Cuba en la Segunda Guerra Fría

El refuerzo de la alianza de Cuba con Rusia en el momento actual, con la reciente firma de un acuerdo sobre seguridad -rubrivado por la parte cubana por el hijo de Raúl Castro, Alejandro Castro Espín-, no deja de ser preocupante cuando se está librando un pulso que vuelve a poner en tensión dos visiones del mundo en muchos aspectos opuestas. Esta tensión se ve todavía más clara con el desarrollo de los hechos en el conflicto de la actual Ucrania, donde Rusia ha intervenido en apoyo de los insurgentes prorrussos de Donetsk, cuyo reciente referéndum de independencia aparece envuelto por una serie de interrogantes que hacen difícil creer en su legitimidad.

Otros amigos de Rusia en Europa están mostrando su aversión a los valores europeos que se fundamentan, al menos sobre el papel, en la paz, la democracia y la igualdad. Incluso en países que se han insertado en la Unión Europea aparecen partidos, que concurren en las próximas elecciones para renovar la Eurocámara el 25 de mayo, que ensalzan los valores “rusos” frente a los occidentales de la Europa unida.

En Bulgaria, por ejemplo, la Comisión Electoral tuvo que retirar esta semana el vídeo de campaña de un partido ultranacionalista, Ataka, que presentaba Europa dividida en dos bloques. La parte occidental, pintada de color azul, se tachaba de zona de “perversidad” y se presentaba como representante del “incesto, la pedofília y el matrimonio homosexual”. En cambio, la zona oriental en torno a Rusia, pintada de rojo en el video, se elogiaban por ser la zona de los valores “correctos”.

También en los últimos días se ha presentado el nuevo mapa de los derechos del colectivo homosexual en Europa, por parte de ILGA Europe, una de las organizaciones de control sobre este asunto más importante con sede en Bruselas. Su mapa muestra cómo los derechos del colectivo gay avanzan en los países de la Europa occidental, mientras que se producen retrocesos en la oriental, sobre todo en países de la antigua URSS, como los actuales satélites prorussos, Bielorrúsia por ejemplo, donde se hacen políticas que promueven oficialmente la homofobia y que vulneran los derechos de las minorías.

En este contenxto estas alianzas estratégicas de Cuba con Rusia no dejan de resultar preocupantes en un momento en el que, además, el régimen de La Habana ha conseguido un acercamiento diplomático con la Unión Europea del que espera obtener unos beneficios económicos para sostener su actual sistema, en evidente declive. A pesar de la apertura de este proceso de negociaciones, La Habana no ha dudado en estrechar sus lazos con Moscú poniéndose al lado de Putin en un momento de muchas friccione que para algunos suponen una especie de despertar de una segunda Guerra Fría.

El acuerdo firmado por Castro Espín es también una señal de la apuesta de Cuba por reforzar la colaboración con una parte del conflicto que representa una visión del poder ejercido de forma autoritaria y que en algunos ámbitos, como el de los derechos de los homosexuales, articula políticas que suponen una lesión de los derechos fundamentales de esas personas. Otra señal que envía el acuerdo La Habana-Moscú es el grado de poder del que dispone el hijo del actual dictador, quien parece ser llamado a ser la pieza de recambio cuando toque. Sus amigos rusos estarán en ese momento a su lado, quizás dispuestos a disuadir cualquier intentona contra él.