¿Es cierto que la ley cubana para la inversión extranjera permite a los emigrantes cubanos que viven en Miami invertir en negocios en la isla?
Es cierto que un apartado de la ley cubana para la inversión extranjera contempla la posibilidad de que emigrantes cubanos puedan inscribirse como inversionistas foráneos en la isla. Un precepto que les autoriza a iniciar el proceso legal requerido para que se les reconozcan como propietarios de empresas extranjeras con licencias para operar en Cuba.
Pero este apartado es “letra muerta”, puesto que en la realidad su aplicación es nula.
Históricamente todos los trámites de reconocimiento e inscripción presentados por empresarios cubanos que intentan manejar inversiones extranjeras en Cuba no tienen resultado.
En muchos casos son negados de plano y en otros casos la solicitud se diluyen en una red burocrática de la que nunca consiguen un pronunciamiento.
El estado cubano no obstante sí obtiene ganancias por este trámite complejo que habitualmente está condenado al fracaso.
Cuba cobra por todo el proceso de inscripción, son trámites que necesitan ser pagados, formalizados y protocolizados desde sus inicios.
Además el aspirante debe contar con una representación legal especializada, lo que también significa un ingreso para las arcas estatales.
Algunos emigrantes cubanos han conseguido operar empresas en la isla valiéndose de prestanombres foráneos o usando como titular a su pareja extranjera.
Pero son contados los casos de emigrantes cubanos que consiguen invertir en el país. Mucho menos si estos cubanos residentes en los EE.UU. y especialmente en Miami.
Es cierto que un apartado de la ley cubana para la inversión extranjera contempla la posibilidad de que emigrantes cubanos puedan inscribirse como inversionistas foráneos en la isla. Un precepto que les autoriza a iniciar el proceso legal requerido para que se les reconozcan como propietarios de empresas extranjeras con licencias para operar en Cuba.
Pero este apartado es “letra muerta”, puesto que en la realidad su aplicación es nula.
Históricamente todos los trámites de reconocimiento e inscripción presentados por empresarios cubanos que intentan manejar inversiones extranjeras en Cuba no tienen resultado.
En muchos casos son negados de plano y en otros casos la solicitud se diluyen en una red burocrática de la que nunca consiguen un pronunciamiento.
El estado cubano no obstante sí obtiene ganancias por este trámite complejo que habitualmente está condenado al fracaso.
Cuba cobra por todo el proceso de inscripción, son trámites que necesitan ser pagados, formalizados y protocolizados desde sus inicios.
Además el aspirante debe contar con una representación legal especializada, lo que también significa un ingreso para las arcas estatales.
Algunos emigrantes cubanos han conseguido operar empresas en la isla valiéndose de prestanombres foráneos o usando como titular a su pareja extranjera.
Pero son contados los casos de emigrantes cubanos que consiguen invertir en el país. Mucho menos si estos cubanos residentes en los EE.UU. y especialmente en Miami.