Con la exportación de servicios profesionales como tabla salvadora, el gobierno de Cuba constriñe la educación superior a carreras que le puedan generar divisas.
La exportación de servicios profesionales representa actualmente la primera entrada de divisas para el gobierno de Cuba, y las universidades de la isla se concentrarán el próximo curso en reforzar esa dependencia, según se desprende de una información publicada por el diario Tribuna de La Habana.
En la pieza (detectada por el radar cubano del blog de Emilio Ichikawa) la publicación revela que Cuba tiene previsto para el curso 2014-2015 un plan de ingreso a la Educación Superior de más de 57 000 plazas, con un 60 por ciento de éstas (unas 39.900) orientadas a carreras de Ciencias Pedagógicas y Médicas.
Tribuna explica que “ello se debe a las crecientes necesidades de esas profesiones, no solo para sustentar la justa política social y nacional en esos frentes, sino también por lo que representan como fuente de recursos para la colaboración cubana con otras naciones hermanas en el ámbito de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América, ALBA, y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, CELAC”, dado que “cada año es más demandada la cooperación internacional de galenos y otros especialistas de la Isla”
Y aunque el reportaje afirma que “cualquier joven puede convertir en realidad (el sueño de) llegar a ser médico, ingeniero, periodista, biólogo o arquitecto, u otra profesión”, lo cierto es que el cupo para las cuatro últimas carreras citadas estará en un bombo de 17.100 plazas (el 40 % restante) que habrá que disputar armado con excelente rendimiento escolar, probada "integración" revolucionaria, de ser posible buenas conexiones, y luego, quizás, un poco de vocación.
El texto precisa que “para aspirar a las carreras universitarias, se instruye a los educandos sobre las ofertas y disponibilidades de plazas en cada facultad, de manera que al efectuar su solicitud en las boletas establecidas, señalen las diez posibles opciones, sugiriéndoles los directivos de ese nivel de enseñanza, que en las siete primeras tengan en cuenta las que más les gusten, para luego añadir las últimas tres que le permitan garantizar la continuidad de estudios en la Universidad”.
Al final todo ese proceso de disponibilidades y predilecciones obraría como una chupeta adormecedora, pues como hemos visto el 60 por ciento de las opciones se limita a ¿médico o maestro?
Tribuna revela por otra parte que más de 179 000 estudiantes (casi el triple de las plazas universitarias) cursan la Enseñanza Técnica y Profesional en la isla, en tanto otros 91 000 sólo pueden aspirar a obreros calificados, ya que “todas sin excepción (son) necesarias para impulsar el modelo económico cubano”.
La semana pasada se anunció la llegada a Brasil de otros 4.000 médicos enviados desde Cuba para completar un contingente de 11.400 incorporados al programa Más Médicos del gobierno de Dilma Rousseff. Al sumarse a otros 15.000 galenos que según la cancillería cubana trabajan en más de 60 países, el “pool” de médicos de la isla (75.000) se habría reducido en un 25 por ciento, con las previsibles consecuencias en el sistema de salud.
En un reportaje realizado sobre el tema en la isla por el periodista independiente Iván García, Oneida, un ama de casa, comentó que los especialistas escasean:
“En el policlínico donde me atiendo, la consulta de dermatología se ha reducido a una vez a la semana, por falta de médicos. Ningún hospital habanero tiene cuerpo de guardia de dermatología. Los que atienden son estudiantes extranjeros, pero su calidad deja que desear. La mayoría de los doctores reconocidos están en ‘misiones’ (trabajando en el exterior)”.
Aunque en menor medida, también se exportan docentes, desde un país donde la calidad de la enseñanza se ha empobrecido al entronizar en las aulas a los llamados “maestros emergentes”, una especie de maestro “madurado con carburo” que ha obligado a muchos padres a contratar a maestros y repasadores privados para garantizar una buena educación a sus hijos.
Algunos economistas estiman que la exportación de servicios profesionales estaría reportando actualmente al gobierno cubano más de 10.000 millones de dólares anuales, lo cual le permite compensar un creciente déficit de exportación de bienes en su balanza comercial.
Desde ese campo distintos expertos han señalado que con el énfasis en los servicios como fuente de divisas fáciles, se dejará de lado el incrementar la producción de bienes, y continuará la tendencia al incremento de importaciones con precios al alza, resultante en un mayor saldo negativo del balance de mercancías.
Otras críticas se concentran en la peligrosa apuesta por los vaivenes políticos en los países clientes que implica esta dependencia para la economía de la isla.
El economista cubano Pavel Vidal, profesor en la Universidad Javeriana de Cali (Colombia), ha calculado que una crisis en Venezuela o un eventual colapso de sus relaciones con Cuba "sería el peor de todos los escenarios para la isla", representando una caída del 7.7 por ciento del producto interno bruto que, aunque mucho menor que el desplome del 35 por ciento que provocó la desaparición de la Unión Soviética, la isla, ahora sin un colchón de reservas financieras, estaría en peores condiciones de asimilar.
Desde otro ángulo, el politólogo cubano-dominicano Haroldo Dilla expone que “los cubanos que van a Venezuela o a cualquier otro lugar, van en condiciones de sujeción legal ominosa. Realmente cobran muy poco de lo que el Gobierno venezolano paga”.
