¿Cuáles son los casos más connotados de delincuentes norteamericanos refugiados en Cuba?
El caso más reciente es el de los cubanos Vladimir López, de 38 años, y Lázaro Vigoa Mauri, de 45 años, ambos identificados como cabecillas de una red dedicada a defraudar los seguros de autos en Miami, que organizaban eventos fraudulentos entre cubanos para cobrar seguros por accidentes y lesiones personales.
Según las autoridades norteamericanas estas dos personas obtuvieron ganancias de 4.3 millones de dólares, que lograron trasladar a Cuba desde el 2006. Las autoridades norteamericanas aseguran que los dos prófugos hoy viven en Cuba disfrutando del fruto de su robo.
El prófugo norteamericano más connotado de los que residen en Cuba es Joanne Chesimard, una mujer de 65 años, integrante de los movimientos radicales Panteras Negras y Ejército de Liberación, que escapó a Cuba en 1979 tras ser condenada por asesinar a un policía de carreteras de Nueva Jersey, en 1973.
Recientemente las autoridades norteamericanas han incluido a Chesimard en la lista de los 10 más buscados por el FBI y aumentado la recompense por su captura a dos millones de dólares.
Otro caso con repercusión internacional fue el del financista y estafador Robert Vesco, a quien las autoridades cubanas dieron protección en la década de los 80 y luego condenaron penalmente tras cansarse de las promesas incumplidas del delincuente sobre financiamientos e inversiones en Cuba. Vesco murió de cáncer mientras cumplía su larga condena.
También está el caso del exagente de la CIA Frank Terpil, a quien la justicia de Estados unidos identifica como un convicto traficante de armas que reside en la ciudad de La Habana.
Y el ex agente de la CIA, Philip Agee, acusado de revelar la identidad de operativos de la CIA y quien desertó en Cuba.
Pero recientemente la mayoría de los casos son de cubanos americanos asociados a las estafas al programa de salud conocido como Medicare.
Las autoridades norteamericanas estiman que más de 40 prófugos de la justicia por estas actividades ilegales se encuentran refugiados en Cuba.
Se trata de casos como el del cubano Oscar L. Sánchez, quien no logro escapara a Cuba y fue condenado este año en Estados Unidos por lavar millones de dólares procedentes de estafas al Medicare, enviándolos al banco nacional de Cuba a través de operaciones en Canadá y Trinidad y Tobago.
El caso más reciente es el de los cubanos Vladimir López, de 38 años, y Lázaro Vigoa Mauri, de 45 años, ambos identificados como cabecillas de una red dedicada a defraudar los seguros de autos en Miami, que organizaban eventos fraudulentos entre cubanos para cobrar seguros por accidentes y lesiones personales.
Según las autoridades norteamericanas estas dos personas obtuvieron ganancias de 4.3 millones de dólares, que lograron trasladar a Cuba desde el 2006. Las autoridades norteamericanas aseguran que los dos prófugos hoy viven en Cuba disfrutando del fruto de su robo.
El prófugo norteamericano más connotado de los que residen en Cuba es Joanne Chesimard, una mujer de 65 años, integrante de los movimientos radicales Panteras Negras y Ejército de Liberación, que escapó a Cuba en 1979 tras ser condenada por asesinar a un policía de carreteras de Nueva Jersey, en 1973.
Recientemente las autoridades norteamericanas han incluido a Chesimard en la lista de los 10 más buscados por el FBI y aumentado la recompense por su captura a dos millones de dólares.
Otro caso con repercusión internacional fue el del financista y estafador Robert Vesco, a quien las autoridades cubanas dieron protección en la década de los 80 y luego condenaron penalmente tras cansarse de las promesas incumplidas del delincuente sobre financiamientos e inversiones en Cuba. Vesco murió de cáncer mientras cumplía su larga condena.
También está el caso del exagente de la CIA Frank Terpil, a quien la justicia de Estados unidos identifica como un convicto traficante de armas que reside en la ciudad de La Habana.
Y el ex agente de la CIA, Philip Agee, acusado de revelar la identidad de operativos de la CIA y quien desertó en Cuba.
Pero recientemente la mayoría de los casos son de cubanos americanos asociados a las estafas al programa de salud conocido como Medicare.
Las autoridades norteamericanas estiman que más de 40 prófugos de la justicia por estas actividades ilegales se encuentran refugiados en Cuba.
Se trata de casos como el del cubano Oscar L. Sánchez, quien no logro escapara a Cuba y fue condenado este año en Estados Unidos por lavar millones de dólares procedentes de estafas al Medicare, enviándolos al banco nacional de Cuba a través de operaciones en Canadá y Trinidad y Tobago.