Cuba Jurásica

LA HABANA UN DÍA DESPUÉS DE TERMINAR CUMBRE DE LA CELAC

Las agencias informativas no tienen un instante de descanso por estos días: en Ucrania ha sido derrocado un sátrapa gracias a las movilizaciones y protestas callejeras en medio del crudo invierno, la gente hace largas colas para comprobar con sus propios ojos la pompa y el boato en que vivía el ex gobernante aliado de Rusia; en Venezuela continúan las manifestaciones estudiantiles apoyadas por los líderes de la oposición, finalmente cohesionados para hacerle frente al gobierno de Maduro; en Ecuador la oposición acaba de asestar un golpe ejemplar al oficialismo al alzarse con una incuestionable mayoría de votos durante las elecciones seccionales de este domingo 23 de febrero en plazas tan importantes como Quito y Guayaquil, poniendo freno al desenfrenado Presidente de la “revolución ciudadana”. El mundo se mueve a una velocidad vertiginosa cambiando los escenarios y sacando a la luz nuevos actores, mientras en Cuba permanecemos en el Jurásico político con un gobierno de dinosaurios eternizados en el poder.
A juzgar por la prensa oficial cubana, la realidad exterior no parece existir, por eso los “sucesos” pueden ser un gris congreso “sindical” en un país donde no existen sindicatos, unas “reformas” que no reforman nada, o lo que dicta un gobierno que desgobierna a una colonia de hormigas que emplean sus jornadas diarias en procurarse el sustento, ajenas al júbilo de los liberados, ignorantes de la voluntad y valor de los opositores de Nicolás Maduro, del civismo de los ecuatorianos que optaron por controlar desde las urnas las excesivas ambiciones de poder de un camorrista investido de presidente, y de todo cuanto acontece en el mundo más allá de los arrecifes de una Isla maldita.
En especial Venezuela nos toca de cerca, por el bochornoso padrinaje de la dictadura cubana, obsoleta y arruinada, extendiendo su sombra maléfica sobre una nación rica en recursos naturales y humanos. Por suerte para ellos y para nosotros, los Venezuela no es un país de zombis. No obstante, causa ansiedad y tristeza a la vez comprobar cómo otros pueblos son capaces de lo que no el nuestro. Lástima de país Cuba, cuyos hijos eligen el silencio y la fuga antes que ejercer sus derechos frente a la satrapía verde olivo que lo condena a la esclavitud y la pobreza.

Publicado el 24 de febrero en el blog Sin EVAsión