Dilla considera asimismo que esta política de exportar el capital más valioso de la sociedad –recogida en los lineamientos para el desarrollo del Partido Comunista--balancea el presente, pero embarga el futuro.
En la pieza (detectada por el radar cubano del blog de Emilio Ichikawa) la publicación revela que Cuba tiene previsto para el curso 2014-2015 un plan de ingreso a la Educación Superior de más de 57 000 plazas, con un 60 por ciento de éstas (unas 39.900) orientadas a carreras de Ciencias Pedagógicas y Médicas.
Tribuna explica que “ello se debe a las crecientes necesidades de esas profesiones, no solo para sustentar la justa política social y nacional en esos frentes, sino también por lo que representan como fuente de recursos para la colaboración cubana con otras naciones hermanas en el ámbito de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América, ALBA, y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, CELAC”, dado que “cada año es más demandada la cooperación internacional de galenos y otros especialistas de la Isla”
Chupeta adormecedora
Y aunque el reportaje afirma que “cualquier joven puede convertir en realidad (el sueño de) llegar a ser médico, ingeniero, periodista, biólogo o arquitecto, u otra profesión”, lo cierto es que el cupo para las cuatro últimas carreras citadas estará en un bombo de 17.100 plazas (el 40 % restante) que habrá que disputar armado con excelente rendimiento escolar, probada "integración" revolucionaria, de ser posible buenas conexiones, y luego, quizás, un poco de vocación.
El texto precisa que “para aspirar a las carreras universitarias, se instruye a los educandos sobre las ofertas y disponibilidades de plazas en cada facultad, de manera que al efectuar su solicitud en las boletas establecidas, señalen las diez posibles opciones, sugiriéndoles los directivos de ese nivel de enseñanza, que en las siete primeras tengan en cuenta las que más les gusten, para luego añadir las últimas tres que le permitan garantizar la continuidad de estudios en la Universidad”.
Al final todo ese proceso de disponibilidades y predilecciones obraría como una chupeta adormecedora, pues como hemos visto el 60 por ciento de las opciones se limita a ¿médico o maestro?
Tribuna revela por otra parte que más de 179 000 estudiantes (casi el triple de las plazas universitarias) cursan la Enseñanza Técnica y Profesional en la isla, en tanto otros 91 000 sólo pueden aspirar a obreros calificados, ya que “todas sin excepción (son) necesarias para impulsar el modelo económico cubano”.
Consecuencias sociales
La semana pasada se anunció la llegada a Brasil de otros 4.000 médicos enviados desde Cuba para completar un contingente de 11.400 incorporados al programa Más Médicos del gobierno de Dilma Rousseff. Al sumarse a otros 15.000 galenos que según la cancillería cubana trabajan en más de 60 países, el “pool” de médicos de la isla (75.000) se habría reducido en un 25 por ciento, con las previsibles consecuencias en el sistema de salud.
“En el policlínico donde me atiendo, la consulta de dermatología se ha reducido a una vez a la semana, por falta de médicos. Ningún hospital habanero tiene cuerpo de guardia de dermatología. Los que atienden son estudiantes extranjeros, pero su calidad deja que desear. La mayoría de los doctores reconocidos están en ‘misiones’ (trabajando en el exterior)”.
Aunque en menor medida, también se exportan docentes, desde un país donde la calidad de la enseñanza se ha empobrecido al entronizar en las aulas a los llamados “maestros emergentes”, una especie de maestro “madurado con carburo” que ha obligado a muchos padres a contratar a maestros y repasadores privados para garantizar una buena educación a sus hijos.
Peligros de la dependencia
Algunos economistas estiman que la exportación de servicios profesionales estaría reportando actualmente al gobierno cubano más de 10.000 millones de dólares anuales, lo cual le permite compensar un creciente déficit de exportación de bienes en su balanza comercial.
Desde ese campo distintos expertos han señalado que con el énfasis en los servicios como fuente de divisas fáciles, se dejará de lado el incrementar la producción de bienes, y continuará la tendencia al incremento de importaciones con precios al alza, resultante en un mayor saldo negativo del balance de mercancías.
Otras críticas se concentran en la peligrosa apuesta por los vaivenes políticos en los países clientes que implica esta dependencia para la economía de la isla.
El economista cubano Pavel Vidal, profesor en la Universidad Javeriana de Cali (Colombia), ha calculado que una crisis en Venezuela o un eventual colapso de sus relaciones con Cuba "sería el peor de todos los escenarios para la isla", representando una caída del 7.7 por ciento del producto interno bruto que, aunque mucho menor que el desplome del 35 por ciento que provocó la desaparición de la Unión Soviética, la isla, ahora sin un colchón de reservas financieras, estaría en peores condiciones de asimilar.
Desde otro ángulo, el politólogo cubano-dominicano Haroldo Dilla expone que “los cubanos que van a Venezuela o a cualquier otro lugar, van en condiciones de sujeción legal ominosa. Realmente cobran muy poco de lo que el Gobierno venezolano paga”.
Dilla considera asimismo que esta política de exportar el capital más valioso de la sociedad –recogida en los lineamientos para el desarrollo del Partido Comunista--balancea el presente, pero embarga el futuro.