El gobierno cubano planea transferir gradualmente los servicios gastronómicos del país a la gestión privada, asignándole a esta "un papel protagónico", indicaron el jueves directivos del sector.
En la actualidad está bajo administración estatal el 68 por ciento de los establecimientos gastronómicos del país, y solo el 11 por ciento de un universo de 11.000 unidades son gestionadas por "trabajadores por cuenta propia", trascendió durante un foro regional sobre calidad e inocuidad de los alimentos que se desarrolla en La Habana.
La viceministra de Comercio Interior, Ada Chávez, que es citada por medios oficiales, explicó a los delegados al congreso la nueva política aprobada por el gobierno para extender en todo el país la gestión de la gastronomía a formas no estatales (privadas).
Subrayó que al aplicar la nueva política se mantendrá la propiedad estatal sobre medios fundamentales de producción como los inmuebles, aunque los equipos, útiles y herramientas podrán ser arrendados o vendidos.
Entre los propósitos de las modificaciones la funcionaria citó el rescate de los servicios que representan tradiciones en instalaciones emblemáticas, así como también la cultura culinaria típica de cada región.
Cuba cuenta en la actualidad 8.984 unidades gastronómicas administradas por empresas estatales, 2.769 adscritas al sistema de turismo, 1.261 arrendadas por trabajadores autónomos y 215 cooperativas.
El número de trabajadores del sector privado en la isla alcanzó al cierre de julio pasado los 471.085, distribuidos entre 201 oficios autorizados, según datos oficiales.
La elaboración de alimentos, categoría que incluye las cafeterías y los restaurantes conocidos popularmente como "paladares", concita junto al transporte de carga y pasajeros y el arrendamiento de viviendas la mayor cantidad de trabajadores autónomos. Según datos del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, al cierre de julio más de 57 mil cubanos se dedicaban a "elaborar alimentos", cifra que representa el 12 por ciento del total de cuentapropistas registrados en la Isla.
La prensa independiente ha reportado que en La Habana, con la apertura de más de 400 paladares, un millar de cafeterías y decenas de dulcerías y bares privados por toda la ciudad, ha ido quedando arrinconada la gastronomía estatal, conocida por su monotonía, pobre oferta, y servicio malo y truculento.