. Castro exoneró a Carter de culpas y demonizó a Brzezinski, al que considera el “villano”, escribe Attwood.

De Europa a Estados Unidos

Brzezinski nació en Varsovia, su padre fue un diplomático que destinado en Alemania entre 1931 y 1935, y vió la llegada al poder de Adolf Hitler. El conflicto mundial le sorprende con su familia en Canadá, donde termina el bachillerato y se graduó por la Universidad McGill.

En Harvard, donde obtuvo su doctorado, se especializó en la política soviética. Desde la academia defendía la posición de la administración demócrata en relación a la guerra de Vietnam. Y ayudó a David Rockefeller a crear la Comisión Trilateral.

Brzezinski con Lech Walesa.

Fue asesor de política exterior del presidente Lyndon B. Johnson y Asesor de Seguridad Nacional de Carter. Durante su mandato como Asesor de Seguridad Nacional, Brzezinski rompió con la mayoría de su partido demócrata al declarse partidario de apoyar a los disidentes anticomunistas.

Durante su etapa de asesor de seguridad nacional tuvo que lidiar con varias crisis en el campo socialista, desde la invasión soviética en Afganistán hasta las huelgas de Solidaridad. Tuvo en el Papa Juan Pablo II un aliado en la defensa de los pueblos del Este de Europa.

Brzezinski logró que el gobierno de Estados Unidos proporcionara armas y apoyo a los muyahidines que se oponían a los invasores soviéticos y a sus aliados comunistas afganos. Elaboró la política de defensa de los derechos humanos que se propagó en los países del bloque comunista.

Brzezinski junto al Papa Juan Pablo II

Después de la liberación de Europa Oriental y la caída de la tiranía de la Unión Soviética, en 1991, la línea dura de Brzezinski contra el imperio comunista fue reivindicada. Mientras el mundo libre se regocijaba en la victoria de la Guerra Fría, Brzezinski y otros comprendieron con gran agudeza la importancia de conmemorar a las víctimas de noventa años de totalitarismo y educar al mundo para que tales regímenes no malearan el nuevo siglo XXI.

Brzezinski es un intelectual con más de treinta libros en su haber, dedicados fundamentalmente a la estrategia en el tablero de intereses internacionales, al análisis del rol estadounidense en un mundo cambiante y al enfrentamiento a ideologías de índole esencialmente asesina; como sin dudas fue el comunismo.

Dado su pensamiento y proceder político, Brzezinski se va de este mundo en un momento definitorio dentro del reajuste del escenario internacional, uno en que influido por el acontecer político estadounidense podría determinarse durante años un derrotero descendente o uno ascendente con respecto al devenir de la cultura occidental.