¿Qué pudo ganar Cuba con la repatriación de Carromero?

¿Qué pudo ganar Cuba con la repatriación de Carromero?

Es evidente que el caso de Carromero fue negociado a nivel de gobiernos entre España y Cuba. La corta sanción de cuatro años de prisión impuesta a Carromero por un homicidio múltiple de tránsito, unido al anuncio de su inminente repatriación, son conductas no habituales dentro del comportamiento político del régimen de La Habana.

En condiciones naturales Carromero hubiera sido condenado a una sanción de hasta quince años de privación de libertad y languidecería en una prisión cubana por mucho tiempo.

Mucho más teniendo en cuenta que su presencia en Cuba respondía a un acercamiento de la Unión Europea con las organizaciones y figuras opositoras de la isla.

El tratamiento de poca severidad con que se ha distinguido a Carromero en Cuba solo puede responder a un acuerdo entre Madrid y La Habana.

Por lo pronto el gobierno de Mariano Rajoy ya demuestra ciertos cambios en el rumbo político hacia Cuba, que bien pudieran ser partes del acuerdo asumido por la libertad de Carromero.

Este año la oposición cubana no fue invitada a la celebración de la fiesta nacional España, el 12 de octubre, en la embajada española en La Habana.

Los representantes de España han renunciado a asumir posiciones incómodas para el castrismo en las cumbres iberoamericanas y en los foros internacionales.

Y por último, el gobierno español ha pedido hacer una interpretación flexible de la Posición Común de la Unión Europea hacia Cuba.

Conductas inusuales y que están siendo señaladas y criticadas por la oposición y la disidencia cubana.

El gobierno de La Habana pudo negociar que se asumieran posiciones menos fuertes, o nada fuertes, por el gobierno de Madrid hacia Cuba, a cambio de una solución rápida y satisfactoria para Ángel Carromero.

Además, al juzgar y sancionar a Carromero, Cuba está enviando un mensaje disuasivo a todos los activistas políticos y sociales que piensen viajar a Cuba o mantener contactos con grupos opositores.

Resulta evidente que el régimen de La Habana es el que más gana con el caso de Carromero.